Himnos de colorido rastafari

The Wailers pasean la nostalgia de Bob Marley por Valencia

ÓSCAR DELGADO, Valencia. Aunque la cultura rastafari siempre procura separar de sus influencias a la música reggae, ésta se unió indefectiblemente a la primera desde que el líder original de The Wailers, Bob Marley, fallecido hace 28 años, generalizara la asociación de los colores verde, amarillo y rojo y el león de Judá, símbolo etíope, a la musicalidad de sus letras de origen jamaicano, como máximo exponente del reggae. Precisamente, esas mismas tonalidades, son las que lució en su sudadera el actual cantante de la banda de Kingston, Elian Atias, durante la actuación que el mítico grupo ofreció el pasado viernes 13 de febrero en la sala Greenspace de Valencia bajo la supervisión rítmica de Aston Barrett, alias Family Man, bajista y principal superviviente de los originales Wailers.

Como gancho musical puesto sobre el escenario, los componentes de The Wailers dispusieron suavemente de inicio los ritmos reggae con los que respondieron a la expectativa generada en las cerca de 600 personas que acudieron en Valencia a la cita con la nostalgia bobmarleyliana. La banda, que está a punto de cumplir su 50 aniversario, comenzó su repertorio con esta propuesta introductoria de diez minutos de duración. Parecía que hubieran querido rendir así el particular tributo de la noche a su ex líder, Bob Marley, con el micrófono del centro de la escena sin ocupar, vacío, bajo la atenta mirada de un foco cenital que lo iluminó sin descanso hasta que la actual voz de la banda, Elian Atias, hizo acto de presencia con los acordes de ‘So much things to say’, canción incluida en el disco Exodus (1979), al que The Wailers homenajean en esta gira al cumplirse 30 años de su publicación. Una forma trepidante de comenzar a dar vida a los asistentes que, ataviados con la estética de rigor de la cita, y barnizados con rastas, canas, arrugas o vello púber demostraron que el reggae y la cultura que lo rodea no tienen edad.

La tensión dramática se mantuvo bajo el frenesí y la facilidad del baile reggae, salpimentado por la incorporación progresiva de los temas más míticos de la banda, recurrentes vehículos para la recuperación de un auditorio ganado de antemano. ‘No woman, no cry’, ‘I shot the sheriff’ o ‘One love’ no defraudaron a los aficionados a un estilo musical convencidos de antemano de que iban a ver un espectáculo a su gusto, aunque sin más alardes que los evocados por el recuerdo del líder que se fue en 1981.

Óscar Delgado

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