Un par de reflexiones sobre la sostenibilidad de los museos

Hace unos días se celebró en todo el mundo el Día Internacional de los Museos, una fiesta instaurada en 1977, en San Petersburgo, tras la celebración de la XII Conferencia General del ICOM. Su fin era y es muy claro y necesario: concienciar a la ciudadanía de la importancia de los museos en la sociedad.

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Muchasson las actividades que se han desarrollado estos días pasados en  la mayoría de museos del mundo, desde conferencias,actuaciones musicales, talleres para todas las edades, o las ya tradicionales”noches blancas”. En nuestro país, los museos de Madrid y Barcelona son los quehan registrado una mayor afluencia de visitantes,  pero resultan espectaculares las cifras deParís con su “Noche de los Museos“,  unainiciativa muy consolidada que cuenta con el beneplácito entusiasta del públicogalo. En la presente edición ha sido seguida por más de ciento treinta milpersonas. Como veis, no es moco de pavo. Ojala sigamos su ejemplo a esta partede los Pirineos.


Enlas últimas décadas los museos han experimentado una importante transformación,ajustándose a las nuevas exigencias sociales.  Han dejado de ser meros depósitos de tesoros parapasar a dar respuesta a  una sociedad queles demanda cada vez más un mayor compromisocultural y educativo.  Se les exige quesean dinámicos y cambiantes, que mantengan una oferta atractiva capaz decombinar la exhibición de las colecciones permanentes con exposicionestemporales atractivas para el gran público. 

También se les insta a que desarrollen su función educativa,  lo que les obliga a invertir y desarrollarelementos didácticos, desde gabinetes y equipos de didáctica a elementosexpositivos, actividades lúdicas, talleres, publicación de guías y monografíasasí como todo tipo d material educativo. Tampoco deben de olvidar su funcióncientífica, animándoles a impulsar la investigación sobre sus colecciones ydifundirla. De manera pareja el desarrollo tecnológico les obliga también a realizarimportantes inversiones en infraestructuras informáticas y audiovisualescapaces de facilitar la cada vez más compleja interacción con los visitantes.Pero sobre todo se les obliga a ser motor económico,  lo que les ha llevado  convertirse en centros de atracción turística.En definitiva, la triada mágica de cultura, educación y rentabilidad económica.
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La crisis económica y las consabidas políticas derecortes han conducido a la mayoría de instituciones museísticas a una situaciónmuy complicada de difícil solución. Hoy más que nunca urge buscar fórmulas económicasque les permita mantenerse y desarrollas sus funciones sociales, culturales yeducativas. Unas fórmulas que combinen la financiación pública con la privada. Nohay otra fórmula. Pero para que las empresas privadas se interesen por losmuseos se deben desarrollar políticas que muestren importantes atractivosfiscales, algo que de momento no existe en nuestro país.


Urge, pues, una ley demecenazgo que palié la salvaje subida del IVA aplicada a la difusión de lasobras culturales con excepción del libro. Hay que buscar atractivos fiscalespara las empresas, fórmulas como las que se aplican en Francia que permitenestablecer acciones de  cooperacióncultural con deducciones fiscales para las empresas patrocinadoras entre  el 60% y el 90% de sus impuestos y que mueveanualmente más de quinientos millones de euros. No es que sea la única fórmula,puede haber otras. Pero si no actuamos urgentemente, nuestros museos peligrancomo tantas cosas en nuestro entorno. No basta con un día para llamar laatención del ciudadano, el año de los muesos también tiene 365 días. Digo.

@manologild

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