Muchas madres primerizas ven limitadas sus oportunidades de ocio acompañadas de sus bebés, lugares donde el sonido y la temperatura se adapte a los menores y puedan darles de mamar sin contar con miradas incisivas o, incluso, quejas. Esta semana 360 Grados Press se pone cómodo en una sala de cine en la que todas estas mamás son bienvenidas.
Ser madre es una de las experiencias más enriquecedoras para una mujer, pero también puede convertirse en una verdaderamente castradora si no se ponen soluciones para remediarlo. Pongámonos en situación con un claro ejemplo. Son las 10 de la mañana y, llamémosla, Marta, que está de baja por maternidad, se aburre como una ostra en casa, a pesar del halo de magia y de felicidad que recubre cada espacio de su hogar desde la llegada a este mundo de su primer hijo.
¿Qué puede hacer Marta para no ahogarse entre las paredes de su casa, atrapada por los magazines insulsos de la televisión o la individualidad de sus lecturas diarias? Está atada a las tomas de su bebé y no puede realizar actividades de ocio que la saquen del parque más próximo. La realidad es que madres como esta suelen conocer de cerca lo que es la soledad de la maternidad: a no ser que haya abuelos con todo el tiempo del mundo, dispuestos a acompañarla a cada movimiento, las personas de su entorno suelen trabajar o tienen otras tareas que emprender.
Y cuando se deciden a recuperar las opciones de entretenimiento que antes de ser madres sí realizaban se dan cuenta de que existen mil trabas e impedimentos para hacerlo acompañadas de sus pequeños. Esto sucede a menudo en las salas de cine: la temperatura no es adecuada a los neonatos y el nivel del sonido tampoco. Por no hablar de la molestia que supone para la mayoría de los asistentes a la sesión el llanto inoportuno del bebé, la ocupación de espacio con carritos y capazos y el mismísimo acto de darle de mamar en plena proyección (de hecho, no podrían hacerlo, al igual que sucede en muchos restaurantes).
“Ser mamá es un trabajo inconmensurable, lleno de alegrías, de algunas penas, de sacrificio, de renuncia a tener tiempo para una misma. Te cambia la vida para bien en la gran mayoría de casos, pero también puede llegar a cansarte y agotarte”, valora Sara Tarrés (@mamapsicologain), psicóloga infantil, bloguera y mamá. “Este giro vital no debe significar renunciar a todo. De hecho, debemos intentar recuperar a la persona que hay detrás de la mamá, buscar espacios de bienestar, de tranquilidad, de encuentro con una misma. Cuando estamos bien con nosotras todo fluye mejor y si estamos cansadas, crispadas, nerviosas o alteradas, no cuidamos bien de los demás”, apunta.
Pero ¿y por qué no quererse a ellas mismas acompañadas de sus bebés y de su especial cuidado y mimo? Esto fue lo que pensaron en el centro comercial La Vaguada (@LaVaguada), en Madrid, cuando iniciaron en abril la “sesión teta”, un pase de cine (los martes a las 11.30 horas de la mañana) para madres y padres con niños que se rige por una regla fundamental: la adaptación.
La temperatura está un poco por encima de la tradicional (21ºC máximos en invierno y 26 en verano, según el Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios) para que no se dé lugar a resfriados o problemas mayores en los pequeños, cuya salud se ve resentida con facilidad. Los decibelios descienden hasta los 65 para evitar los peligros que películas que hoy superan en cualquier sala los 85 producen a largo plazo en los oídos de pequeños y mayores y que fue tildado de “problema de salud pública” el pasado año por parte de las autoridades de Connecticut (Estados Unidos).
Y, por supuesto, ya no hay quejas cuando una mamá descubre uno de sus pechos para dar de comer a su hijo: la empatía del resto del público hace que su comprensión haga más fácil la responsabilidad de cada asistente para molestar lo menos posible al tiempo que salva la situación con su pequeño. “Buscamos que las madres se socialicen sin que nadie les mire mal y que puedan tener opciones de ocio cuando normalmente no suelen existir”, expresa Débora Caballero, directora de Márquetin de La Vaguada.
Además, el precio de la entrada también se hace más asequible, ya que pasa de los 8,5 euros de media a los 6, con tique gratuito para los lactantes. Cada semana se planifica una película a través de una página de Facebook que conduce un grupo de madres entre las que se encuentra la propia incitadora de la iniciativa, Carmen Maderuelo, una enfermera recién jubilada que tuvo la idea durante uno de los talleres de lactancia que impartía en un centro de salud cercano al centro comercial.
“Sesión teta” ha tenido una gran acogida en sus tres meses de actividad, ya que la sala se llena al completo cada semana y los asistentes se animan a realizar sugerencias de mejora como que puedan acudir acompañados de niños más mayores o que se amplíen los horarios al fin de semana, como indica Caballero. La idea, además, ya ha calado en otros centros de ocio de Madrid, Murcia y Cartagena, donde comienzan a llevar a cabo esta iniciativa por el respeto y la inclusión.
Iniciativas para encontrar nuevas amistades
Giorgia Bussolino es una de las usuarias de “sesión teta” y la creadora de la página de Facebook donde se deciden las películas a visionar. “Existe una soledad que nos invade a las madres en los primeros meses de maternidad, cuando el bebé depende de nosotras las 24 horas del día, que va acompañada de una pérdida total de nuestra libertad”, afirma Bussolino. “En ocasiones damos paseos sin rumbo con nuestros bebés y nos volvemos a casa sin haber realmente hablado ni habernos desahogado con nadie”.
Por ello, esta mamá valora la importancia de tener “vías de escape para desconectar” como el cine de La Vaguada, donde acude con su hija cada semana y cuya experiencia le ha servido también para crear “nuevos vínculos de amistad“, otras mamás con las que sale a tomar un refresco o cena. “Esta idea se podría llevar incluso a las discotecas o pubs, donde se ofrezca el espacio con el sonido más bajo y bebidas sin alcohol”, proponen desde el grupo de Facebook.
Una propuesta la de “sesión teta” que demuestra que la individualidad y la independencia también son posibles para una madre que acaba de serlo, siempre y cuando empresarios y centros abiertos al público pongan un poco de su parte y se adapten a sus necesidades de forma particular y no solo como masa de consumidores.
*Las fotografías del cuerpo del reportaje han sido proporcionadas por Giorgia Bussolino.
Manolo Gil