Algún día la gente dejará de comprar música por internet

Pau Donés, cabeza y corazón de Jarabedepalo, charla con 360gradospress

ARANTXA CARCELLER, Valencia. Llega el verano. Suenan acordes en noches de encanto. Estos ingredientes aderezan la ruta de numerosos músicos. 360gradospress ha conversado con uno de estos grupos que se lanzan a la carretera para ofrecer al público lo mejor de si. En esta ocasión, el destino, la suerte y, por qué no, la música han querido que nos reunamos con Pau Donés, el alma mater de Jarabedepalo.

Este legendario grupo de rock latino nació y subió al estrellato en 1996 con su éxito La Flaca. Todos recordamos aquella tremendísima mulata de cien libras de piel y hueso, y cuarenta kilos de salsa, pues, gracias a un spot publicitario esta Flaca vendió millones de discos en varios países. Sin más, en 1997 se convirtió en la canción del verano. Sin embargo, Pau Donés quiso que su grupo no se viese circunscrito a un solo éxito. Por ello, se lanzó con Depende, y así, paso a paso, acorde tras acorde hasta llegar a su recién single A Glonende, una nueva versión de Depende con ritmos africanos.

Ahora, Jarabedepalo ya no son aquellos Jarabe de Palo de los 90. Los años y la experiencia les han llevado a crecer, evolucionar y disfrutar de su trabajo. Arriba, en el escenario de la Plaza de Europa de l’Eliana (Valencia) donde nos reciben, ellos, probando, ensayando, bromeando; abajo, nosotros, los técnicos y algunos curiosos que ya se aproximan para disfrutar de uno de los conciertos más esperados del pasado fin de semana. Llega el descanso de la prueba de sonido, los músicos se van a sus camerinos y Pau Donés y Fernando Sánchez, el manager del grupo, nos ceden unos cuantos minutos antes de la actuación.

Lleváis en el candelero desde 1996, ¿cuál es la receta, quizá, reinventarse?
Yo creo que reinventarse no. Si estás convencido de lo que haces y de cómo lo haces no es necesario reinventarse, nos reinventaríamos si estuviésemos cansados de lo que hacemos. En cambio, lo que nosotros sí hacemos es evolucionar. Vamos buscando cosas que nos hagan mejorar a nosotros y a nuestra música. En esa evolución, recientemente nos hemos metido en la Orquesta Reciclando, con la cual, se han reestrenado nuestros temas más conocidos y estamos muy contentos con el resultado. El último proyecto ha sido con la ONG Voces, que nos propuso irnos a Malí, a Bamako. Allí hemos tocado un tema, que es el de Depende, pero en el idioma de lugar.

¿Qué recuerdos o sentimientos te evoca La Flaca?
Pienso que poco a poco los recuerdos del momento, de cuando la escribí en Cuba, se van diluyendo en el tiempo. Es una canción que ya poco me evoca del pasado. Sin embargo, me gusta mucho tocarla en directo y ver la cara de la gente cuando suenan los primeros acordes de la canción. Ellos sí la esperan en cada concierto. Ahora escuchar La Flaca es una cuestión más del presente que del pasado.

Habéis hecho cambios tanto en la escritura del nombre Jarabedepalo (todo junto) como en vuestra productora, ¿a qué se deben?
Jarabedepalo es como lo dice la gente, no lo pronuncia por separado. También, nos dimos cuenta de que en internet la gente lo escribe todo junto. Le hemos dado un poco de maquillaje. Por otra parte, La Tronco Records nace porque nuestra etapa dependiente, 14 años, ya ha llegado a su fin. Ahora es el momento de hacer solos nuestro camino. Jarabedepalo está preparado, tenemos bastante repertorio y suficiente experiencia. Además, nos hemos lanzado con el proyecto de La Trono Records y nos está yendo muy bien, de pelas vamos más o menos. Artísticamente, con este primer proyecto de la Orquesta Reciclando funcionamos muy bien y, musicalmente hablando, para mí es el más completo que hemos grabado hasta el momento.

¿Cómo nace la idea de colaborar con la ONG Voces y viajar a Malí?
La ONG Voces nos propuso irnos allí a Malí. Nosotros accedimos pero sin saber muy bien a lo que íbamos, tan sólo a hacer unos talleres de música. Sin embargo, nos hemos vuelto con un video clip, un documental con la posibilidad de vender, A Glonendo, que significa Depende en bambara, por internet y con ese dinero conseguir construir una escuela en Sangarebougou. La canción fue grabada con los estudiantes del Conservatoire de Bamako. Además, todo esto nos dio la oportunidad de viajar a África por primera vez, ya no como turistas, sino a trabajar. La experiencia fue muy enriquecedora ya que pasamos de un país rico a uno de los más pobres del mundo. ¡Uf!, fíjate todo lo que podríamos contar…

Ahora, con la crisis, ¿cómo ves el panorama musical?
Yo espero que la gente algún día se dé cuenta de que lo nuestro es un trabajo que merece, como cualquier otro trabajo, ser compensado con dinero. Algún día la música se volverá a dignificar y se considerará el trabajo de los músicos. La gente dejará de comprar música por internet y la música se convertirá en un icono de colección, de identificación de la persona. Todo será como antes, aunque la música esté masificada, en el sentido de la construcción y el respeto. El mundo de las letras siempre ha estado bastante castigado. Por ejemplo, mi padre quería que yo fuese banquero y, cuando le dije que quería ser músico, me dijo hombre, eso no, a lo que yo contesté, ¿por qué no?

Marga Ferrer

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