Nada ha cambiado. La vida sigue igual. Somos lo que fuimos y lo que seremos. Así podemos resumir la realidad en la redacción de Peláez, pues sigue a las órdenes de su jefe sin más esperanza que sacar el periódico cada mañana y acatar las órdenes de su director. Quizás podría aspirar a algo diferente, mejor, pero no lo hace y, ciertamente, nos preguntamos la razón. Quizás porque, al fin y al cabo, tal y como hemos podido comprobar esta semana, Peláez es el único capaz de hacer entender a su jefe lo que ocurre a su alrededor o cómo puede enfrentarse a “los cuervos”. Por ahora, nos tememos, Peláez seguirá en su silla, pero mañana ¿quién sabe?
Jueves, 4 de septiembre
Buenos días, jefe.
La respuesta es no.
¿Qué dice?
No se haga el longuis, sé que iba a pedirme un aumento como cada comienzo de año.
Pues no, jefe.
¿Y eso? ¿Se ha vuelto un conformista? ¿Se ha estancado en la nada? ¿Le gusta ser un perdedor?
Nada de eso, es que no estamos en enero, sino en septiembre.
¡No puede ser! ¿No van a venir los reyes magos el domingo?
No, jefe.
Oh, qué decepción… ¿y este moreno no es de mis días de esquí con Borga, Gonzalo y Sebastián en Vaqueira?
Usted no ha esquiado en su vida, jefe.
Oh, qué engañado me tenía a mí mismo, Peláez.
Lo sé, jefe, se ve muy distorsionado.
Tampoco se crea. Bueno, voy a salir a correr, tengo apuntado en la agenda que el día doce hago una maratón.
No es una maratón de atletismo, jefe.
¿Ah no?
No, es de aspirar flanes.
Uf, menos mal. Tráigame cuarenta.
¿Cuarenta?
Son los que caben en la mesa, lo tengo medido, luego le pido más.
Brrrr…
Viernes, 5 de septiembre
Buenos días, jefe.
Ni buenos días ni nada, hay que empezar la renovación desde ya.
Me parece perfecto, hay que sacar este periódico adelante.
Bien dicho, Peláez. Empecemos por el prinicipio.
¿La portada?
No, desayunando.
Me lo imaginaba.
Ñam ñam glup glup y bien, ¿qué ideas tiene?
Cambiar el enfoque de todas las secciones, darle más protagonismo a Internacional, reducir el espacio de deportes, buscar el interés humano, cambiar el diseño, añadir colaboradores para…
¡Pare, pare, pareeeeee!!!
¿Qué pasa?
Todo de golpe no va a poder ser.
¿Y por dónde empezamos, jefe?
Lo del diseño, es algo que yo también tenía en mente.
¿Nueva cabecera y tipografía?
No, nuevo tamaño.
¿Tamaño?
Sí, mire… ¿Lo ve?
Sí.
¿Qué ha visto?
Un avión de papel lanzado por usted cayendo en picado tras un vuelo de metro escaso.
Pues eso, es el tamaño del periódico, tiene que ser más alto y estrecho para que surque los cielos.
Jefe, tenemos que pensar en los lectores.
Y en los lanzadores de avioncitos.
Pero…
Pero, nada, alto y estrecho, así será el periódico y se acabó. Fin de la reunión.
Aún le queda croissant.
Seguiremos un poco. Siguiente tema.
Lunes, 8 de septiembre
Buenos días, jefe.
Ñuf caf ref criii arrgh.
Oigo el mecanismo de su cerebro, jefe.
En efecto, Peláez, estoy pensando.
Pues parece que mira la pared.
También. Tengo grandes planes para esta pared.
Ya era hora.
¿Por qué lo dice?
Porque está desconchada y en un estado deplorable.
Ya, pero… ¿se ha fijado en esto?
Sí, jefe, una mancha de humedad.
Si se fija bien, ¿no ve ahí la cara de Jesucristo?
No, jefe.
Creo que podemos sacar dinero con esto, Peláez.
Jefe, ahí no se ve la cara de nadie.
¿Y un pie? ¿Podemos decir que es un pie de la Virgen?
No, jefe.
¿No lo ve como lugar de peregrinación, entonces?
Me temo que no.
Pues nada, píntela.
Tengo rueda de prensa.
No vaya.
¿Y qué ponemos en el periódico?
Este poema de Neruda.
No es de actualidad.
¿Cómo que no? Es de hoy mismo, mire: “Puedo escribir los versos más tristes esta noche”. ¿Lo ve? Esta noche.
Ya.
Pues venga, a pintar.
Martes, 9 de septiembre
¿Qué le parece, Peláez?
No sé, jefe.
Puedo engolar la voz.
No creo que sea suficiente.
¿Lo dice en serio?
Totalmente.
¿Cree que me reconocerán?
Unas gafas sin cristal, una nariz y un bigote con pelo gatuno no son el mejor disfraz, jefe.
Pues deme alguna alternativa, los cuervos están al llegar.
¿Por qué no quiere que le reconozcan?
Mire.
¿Qué me enseña?
Los planes para el último cuatrimestre.
Es un folio en blanco.
Pues eso.
Póngase la nariz ésa, jefe.
¿Así?
Perfecto.
Gracias, Peláez.
Suerte, jefe, la va a necesitar.
Miércoles, 10 de septiembre
Le paso una llamada, Peláez.
¿De quién?
Mía.
Entonces me llama usted, jefe, no me pasa la llamada.
Coja, haga el favor.
Está usted a mi lado, no necesitamos el teléfono.
Hay que usar las nuevas tecnologías, es una de las prioridades de la empresa para el futuro a corto plazo.
Está bien ¿diga?
Me gustaría hablar con Peláez.
Soy yo.
Lléveme el desayuno al despacho.
Tengo que ir a hacer un reportaje.
¿Sobre qué?
Sobre la depresión posvacacional.
Estuve allí, en el ochenta y tres, precioso paisaje.
No es un accidente geográfico, jefe.
Lo sé, lo hicieron a propósito, con excavadoras y toda la pesca.
Usted no se entera de nada.
Es posible, pero tráigame el desayuno o le despido. Adiós.
Adiós.
Los cables de las conversaciones que mantiene Peláez con su jefe (#Pelaezleaks) en la redacción de un periódico de provincias los puedes encontrar a diario en la página oficial en Facebook de 360gradospress.
La foto es de @Marga_Ferrer
Marcos García