“Traga que traga. No importa quién se tragó a quién. Una persona tragó pastillas y el virus quedó inactivo”. Ésta es la letra con la que el coro zimbauense Jimila ha dotado a una de sus canciones populares. Su intención es demostrar que combatir el sida es posible. Y como éste, muchos otros coros autóctonos apoyan a la población de Zimbaue a tratar con esta enfermedad. La música es su única herramienta. Médicos Sin Fronteras ha querido que este fundamental trabajo comunitario traspase fronteras.
“¿Por qué tantísimas personas mueren por una enfermedad que tiene tratamiento?”, se preguntan muchos al conocer la situación del sida en África; una situación injusta y, en gran medida, incomprensible. Mientras que en los países desarrollados hace años que apenas nacen niños con VIH, la cantidad de recién nacidos con este virus en dicho continente sigue siendo muy elevada. El caso de Zimbabue es uno de los referentes. Las recurrentes cifras así lo demuestran: allí, uno de cada siete adultos está infectado, así como 150.000 menores. Ahora de otra forma: a la semana mueren 1.300 personas por causas relacionadas con el sida. Y estamos hablando de un único país.
Pero la realidad es siempre más compleja de lo que ya parece a simple vista. Zimbabue aún está recuperándose de la crisis económica que le sacudió a mediados de los años noventa. Así, su tejido social permanece fracturado a la par que debe hacer frente a una problemática de semejante calibre. “El sida es una emergencia nacional”, apunta Mari Carmen Viñoles, coordinadora general de Médicos Sin Fronteras (MSF) en este país.
La prevención y el tratamiento precoz que hace treinta años (cuando se supo de la existencia de este virus) eran impensables, ahora permiten barajar datos tan alentadores como que una persona que comienza el tratamiento de manera temprana tiene un 96% menos de probabilidades de transmitir el virus a otros. Así lo demostró una investigación publicada el pasado 2011. Y, obviamente, reducir la transmisión significa reducir también el número de infecciones. Entonces, ¿qué ocurre para que estos medios no lleguen a determinados destinos?
La causa se extiende desde el plano local hasta el internacional: la situación económica de Zimbabue y otros muchos países no posibilita las infraestructuras necesarias para que los medicamentes lleguen a todos los núcleos de población. Además, los condicionantes culturales siguen siendo muy fuertes. “Mucha gente no quiere hacerse el test para no ser señalada. Nosotros solemos decir que el sida no mata, sino que mata la ignorancia”, explica Mari Carmen.
A todo ello cabe sumar la presente coyuntura de la comunidad internacional, cuyas ayudas están siendo objeto de recortes, algo que puede pasar una factura muy cara a millones de personas. En palabras de la coordinadora de MSF: “El Fondo Global canceló en su último encuentro en Ghana la próxima ronda de financiación, la cual debería empezar en marzo de este año. Y no se sabe cuándo será la siguiente. Esto significa que hay gobiernos que van a dejar de percibir este año o el que viene un dinero, por lo que no se podrá mantener a mucha gente en tratamiento. Y lo peor que puede pasar es que a una persona se le suspenda el tratamiento, porque se pueden crear resistencias”.
En este contexto nace Postive Generation, un trabajo musical coordinado por MSF que ha contado con la colaboración de artistas como Alejandro Sanz, Juan Luís Guerra, Carlos Vives o Antonio Carmona, entre otros. Todos ellos han aportado su granito de arena a la música que desde hace años producían muchos coros zimbauenses con la intención de concienciar a la población y combatir esta enfermedad. Se trata de melodías y ritmos entonados por una generación que convive con el sida y sabe de primera mano, pues muchos de ellos están infectados, que con el tratamiento adecuado se puede tener una buena vida. “Es posible un futuro sin tanto sufrimiento y sin tantas muertes. El sida puede pasar a ser una enfermedad crónica y puede haber menos gente infectada”, concluye Mari Carmen. Hacer de esto una realidad puede comenzar con el sencillo gesto de comprar un disco de música.
Soma Comunicación