Muchos productos que consideramos básicos no están al alcance de todo el mundo. Lamentablemente, personas sin techo, drogodependientes o familias con niños en riesgo de exclusión social no cuentan con los suficientes recursos económicos como para adquirir medicamentos. Por ello, desde 360 Grados Press hemos querido conocer algunas iniciativas que ayudan a la recogida de estos productos para donarlos a aquellos que más lo necesitan.
Más de 2,6 millones de españoles viven en una situación de pobreza severa, según los últimos datos de la Encuesta de Condiciones de Vida del Instituto Nacional de Estadística (INE) pertenecientes a 2015 y que se dieron a conocer en abril de este año. Aunque el dato mejoró respectó a 2014, la tasa de riesgo de pobreza empeoró en dos décimas, hasta alcanzar el 22,3%.
Detrás de estas cifras se encuentran personas que no pueden hacer frente a los gastos más básicos, desde la comida, hasta la compra de medicamentos con los que curar enfermedades o, incluso, paliar un dolor con un ibuprofeno. Así pues, diversas ONG trabajan con farmacias o cooperativas como Fedefarma para poder ayudar a la gente no puede adquirir este bien considerado básico en las sociedades desarrolladas.
Una de ellas es la campaña Medicamentos Solidarios que lleva realizando el Banco Farmacéutico desde hace 10 años. En su última edición en marzo de este año consiguió recoger más de 37.000, con los que se cubrió más del 60% de los 60.000 medicamentos solicitados por 150 entidades asistenciales de toda España. Según la organización, fue todo un éxito, ya que recabaron 7.000 más que el año anterior, lo que demuestra el apoyo de la gente en este tipo de iniciativas.
De esta manera, este acto solidario trata de cubrir las necesidades de personas sin recursos de nuestro país, desde los sin techo, hasta enfermos psíquicos, familias con niños o drogodependientes, entre otros colectivos desfavorecidos. Para ello, participaron 700 farmacias y 900 voluntarios que animaban a los clientes a pagar alguno de los medicamentos sin receta que las entidades asistenciales habían solicitado previamente.
Otra iniciativa es la que puso en marcha la ONG Farmanundi en la campaña Ositos Solidarios, una original acción a través de cual farmacias españolas venden por 1 euro una bolsita con caramelos de goma que portan un mensaje solidario y asociado a uno de los valores de responsabilidad social relacionado con las personas más vulnerables.
Se trata de una campaña para la sensibilización y la captación de fondos con los que trabajar en pro de la mejora de la salud de la gente que más lo necesita y concienciar así sobre las desigualdades sociales en salud y bienestar. Desde la organización reivindican un acceso universal a este derecho, ya que, por ejemplo, 1.000 millones de personas nunca han recibido asistencia sanitaria. Además, 2.000 millones de personas carecen de acceso regular a medicamentos esenciales, capaces de salvar vidas, por lo que este tipo de campañas puede ayudar a evitar estas situaciones.
Farmamundi hace hincapié en que un tercio de la población mundial “carece de acceso a las medicinas básicas”, lo que supone uno de los principales problemas de salud pública. De ahí que ejecute acciones como la de Ositos Solidarios, ya que su recaudación se destinará íntegramente a “mejorar la salud de quienes más lo necesitan, facilitando el acceso a los medicamentos, la asistencia sanitaria y el suministro de agua potable y alimentos, entre otras acciones humanitarias”. La campaña va a buen ritmo, ya que, en solo dos meses han logrado la venta de alrededor de 75.000 bolsitas. Y seguro que son muchas más.
Asimismo, otras entidades como Cruz Roja ayudan en la recogida de medicamentos para el Tercer Mundo. Para poder donar correctamente este producto, se ha puesto en marcha la campaña europea Saber Donar con el fin de que las donaciones sean de calidad y que sigan las directrices marcadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Cruz Roja alerta de que, a pesar de los esfuerzos, “se repiten las donaciones inapropiadas de medicamentos”, por lo que se ocasionan serios inconvenientes al respecto. Por ello, señalan que no hay que entregar fármacos caducados; que no contengan el prospecto ni indicaciones; o aquellos utilizados en parte, retornados a las farmacias y de los que no se puede garantizar la calidad. A ello se une que, según la campaña, tampoco se pueden ofrecer los que cuenten con un etiquetado en una lengua incomprensible para el receptor o que no traten las patologías que necesiten ser curadas.
Patricia Moratalla