La forma de buscar piso compartido ha cambiado gracias a las nuevas plataformas que han surgido en los últimos años. Atrás quedó el pesado proceso de buscar teléfonos en la universidad o en las zonas de estudiantes para poder tener un techo en el que guarecerse aunque no se conociera la gente con la que se iba a convivir. Desde 360 Grados Press hemos hablado con tres de estas empresas que han mejorado con creces un proceso que a muchos resultó difícil en su época.
Año 1999. Rosa María va a estudiar Turismo en Madrid, que se encuentra a 300 kilómetros de su localidad natal. Durante todo un verano se llega a desplazar hasta en diez ocasiones para encontrar un piso compartido en el que vivir. Los tablones de anuncios de la Complutense se convierten en su peregrinación semanal para después llamar a varios números de teléfono desde una cabina y pedir una cita. Finamente, halla un piso aceptable, pero sin conocer a sus compañeras de piso. Al año tiene que volver a hacer la misma operación.
Año 2016. Pau se traslada de Valencia a Barcelona para estudiar una ingeniería. Desde el sofá de su casa y a través de una app encuentra el piso que mejor le encaja y, además, conoce a sus dos compañeros de piso con los que ha tenido muy buenas sensaciones. A día de hoy sigue en la misma vivienda y David y Eugeni se han convertido en sus mejores amigos.
Se trata de dos historias con un mismo objetivo pero que las separan 17 años y una gran evolución tecnológica. Los fundadores de la plataforma Uniplaces lo vivieron en sus propias carnes cuando se conocieron siendo estudiantes en Inglaterra: “Mariano Kostelec era de Argentina y tuvo que pagar por adelantado 12 meses de alquiler; Miguel Amaro, que llegaba desde Portugal, acabó alojándose en una residencia bastante cara, ya que no encontró otra opción. Y Ben Grech, que es inglés, tuvo que ir puerta por puerta por las calles de Nottingham tratando de encontrar habitación”, recuerdan, tras lo cual pusieron en marcha su página web que pone en contacto a propietarios y estudiantes.
Lo mismo sucedió, de forma más reciente, al CEO de Badi, Carlos Pierre, tras su experiencia con portales de anuncios clasificados en los que se dio cuenta de que no se ofrecía información de lo que era más importante: los futuros compañeros de piso. En esta ocasión, esta manera de publicitar una habitación había quedado ya totalmente obsoleto. Así pues, puso en marcha el conocido como “Tinder de los compañeros de piso” a través de un algoritmo que, en primer lugar, detecta las características personales del usuario y, en segundo lugar, selecciona a los usuarios con los que la probabilidad de match es más alta; es decir, con los que se tiene más afinidad. De hecho, incorporan un chat a través del cual los interesados pueden conocerse mejor, olvidándose de correos y llamadas.
Por su parte, el fundador de Habitoom, Ivan Maleckin, llegó a la misma conclusión tras su experiencia de vivir en pisos compartidos cuando llegó a España. “Lo complicado es la convivencia”, comenta, idea tras la cual nació esta red social que conecta gente con la que vivir, de manera que la conoces previamente.
Perfil de usuario
Los estudiantes universitarios son el target principal de estas plataformas, no solo de España, sino también extranjeros, pues les facilita mucho el poder encontrar una vivienda. Además, Habitoom comenta que también hay un perfil de clase media que durante la crisis económica se ha visto obligado a compartir piso. Por su parte, Badi indica que al lanzar la plataforma “imaginábamos que nuestro usuario iba a ser en su mayoría jóvenes estudiantes. Con el tiempo hemos descubierto que el 75% de la población que comparte piso no es estudiante y que la media de edad de nuestra comunidad es de 29 años”.
En este sentido, la edad media de personas que conviven se está incrementado paulatinamente. “Gracias a la ayuda de familiares, que tienen un mayor acceso a la tecnología, publican los anuncios con facilidad. Este caso en concreto lo vemos muy interesante, ya que es una manera de que mucha gente mayor pueda tener compañía y ayuda a cambio de una habitación que tiene libre”, apuntan desde Habitoom.
Madrid y Barcelona son las ciudades en las que existe una mayor rotación de personas que comparten piso. A ellas también se une Valencia, la cual atrae más estudiantes de grado que de postgrado. “Lo que la mayoría de estudiantes tiene en común es que quieren vivir en una zona relativamente céntrica o bien comunicada con su lugar de estudios. También, a ser posible, prefieren que las facturas estén incluidas en el precio del alquiler, que el piso esté amueblado y que ofrezca conexión wifi”, explican desde Uniplaces y añaden que, según su web, la duración de la estancia media en España es de 141 días y los estudiantes suelen reservar con 25 días de antelación.
Por todo ello, estas herramientas han reinventado el mercado inmobiliario tradicional, que hasta hace 20 años se ha basado en anuncios en tablones y en periódicos y, para los más privilegiados, en inmobiliarias. Incluso plataformas como Uniplaces han creado becas para ayudar a los estudiantes con sus gastos de alojamiento y promover la movilidad estudiantil, así como apartados de asesoramiento a inquilinos y propietarios.
Sharon Reguera