Donde habitan los libros

Existen una serie de villas cuyos vecinos tocan a más ración de cultura que la media de cualquier otro núcleo de población. Este verano en 360 Grados Press hemos tenido la oportunidad de hacer parada en una de ellas.

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Tenía decidido que quería salir de Madrid sí o sí y, un día, Jesús Martínez lo vio claro: la vallisoletana localidad de Urueña, de apenas 198 habitantes censados, sería su nuevo hogar; por lo que se mudó hace 23 años. La fundación que allí se encuentra dedicada a la figura del músico y folclorista zamorano Joaquín Díaz atraía – y lo sigue haciendo – a un público interesado en la etnografía, de manera que abrió una librería especializada en dicha materia. Por su parte, Fernando Gutiérrez narra una historia bastante similar: él también estaba cansado del carácter “inhóspito” de la capital, así que instaló su taller de encuadernación hace más de dos décadas en este pequeño pueblo amurallado, desde donde sigue reencuadernando y restaurando libros antiguos como había hecho siempre. “Hablamos más de una opción de vida que de un negocio. El invierno pone a cada uno en su lugar, pues solo es apto para gente afín al mundo rural“, matiza Jesús, que ahora ostenta, además, el cargo de concejal de cultura. Con todo, ninguno de los dos entrevistados imaginaba cuando cogieron sus respectivos bártulos que habían escogido como destino la que se convertiría tiempo después en la primera y, por el momento, única Villa del Libro de España.

 

Una iniciativa local para un concepto internacional

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Poblaciones de reducido tamaño que guardan, por un motivo o por otro, un estrecho vínculo con la cultura. En términos generales, esta podría ser una buena definición para las llamadas ‘villas del libro’, un movimiento que nació en 1962 en Hay-on-Wye (Gales) – punto de referencia para cualquier letraherido que se precie – y que ya tiene réplicas en muchas partes del mundo. En el caso concreto de Urueña, la iniciativa comenzó a rodar el pasado 2007 de la mano de la Diputación de Valladolid con diez librerías – cada una de ellas con temáticas diferentes como requisito – y el Centro e-LEA Miguel Delibes, al cual se han ido sumando otros museos, como el dedicado al cuento o a la música. De esos establecimientos iniciales solo se mantienen dos: el de Jesús y la Librería Páramo, centrada en el mercado de segunda mano. Eso sí, este último con un transvase de propiedad mediante. “Me enteré del proyecto y me asocié con quien gestionaba el negocio por aquel entonces Vivía en Barcelona, era creativo publicitario y estaba harto. Esto representó un cambio radical tanto por el mundo de la publicidad como por la ciudad, pero me gusta tanto que ahora no tengo la sensación de estar trabajando“, reconoce Víctor López-Bachiller, que es el actual dueño del comercio en solitario.

 

La experiencia es un grado que lleva a la perfección, o casi

Justamente, Isaac García e Inés Toharia, los gerentes de El Grifilm – la librería carrasqueña dedicada al séptimo arte – vivieron durante años muy cerca de Hay-on-Wye, por lo que conocen de primera mano cómo se desarrolla la villa del libro por excelencia. “Obviamente, nos falta un poco hasta llegar al nivel de allí, pero es que ellos llevan más de 40 años de rodaje. En cualquier caso, confiamos en que aquí va a funcionar bien en un futuro próximo“, afirma Isaac. Esta sensación es compartida por los implicados en el proyecto, quienes van reparando sobre la marcha en aquellos aspectos que podrían mejorarse. Por ejemplo, todos ellos, sin excepción, apuntan a un ansiado cartel en la autovía que anuncie el proyecto que aquí se cuece. Se trata, en definitiva, de una promesa de la Administración que está haciéndose esperar más de lo previsto. “Muchas personas pasan por el pueblo y no saben lo que hay montado hasta que se desvían por casualidad o lo visitan por otras razones“, argumenta Ana, la dependienta de La Boutique del Cuento.

 

Caldo de cultivo enriquecedor para propios y extraños

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Un vecino interrumpe la conversación con los propietarios de Primera Página para preguntar por el número de mayo de El Cisco, el periódico local. Tamara Crespo y Fidel Raso pausan su discurso de inmediato para ofrecérselo amablemente. Ambos han sido los últimos en recalar en Urueña – exactamente, el 1 de agosto – con una librería especializada en periodismo y en fotografía, sus profesiones, y bien podrían servir como ejemplo de ese porvenir esperanzador que líneas antes se citaba. Porque este matrimonio aspira a que su local se convierta en una suerte de punto de encuentro para los ámbitos a los que han dedicado más de la mitad de sus vidas y de los que, a pesar de no trabajar ya en una redacción o sobre el terreno, no se desvinculan por completo. Además, en una anterior etapa en el pueblo iniciaron la mencionada publicación y, aunque tuvieron que hacer un paréntesis en 2004, recientemente la han retomado por petición popular. “Esto nos reporta una máxima satisfacción, porque la gente comparte sus impresiones cara a cara, tanto las buenas como las malas“, declara Tamara.

 

Del mismo modo, cada partícipe de la Villa del Libro busca poner en valor su área con iniciativas paralelas – talleres, charlas, exposiciones, cinefórums, etcétera – que no hacen más que contribuir al sano desarrollo de Urueña, ese municipio vallisoletano que, discretamente, ha conquistado a autóctonos y a forasteros, así como se ha consolidado a modo de refugio para el patrimonio histórico y cultural. No es de extrañar, por tanto, que muchos libros decidan habitar en él.


@LaBellver

José Manuel García Otero

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