Una pregunta para el futuro

Las niñas refugiadas sirias sueñan con pilotar aviones, con ser agentes de policía, con convertirse en doctoras o en periodistas. Lo que pasa es que hasta que no participaron en el proyecto Vision No Victim nadie se lo había preguntado. Hablamos con Meredith Hutchison, la fotógrafa que trabajó con ellas y quien las retrató en el entorno profesional en el se visualizan en un futuro.

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¿Qué quieres ser de mayor? Es una pregunta recurrente que los niños y niñas del mundo desarrollado están más que acostumbrados a oír y a contestar. Más allá de aplacar la pura curiosidad, ese interrogante representa mucho más. “Es una pregunta que nos lleva a pensar en nuestras pasiones y nos dice que se nos permite desear algo por nosotros mismos”. Son las palabras de Meredith Hutchison, la fotógrafa a quien el Comité Internacional de Rescate (IRC, por sus siglas en inglés) encargó retratar a niñas adolescentes en uno de los campos de refugiados al norte de Jordania y hacerlas partícipes del programa Vision No Victim.

 

Muchas de ellas han experimentado el horror de la Guerra de Siria y era la primera vez que alguien les preguntaba por su futuro. Hutchison explica que “cuando llegan a la adolescencia el mundo de los chicos se expande, mientras que el mundo de ellas se encoge. Su identidad y su futuro no les pertenece”. Están a menudo encasilladas como futura esposa de alguien, futura madre de alguien o empleada de alguien, recuerda. Precisamente por ello “fueron necesarios trabajo y tiempo con las niñas para hacerlas pensar acerca de sus propias vidas y futuro en torno a ellas mismas y no a otra persona, para conseguir que utilizaran la frase ‘Yo quiero…’”.

 

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Las fotografías donde aparecen ellas en el entorno y con el vestuario propio de la profesión que escogieron son una parte del proyecto, puesto que se empezaba a trabajar con ellas en la construcción de habilidades de liderazgo y comunicación semanas antes de que Meredith cogiera su cámara. “Las chicas conocen mentoras, es decir, mujeres de éxito de sus comunidades. A continuación, crean una visión de ellas mismas y se recrean esas visiones para su sesión de fotos en una localización real, siempre que sea posible”, indica.

 

El impacto de Vision No Victim, en realidad, es doble: en las adolescentes y en sus entornos. Como revela Hutchison, “utilizamos las imágenes para provocar conversaciones con sus padres y con los líderes de la comunidad sobre la importancia de proteger a las niñas contra todas las formas de violencia y la importancia de enviarlas a la escuela”.

 

Las charlas que se generan en torno a las fotos se emplean como soporte para hacerles comprender tanto a las niñas como a sus familias que sus aspiraciones, cualesquiera que sean, son importantes.

 

“Esto es posible”

 

“Las fotografías son herramientas muy poderosas en ese momento, son algo para señalar y decir ‘esto es posible y así es como se vería tu hija, sólo necesita tu apoyo ahora’”, asegura Meredith, al tiempo que revela que las imágenes han sido “un catalizador poderoso, especialmente para la comunidad siria”. Las fotos “fueron capaces de despertar la esperanza” en los padres y las familias sirias que han afrontado la frustración de una guerra.

 

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Fátima tiene 16 años y cuando era más joven le dijeron que una mujer no podía ser arquitecta. Pero ella, cuenta, sueña constantemente con levantar preciosas casas para las familias y con diseñar edificios que aporten felicidad a las personas. Tras participar en el proyecto espera ser un modelo para otras niñas, “mostrándoles que nunca debes renunciar a tus sueños“.

 

Wissam, de 15 años, vivía en Siria y en su barrio había una farmacia. Cuando empezó la guerra ella vio cómo ayudaba a los heridos. “Supe que ese era un empleo importante y quise ejercerlo”, dice. Un año más tiene Malack, quien asegura que siempre quiso ser policía porque este cuerpo “no solo mantiene a las personas a salvo, también hacen justicia en la sociedad”.

 

La inmensa mayoría de las adolescentes escogieron profesiones relacionadas con ayudar a los demás. “Es un hilo común tejido a través de las imágenes”, confirma Meredith. Y tiene una explicación para ello: “la mayoría de estas niñas experimentaron la impotencia durante la guerra. Vieron amigos y familiares que resultaron heridos o que huían y no pudieron ayudarles”. Ahora ellas “se visualizan como adultas poderosas y capaces de ayudar a los necesitados”. 


@Lorena_Padilla

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