El poder de la mirada

En un mundo marcado por ojos fijados en las pantallas de los móviles, mirarse cara a cara se ha convertido en una auténtica revolución. Permite expresar, sentir y comunicarnos en una sociedad cada vez más individualista. Por eso, surgió “Mirémonos”, un proyecto al que hemos querido conocer mejor en 360 Grados Press y que ya ha cautivado a personas de varias ciudades que se han llevado consigo una vivencia propia y única.

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Mirarse a los ojos, cara a cara, profundizar en el interior de las pupilas de la otra persona y desnudar lo que las tuyas esconden. Un acto tan sencillo pero cada vez menos frecuente al encontrar el muro de una pantalla de móvil o de ordenador. Por ello, ha llegado a convertirse en todo un acto revolucionario por lo que implica: expresar, sentir y comunicarnos de tú a tú.

 

De ahí surgió “Mirémonos“, de la mano del fotógrafo y psicólogo José Bravo. “La mirada viene siendo el lugar en el que se juntan mis dos pasiones –comenta- y sobre la que reflexiono y planteo mi trabajo. Mirarnos sin cámaras era un ejercicio que proponía en los talleres, solo que esta vez necesitaba experimentarlo yo, solo, en la calle, proponerle al mundo que nos miremos, de improviso, sin avisar, y exponerme, de paso, al ejercicio tan potente de ser mirado, sin saber quién iba a aparecer o qué iba a ocurrir”.

 

Por tanto, un día de abril de 2016 se sentó en una plaza del barrio valenciano de Ruzafa bajo un cartel que indicaba “Mirémonos”. Lo que ocurrió después le hizo darse cuenta de la necesidad y de lo potente que era esta propuesta y quiso aportar su pequeño grano de arena al lugar en el que vive. Y en otros muchos, porque se ha realizado en Castellón, Onda, Alicante, Barcelona, Ávila, Zaragoza, Madrid, Buenos Aires, Córdoba (Argentina), París, Roma, Londres y Constanza (Alemania). De hecho, este fin de semana, el día 26, se vuelve a celebrar en el ‘Igualment-Fest’ de Valencia, donde ya formó parte de la programación de varios festivales o de la Facultad de Psicología de la Universitat de València.

 

Según explica Bravo, “Mirémonos” es una propuesta sencilla a la parte que compleja: “Lo que se propone es eso, literalmente, mirarnos. Hacerlo en un espacio público implica una especie de invitación y, también, de llamada de atención al mundo en el que vivimos y en el que hemos dejado de mirarnos, en el que vamos con prisa a todas partes, en el que observamos una pantalla, en el que nos invitan a desconfiar, en el que estamos deshumanizándonos, dejando de contactar con los demás, sobre todo en las ciudades”. De ahí que pueda parecer difícil, pues es una iniciativa que ocurre en el presente y, por tanto, siempre es impredecible en un mundo en el que se quiere controlar las situaciones.

 

Así pues, cada persona que llega a “Mirémonos” lo hace con su propia carga, sus prejuicios y sus creencias. Por eso, cada persona se lleva una vivencia única y propia.  “Hay personas que vienen por curiosidad, más como espectadores; otras necesitan parar y ejercitan una especie de meditación; otras necesitan que les miren, comunicar o expresar algo, simplemente liberarse, o contactar con otras personas”, señala José Bravo y añade que cada acción de mirarse con el otro, cada experiencia, es distinta.

 

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Atrévete

Al ser un ejercicio de exposición máxima, el éxito de esta propuesta no radica tanto en  cuánta gente acude, sino en el hecho de atreverse a hacerlo desde el punto de vista organizativo. “Ha habido ocasiones en las que he estado solo y no se ha sentado nadie, otras en las que han venido pocas personas, y en otros eventos ha venido mucha gente. Me parece que participa no solo quien se sienta a realizar el ejercicio, sino quien reacciona de uno u otro modo; es decir, quienes se quedan mirando a un lado, tímidos, o simplemente curiosos, quienes sienten bloqueo o reaccionan con perplejidad, también participan y se llevan su propia experiencia”, apunta.

 

A partir de la propia experiencia de José Bravo y de las reacciones de los participantes, mirar y ser mirados se ha convertido en un “ejercicio movilizador, inspirador, creativo, terapéutico y sanador“. La adicción a los smartphones y la desconexión con el otro es uno de los motivos de que se pusiera en marcha este proyecto y el ejercicio de la mirada en la actualidad “supone una práctica revolucionaria“.  

 

Se dice que la mirada refleja el espejo del alma, pero lo que se encuentra fuera, en otra persona, está más relacionado con uno mismo, ya que se conecta con muchas sensaciones; o no, dependiente de la apertura a ellas. “Nos podemos encontrar con prisas, con incomodidad, con ternura, con gratitud, con picardía, con apoyo, con aceptación, con el amor. Cuando dos personas se despojan de maquillajes y se dejan llevar en el presente por esta acción lo que ocurre y lo que nos encontramos, es magia”, subraya el fotógrafo.


@_Guiomar_

Patricia Moratalla

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