Hace años resultaba casi imposible conocer la situación que se vivía en otras zonas geográficas, pero hoy en día te puedes trasladar allí casi de forma virtual. Las nuevas tecnologías ponen a nuestro alcance todo tipo de herramientas y hacen que podamos estar interconectados con cualquier parte del mundo. Conocemos un proyecto social experimental que consiste en hacer volar historias a través de juguetes.
Stoyries es un proyecto sin ánimo de lucro que dona aviones de juguete para niños que padecen patologías oncológicas. Surge como una manera de conectar a la gente en situaciones distintas, que les permita generar espacios en su cabeza y viajar por todo el mundo, pensando en las cosas que pueden ser y que posiblemente sean algún día. La idea inicial la impulsa la arquitecta Aida Navarro, como proyecto de investigación sobre aviones de juguetes en espacios públicos. “El objetivo era probar si somos tan libres como creemos“, apunta su fundadora.
Crear historias a través de juguetes o como les gusta llamarlos detonadores lúdicos para unir a personas distintas a través de todo el mundo. Ese es el objetivo que persiguen estos jóvenes emprendedores. De manera que, cuando alguien compra un par de aviones, uno es para él y el otro para un niño que lo está pasando mal. Así se logra crear un vínculo irrompible. “Nos hace felices ayudarles a que cumplan un deseo como ver el mar. Con el apartado play de nuestra página web, se pueden subir vídeos o imágenes y con el código se puede saber en todo momento dónde está el aeroplano“, señalan desde la organización.
Agustín, el diseñador, con su imprenta tres dimensiones es el encargado de dar vida a estos aeroplanos, que despegan cargados de ilusión, esperanzas y emociones para los niños, aportándoles felicidad. Él fue uno de los primeros componentes que comenzó junto a Aida cuando todavía era un proyecto de investigación, y del que ya forman parte Anna Andújar, Beatriz Catalá, Juan Gálvez, José Manuel Blasco, Elena García, Virginia López y María Talaverano (con la ayuda de varios colaboradores), todos vecinos de Puerto de Sagunto (Valencia).
Desde el inicio de su andadura empresarial fueron creando todos los elementos necesarios para comunicarlo y dar a conocer esta bonita iniciativa. Y este mes han realizado las primeras veinticinco donaciones de aviones de juguete para repartir en la Unidad de Oncología Pediátrica del Hospital Universitari i Politécnic La Fe de Valencia y en la Unidad de Oncohematología pediátrica del Hospital Clínico Universitario de Valencia, coincidiendo con el hito de que comienza la Escuela Hospitalaria de Verano.
Aunque, confiesan, que la idea la tenían en mente desde hacía años cuando verdaderamente decidieron darle forma e impulsarla fue al conocer la enfermedad de su amiga Laura, que padecía cáncer. Quisieron rendirle un homenaje a ella y a todos los niños y niñas que padecen patologías oncológicas. “El avión les sirve para evadirse un rato de la realidad. Porque es un sistema de arquitectura instantánea que les permite conectarse con otros sitios y que por un momento la habitación del hospital desaparezca y en su lugar puedan vislumbrar un aeropuerto lleno de posibilidades“, explica Aida Navarro.
Hace cinco años los creadores de estos detonadores lúdicos crearon 50 aviones de juguete que permitían que cualquiera pudiera informar de sus movimientos con tan sólo notificarlo en una red social y lograron venderlos todos en un día. Lo mismo sucedió con los que vinieron después, que se vendieron por todo el mundo. Tuvieron tal éxito que el grupo percibió una oportunidad. Esos aviones que, en un principio, sólo eran para estudiar cómo se movían por el mundo, eran capaces de ayudar a muchas personas mediante el juego, una estrategia importante para superar la enfermedad.
Por el momento, ya han alcanzado un acuerdo con ASPANION, la asociación de padres y madres con niños con cáncer de la Comunidad Valenciana, que se dedica a niños con este tipo de patologías pero en futuros proyectos pretenden abarcar más y ya han alcanzado un acuerdo con Solidarity Now, una asociación que ayuda a niños en campo de refugiados en Atenas. Aunque ahora les hace falta financiación y para ello han lanzado una campaña de crowfounding, tal y como revelan, “la idea es donar aviones y grabar un documental que narre la crisis global que se vive allí, además de renovar el vínculo con ASPANION y ampliarlo con otras entidades”.
@ingabarda
Patricia Moratalla