Un hombre desorientado

Aunque parezca mentira tratándose de un director de periódico, lo cierto es que el lenguaje es algo extraño y en muchos casos desconocido para el jefe de Peláez. Su incomprarable (e inconcebible) manera de pensar le hace confundir los términos más sencillos, enrevesándose hasta el absurdo. Prueba de ello, esta semana estaba dispuesto a ir a la perrera para buscar a su hijo porque le habían dicho que era un “perroflauta”. Pero no solo el lenguaje es algo complicado para este hombre, sino también la realidad. De hecho, desorientado, se metió en la lavadora creyendo que era el ascensor y quemó todas sus facturas pensando que así las deudas desaparecerían.

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Jueves, 18de abril

 

– ¡zeláeP!
–…
– ¡Peázle!
–…
– ¡lePáez!
–…
– ¡Peláez!
– ¡Jefe!
– ¡queSáme aquí de!
– ¿Qué?
– ¡Sáqueme de aquí!
– ¿Dónde está?
– ¡Aquí!
– ¡Jefe! Venga, salga…
– Uf…. Gracias Peláez, qué sufrimiento…
– Pero, jefe…
– Llame al técnico, ese ascensor está loco.
– Es la lavadora, jefe.
– ¿La lavadora?
– Sí, le ha centrifugado.
– Carajo… ya decía yo…
– ¿Pero qué quería?
– ¿Qué voy a querer? Bajar al bar, leñe.
– Por las escaleras, jefe, no tenemos ascensor.
– Dios, siempre se me olvida.
– Huele muy bien, jefe.
– Gracias. Y ahora, haga lo que tiene que hacer.
– ¿El qué?
– Tiéndame.
– Voy a por pinzas.
– Yo voy abriendo la ventana.

 

Viernes, 19de abril

 

– ¿Pero qué hace,jefe?
– Despedirme, Peláez.
– ¿De qué?
– De la buena vida.
– ¿Desayunando lentejas con chorizo?
– Ñam son de la Armuña ñam
– Me parece demasiado fuerte.
– Fuerte el hambre ñam que voy a pasar a partir deahora.
– ¿Se va a poner a dieta?
– Sí, Peláez, tengo una celulitis del carajo.
– Vaya, jefe, lo siento…
– Bueno, hay cosas peores. La muerte, por ejemplo.
– No sea fatalista.
– Vale. Bueno, rebaño el plato y me voy a laperrera.
– ¿A la perrera?
– Sí, tengo que buscar a mi hijo.
– ¿Su hijo?
– Parece ser que lo han hechizado.
– ¿Hechizado?
– Pregunta usted más que el psiquiatra, Peláez. Sí,me han dicho que ahora es un perroflauta.
– Jefe, eso es una persona que está contra elsistema. Es un término despectivo.
– Despectivo, eh…
– Vejatorio.
– Vejatorio, eh…
– Injurioso.
– Injurioso, eh…
– ¡Chungo!
– Ah, vale, hable claro carajo. Parece usted untipo culto en lugar de un periodista. Entonces nada, voy a servirme otro plato.Puede retirarse.

 

Lunes, 22de abril

 

– Buenos días,jefe.
– Serán para snif usted snif.
– ¿Por qué llora, jefe?
– Buaaaa snif porque snif vengo del aeropuerto dedespedir a mi hijo.
– ¿Y eso, jefe?
– Ha tenido que emigrar para ganarse la vida.
– No, jefe.
– ¿Cómo que no? Buaaaa snif. Acabo de dejarlo en elcontrol snif de pasaportes.
– No ha emigrado. Se llama movilidad exterior.
– ¿Movilidad exterior?
– Exacto.
– Eso suena bien.
– Claro.
– Qué alegría me da, Peláez… Aunque me temo que nopodrá volver hasta que pase la crisis…
– No es una crisis, jefe, es una desaceleración.
– ¿Ah sí? Poca cosa, entonces.
– Claro, no se preocupe.
– Uf, con lo mal que lo he pasado.
– Ha sido un instante de tristeza en diferido,jefe.
– ¿Solo eso?
– Solo eso.
– Me deja usted tranquilo, Peláez. Si el médico medejara, me tomaría un whisky para celebrarlo.
– Tome, jefe, aquí tiene.
– No puedo, Peláez.
– Tranquilo, tan solo es un liquido producto deldestilado de un compuesto amiláceo en estado de fermentación.
– ¿Ah sí? Glup ¡qué rico! Gracias
– Las suyas, jefe, las suyas.

 

Martes, 23de abril

 

– ¡Jefe!
– ¿Qué pasa, Peláez?
– ¿Pero no ve la hoguera?
– Ah… no se preocupe, son facturas.
– ¿Facturas?
– Sí, las quemo y, mágicamente, desaparecen.
– ¿La táctica del avestruz, jefe?
– ¿Lo dice por mis enormes huevos?
– No, porque entierra la cabeza en la tierra.
– No sé a qué se refiere…
– No puede negar la realidad.
– No la niego, pero me supera.
– Lo sé, quizás sea hora de dar un giro radical.
– No me gustan los hombres, lo siento hijo…
– Me refiero al periódico.
– ¿A cuál?
– Al nuestro.
– Me lo temía ¿Y qué podemos hacer?
– Aún no lo sé.
– Pues piénselo, mientras tanto baje a lacarnicería a por unas morcillas.
– Jefe…
– No voy a desaprovechar estas brasas, Peláez… Noestá el tema para derrochar.

 


Miércoles,24 de abril

– ¡Peláez!
– ¿Sí, jefe?
– Necesito su ayuda.
– ¿Con qué?
– Con el aparatejo diabólico este.
– ¿Qué aparatejo?
– El ordenador, carajo.
– ¿Qué pasa?
– Mire, intento escribir una carta y no soy capaz…
– Tiene que cambiar la sangría, jefe.
– Es calimocho.
– Me refiero a las líneas del texto, no estás justificadas.
– Es una carta de amor, Peláez, y el amor no necesita justificación.
– Ya, pero…¿una carta de amor con Courier?
– No, la llevaré yo mismo, en persona.
– Aquí yo metería un salto.
– Estoy bien sentadito, gracias.
– Bueno, pues creo que ya está…
– Muy bien, pues me voy.
– ¿Está enamorado, jefe?
– Sí, Peláez.
– ¿De quién?
– De Jupp Heynckes.
– Es un hombre, jefe.
– Es el hombre, Peláez, el hombre.
– Su madridismo le ciega.
– En absoluto. ¿La salida, por favor?
– Esa puerta.
– Adiós
– Adiós


Loscables de las conversaciones que mantiene Peláez con su jefe (#Pelaezleaks) en la redacción de un periódico deprovincias los puedes encontrar a diario en la página oficial en Facebookde 360gradospress.

La foto es de Marga Ferrer.

Javier Montes

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