El cuidador de osos

Arturo de Miguel es uno de los cuidadores de Paca y Tola, las dos únicas osas autóctonas del mundo que viven en cautividad. 360gradospress accede a sus rutinas desde el cercado osero construido en Santo Adriano, en la zona central de Asturias.

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Lleva trece años acudiendo casi a diario al cercado osero construido en Santo Adriano, en la zona central de Asturias, donde viven Paca y Tola, las dos únicas osas autóctonas del mundo que viven en cautividad después de que un cazador acabara con su madre en 1989. Las conoce como si fueran sus hijas: les da de comer, limpia su entorno y observa con meticulosidad su comportamiento. Arturo de Miguel (Oviedo, 1965) es uno de los cuidadores de la Fundación Oso de Asturias, el organismo que hace tres años decidió traer a Furaco, un macho del parque de Cabárceno, para intentar la reproducción de las osas. Tras tres primaveras y en medio de un seguimiento mediático sin precedentes (las cámaras de televisión llegaron a grabar en directo cómo copulaban y se escribieron ríos de tinta sobre las montas) en el cercado sigue sin haber oseznos. Lo que sí ha cambiado es el paisaje del entorno. Hoteles, restaurantes y casas rurales reciben cada año a miles de turistas atraídos por las osas. 

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Ya estamos en primavera y ni Paca ni Tola han sido madres.
Así es. Es el tercer año que intentamos que Furaco procree con las osas pero no ha sido posible. Ahora tendremos que estudiar qué vamos a hacer el año que viene pero lo normal es que ellas vuelvan a su cercado original y Furaco se quede donde están ahora.

Así que Furaco, ¿no vuelve al parque de Cabárceno?
No lo sé pero aquí le estamos tratando muy bien.

¿Le dan fabada?
Recuerdo que el presidente de Cantabria, José Luis Revilla, dijo cuando vino a traer a Furaco que allí se alimentaba a base de anchoas y que confiaba que en Asturias le diésemos fabada. Aquello fue una broma pero le aseguro que Furaco está muy bien cuidado. Le damos carne de pollo cruda porque allí, en Cabárceno, ya le daban algo y luego se alimenta de naranjas, manzanas, peras, zanahorias, pan y cacahuetes, lo mismo que Paca y Tola. Es fruta de mesa que compramos los lunes y los jueves y a veces les damos un potaje de lentejas. ¿Sigo?

No, no, no hace falta. ¿Y no están gordos con tanto festín?
Pues Furaco sí. Después de todo el invierno está muy gordo, pesa más de trescientos kilos. Ahora apenas sale (tiene un edificio-caseta) y muchos días ni siquiera come. Pese a todo sigue teniendo una fuerza impresionante. Aún recuerdo que cuando lo trajimos le habíamos puesto unas piedronas dentro del cercado a modo de decoración y ese mismo día llegó, las cogió, y las puso donde le dio la gana. Luego necesitamos una pala excavadora para volver a moverlas. 

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Están recién despiertos de su fase de hibernación.
Apenas han hibernado. Aquí, en este cercado, reducen su actividad, comen menos y están más tiempo echados pero apenas hibernan. Pese a todo tienen una agilidad inmensa. Dese cuenta de que pueden alcanzar una velocidad de 50 kilómetros hora, más rápido que cualquier humano.

¿Por qué se optó por la ‘opción Furaco’?
En su día se barajó la inseminación artificial de Paca y Tola pero finalmente se descartó esa idea.

¿Tiene algo que ver con la edad de las osas?
No sé, tal vez. Paca y Tola cumplieron en enero 22 años. La esperanza de vida de los osos cantábricos en cautividad es mayor porque se desgastan menos. A esas edades es cuando mueren los osos salvajes.
 
Y Furaco, ¿qué edad tiene?
Es más joven, entre 17 y 18 años.

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¿Podemos hablar de fracaso al no haber conseguido la reproducción?
No. Sabíamos que había muchas opciones de que ocurriera lo que finalmente ha ocurrido, es decir, que Furaco no preñara ni a Paca ni a Tola. Se trajo a Furaco para saber si las osas eran fértiles y lo que ha pasado no significa que no lo sean (Tola y Furaco llegaron a copular en 25 ocasiones; Paca, en cambio, nunca se acercó al macho).

Si hubieran parido hace años, ¿habría habido más probabilidades de reproducción?
Es probable. No debemos olvidar que Paca y Tola son abuelas y primerizas.

¿No cree que es un circo todo lo que se ha montado entorno al cercado osero?
¿Circo? Para nada. Gracias a Paca y Tola se está haciendo una labor de educación ambiental impresionante. Aquí vienen todos los años cientos de escolares y miles de turistas que toman conciencia de la importancia que tiene el oso. Ni que decir tiene lo que ha supuesto el cercado osero para el valle del Trubia. Yo llevó trabajando aquí desde hace trece años y al principio tenía que tomar el café en la gasolinera del pueblo porque era el único sitio que había abierto. Ahora hay hoteles, restaurantes, casas rurales… Paca y Tola le han dado mucho a esta zona.

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Sí pero no me negará que hay tramos de la Senda del Oso que son auténticos basureros.
Sí, pero eso es por culpa de la sociedad, no de Paca y Tola. Nosotros, pese a que no es nuestra labor, intentamos tener todo esto lo más limpio posible. Hace unos días se celebró el maratón de Teverga y como en el avituallamiento daban botellines de plástico los participantes dejaron todo esto hecho una porquería y nadie se preocupó de limpiarlo. Es curioso porque lo de la basura nos lo dice mucha gente pero nadie confiesa que arroja cosas. La sociedad es así.

Un cercado tan pequeño como el actual, ¿no genera estrés en las osas?
Para nada. Ellas están perfectamente. No debemos olvidar que nunca conocieron la libertad y tienen todas sus necesidades perfectamente cubiertas.

Si las soltaran, ¿tendrían capacidad para sobrevivir?
Sabrían buscarse la vida perfectamente eso sí, serían mucho más peligrosas que los osos salvajes.

¿Son agresivas?
No es eso pero no debemos olvidar que son osos y tienen mucha fuerza. A nosotros ya nos dieron algunos disgustos pero gracias a que tenemos un buen protocolo de seguridad nunca pasó nada importante.

Y para cerrar le pedimos un consejo: ¿qué debemos hacer si nos encontramos un oso en el monte?
Disfrutarlo porque no se ve todos los días. El oso tiene mucho miedo. Llevamos años dándoles leña y tienen un olfato muy superior al de por ejemplo un perro de caza, por eso es difícil ver un oso de cerca. Nos huelen y huyen. Solamente tenemos constancia de nueve ataques de osos a humanos y en todos los casos se trataba de osas con crías. Hace unos años unos madrileños que hacían la Senda del Oso en bicicleta se toparon con un oso. Salieron todos corriendo, pero estoy seguro de que el que salió primero disparado fue el oso.

A tener en cuenta:
El cercado osero se encuentra en plena Senda del Oso. Se puede llegar en coche por la AS-228. Está a menos de una hora en coche de Gijón y a 30 minutos de Oviedo. Se recomienda hacer la ruta en bicicleta.

Los cuidadores dan de comer a las osas todos los días a las 12 horas. Es el mejor momento para ir a verlas.

En Proaza, a un kilómetro del cercado osero, se encuentra la Casa del Oso donde se organizan charlas. Se requiere llamar primero al 985 96 30 60. Más información en www.osodeasturias.es

Javier Montes

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