Jakes Province es haitiano y médico de profesión. Llegó a España hace 36 años y analiza con 360gradospress la situación de su país un mes después de la catástrofe
ÓSCAR DELGADO, Valencia. Médico de profesión, haitiano de nacimiento. Jakes Province dejó Haití para venir a España en 1974. Desde entonces, no ha regresado a su país y ha tenido que asistir en la distancia al sufrimiento de sus compatriotas. Se ofreció a Médicos Sin Fronteras para formar parte del contingente de ayuda pero no hizo falta. Ahora, un mes después de la tragedia, planifica un viaje a Haití para este verano. Quiere ayudar a sus paisanos y espera ese momento mientras trabaja en el consultorio de atención primaria de Dos Aguas (Valencia). Atiende a 360gradospress en su domicilio de lEliana, con recuerdos y emociones que caminan entre la defensa de los valores de su pueblo y la incertidumbre por las sensaciones que le despertará su regreso a Haití.
¿Cómo conoció la noticia del terremoto?
Estaba de guardia, trabajando. Antes de irme a dormir hice zapping y vi en el canal 24 horas la noticia. Pero hasta el día siguiente no me di cuenta de la magnitud del desastre.
Como médico y como haitiano, ¿qué es lo primero que sintió?
Una emoción tremenda. Llevo 36 años sin ir a mi país. Me entró la sensación de impotencia y me dije: “Debería estar allí”. Llamé a MSF pero me dijeron que no hacía falta porque ellos cuentan ya con una lista de contactos que, ante catástrofes de tal magnitud, les permite dar una respuesta rápida.
Vive en Valencia desde 1974, ¿encuentra muchas diferencias de aquel Haití del que se fue respecto al actual?
No puedo hacer una comparación, pero por las imágenes que vimos y por lo que me contó la gente la verdad es que Haití no merecía esto. El terremoto llegó en el peor momento, justo cuando el país estaba saliendo de una situación difícil, con mucha gente colaborando. Creo que iba por el buen camino y que había mejorado bastante.
¿No le quedan ganas ahora de volver a su país?
Lo tengo claro, en verano voy. Lo que no sé es con qué grupo colaboraré porque no quiero ir de paseo. Creo que debo estar en mi país para hacer algo. Y siempre es mejor sumarse a un grupo de ayuda para reforzar la labor que estén desarrollando en Haití.
¿Mantiene familiares en Haití?
Cercanos, no. Toda mi familia vive en Estados Unidos.
En calidad de médico, y a tenor de las imágenes de la tragedia, ¿nos puede aclarar qué es lo primero y más urgente que necesitan los haitianos para recibir una buena atención médica?
La idiosincrasia de los haitianos hay que conocerla. Es un pueblo luchador. Los psicólogos que les pusieron tras la catástrofe poca faena tendrían. Somos así, a mal tiempo buena cara. Lloramos lo que tengamos que llorar, nos tiramos al suelo, pero luego nos levantamos y decimos que la vida sigue y salimos adelante. Lo que más necesitan, no sólo después de la tragedia, sino ahora también que ha pasado un mes, es material sanitario, alimentos, medicamentos, antisépticos, antidiarreicos…
Pero si Haití ya necesitaba ayuda antes de la catástrofe, ¿qué ocurrirá ahora que el eco de la noticia en los medios de comunicación se va difuminando y la necesidad de ayuda es acuciante?
Es una pena. Cuando más necesitaremos los haitianos a los medios de comunicación será, precisamente, cuando pasen cuatro ó cinco meses. Si la prensa sigue informando conseguirá que nadie se olvide de Haití. Ahora es todavía un boom, todo el mundo quiere aportar y ayudar, pero cuando de verdad se necesitará que la gente aporte algo es cuando deje de ser noticia. El país necesitará de tiempo y de un Plan Marshall para salir adelante.
Da la sensación de que Haití sólo es Puerto Príncipe y de que siempre ha habido miseria
Es una visión equivocada. Haití es algo más que Puerto Príncipe. Haití tiene unas playas vírgenes preciosas, la gente vive tranquila y segura, se comulga con el silencio. Eso no se lee nunca en la prensa y me gustaría que la gente conociera mejor el país.
¿Cómo es la vida en Haití?
La gente tiene una visión equivocada de Haití, habla de miseria y de pobreza como si allí no tuviéramos ni colegios, ni iglesias, ni universitarios. Yo estudié la enseñanza primaria y la secundaria en mi país. Y Haití no es pobre por castigo de Dios; hay un montón de fenómenos que confluyen para que sea así.
¿A qué fenómenos se refiere?
Por ejemplo la globalización, que bien podría ser un motivo por el que tanta gente ha muerto en Puerto Príncipe. Los agricultores se ven obligados a dejar sus tierras porque no pueden competir con una agricultura subvencionada. Es cuando se van a Puerto Príncipe a buscarse la vida sea como sea y a malvivir. Si esa gente hubiera seguido trabajando en su casa, a buen seguro hubiera muerto mucha menos gente. Luego dejaron de hablar de que Haití era el país más pobre para decir que era el más corrupto, como si mi país hubiera inventado la corrupción. Pues no es verdad. Un ejemplo, las empresas que fabrican las bolas de béisbol en Haití para venderlas en Estados Unidos reciben un dólar al día por lo que ellos explotan a 5 dólares la hora. Así no se favorece el desarrollo. La gente sufre. En todo el tiempo que viví en Haití nunca viví un terremoto ni un huracán. Ahora todos los años hay huracanes; no hemos hecho nada, no hemos contaminado y los que sufren los rigores del cambio climático somos nosotros.
¿Por qué eligió España?
Yo, como muchos otros haitianos, vine a España a estudiar la carrera. Luego me quedé porque me enamoré. Éramos tantos los haitianos que estudiábamos aquí que, incluso, teníamos un equipo de fútbol y otro de voleibol.
¿Cómo se ha ido informando del día a día acontecido tras el desastre?
En los favoritos de mi navegador tengo Le Nouveliste (Haití), siempre lo he seguido pero dejó de actualizar la información unos días porque su edificio también se vino abajo con el terremoto.
En las últimas semanas, los pacientes de su consultorio, ¿van a pedirle un pronóstico sobre su estado de salud o a preguntarle por Haití?
Me preguntan y me ofrecen ayuda, hay de todo. No es difícil, porque en la solapa de mi bata luzco un pin con el mensaje de Ayuda a Haití.
Participó en una subasta de talentos artísticos que se realizó hace dos semanas en su municipio de residencia, en lEliana, ¿funcionó?
Fue un éxito total, recaudamos 7.000 euros.
¿Qué es lo primero que hará cuando llegue de nuevo a su país?
Solamente con pensar en Haití me emociono. Seguro que me derrumbaré, lo tengo clarísimo. Después de 36 años tener que volver en estas circunstancias
Pero para que la gente no me vea, no por vergüenza, sino para que no se sientan mal como si estuviera llorando por ellos, intentaré ser fuerte. Cuando ya no me vean me saldrán las lágrimas.
¿Qué titular le gustaría leer en portada de todos los periódicos del mundo dentro de tres años?
“Haití no ha defraudado”.
F.C.