Más allá de las discotecas y del ambiente nocturno. Más allá de los cuerpos esculturales bronceados por el sol. Más allá del turismo de masas atraído por la música House. Más allá de todo ello, y apenas a unos kilómetros de distancia, la Ibiza tranquila se presenta al visitante como un auténtico paraíso por descubrir. Playas de ensueño, pequeños pueblos blancos que enamoran, carreteras secundarias que reavivan la pasión por conducir, verdes y azules que se mezclan en el horizonte. 360 Grados Press se adentra en la otra Ibiza.
Cual Jardín del Edén, Ibiza pone alalcance del visitante su propio árbol delconocimiento del bien y del mal en forma de noches interminables, cuerposde infarto y macro discotecas que abrensus puertas cada verano y desaparecen con los primeros síntomas del otoño. Noestá de más pasarse por alguna de ellas, siempre que los prohibitivos preciosde las entradas lo permitan. La noche ibicenca da más valor si cabe a la Ibizatranquila. Un paraíso a descubrir por quienes consiguen ahuyentar los cantos desirena con los que cada noche las discotecas de la isla intentan encandilar aaquellos que no pueden resistirse a los encantos de la manzana.
Superada la noche, con la energíaque aporta el aire fresco de las primeras horas de la mañana y con el depósitodel coche lleno de gasolina, los 41 kilómetros de norte a sur y los 15 de estea oeste que marcan los límites de la isla ofrecen al viajero un sinfín de posibilidades.Desde las calas y playas que bañan los 210 kilómetros de costa hasta lasespectaculares puestas de sol, pasando por los pueblos de interior, que relucencon el blanco de sus casas entre enormes pinos que tiñen de verde el paisaje.
Estos últimos son una de las señasde identidad de Ibiza. Sus cuidadas calles, el blanco radiante de susedificios, su encanto natural
San Mateu, Santa Agnès, Santa Gertrudis, SantCarles. Pequeños núcleos de población, en algunos casos limitados a una Iglesiay un bar. El silencio, la tranquilidad y la paz llevadas a su punto máximo enunas calles que por momentos parecen ancladas en el tiempo. Alrededor, el verdede los pinos que todo lo impregna. Y el aroma a Mediterráneo, cuyo azulturquesa nos asalta en todo momento, tras girar cualquier curva en lacarretera.
Unas carreteras que hacen lasdelicias de aquellos que disfrutan conduciendo, especialmente si se atreven aabandonar las carreteras principales para descubrir las secundarias. Pequeñasvías asfaltadas, por las que apenas pasan vehículos y en las que con dificultadconsiguen pasar a la vez dos coches, que circulan por el interior de la islaofreciendo un remanso de paz y unas vistas inolvidables. El sueño de todo viajero para recuperar lapasión por conducir. Esa que muchas veces se pierde entre las aglomeraciones detráfico de las urbes modernas.
Un tráfico del que tampoco se librala isla. Especialmente en los núcleos de población de Ibiza y San Antonio. Éstaúltima ciudad, posiblemente la que más desentona en todo el conjunto por susluces de neón y su apuesta por el turismo de masas británico, tiene sin embargouna de las mejores puestas de sol. Ya sea desde el Café del Mar o desdeKumharas, uno tiene la posibilidad de apreciar esta maravilla de la naturalezaal ritmo de música chill out. Tambiéntiene cerca San Antonio una de las mejores playas de
Ibiza, Les platges de Comte, un paraíso de aguas cristalinas ycalmadas. Una piscina en medio del Mediterráneo.
De playas de ensueño y de rinconesmarítimos únicos también sabe el norte de la Isla. Desde Santa Eulalia a SantMiquel la carretera es una sucesión de calas en las que mar y vegetación seunen formando un todo que no admite comparación. Por el camino uno puedepararse en el mercado Hippie de Es Canar. Aunque si de verdad queremos conocerel espíritu hippie de Ibiza (o lo poco que queda de él), lo ideal es conducirhasta San Miquel y, después de apreciar las espectaculares vistas panorámicasque ofrece la Cova de Can Marçà, acercanos a la Cala Benirràs. El últimoreducto hippie de Ibiza está en esta preciosa cala en la que cada día decenasde personas se unen al ritmo de los timbales para ver una de las puestas de solmás impresionantes.
Desde Ses Salines a Kumharas. DesdeSanta Eulalia a Sant Josep. Desde Sant Vicent aSant Mateu. La otra Ibiza, la Ibiza tranquila, está en todas partes.Esperando tras la puerta de cualquier discoteca.
Adrián Cordellat