Todos sabemos que ya no hace falta disponer de una gran cantidad de tiempo y dinero para hacer una escapada. Hoy en día las grandes compañías de vuelos disponen de precios low-cost que permiten despejarse durante un fin de semana o algunos días en alguna de las principales ciudades de Europa. Además, durante la estancia tampoco es necesario permanecer en una única ciudad. Por el contrario, cada vez son más comunes los tours de un día para visitar auténticas maravillas que suelen estar cerca de las ciudades donde se albergan los turistas.
Dublín, un destino con múltiples alternativas
Irlanda es uno de los destinos preferidos de los europeos. Su clima, su ambiente o incluso su historia aportan a este país un halo de misterio que atrae a los viajeros. Por ello, las escapadas fugaces a esta ciudad son un constante motivado, en gran medida, por su buena conexión con el resto de aeropuertos de los países vecinos.
Sin embargo, una excursión a Dublín tiene más que ofrecer que la ciudad en sí. Alrededor de ella se pueden encontrar verdaderos paraísos naturales para todos aquellos que buscan la paz y tranquilidad. Las excursiones de un día son una buena alternativa para conocer rincones que, de otro modo, pasarían desapercibidos.
Calzada de los gigantes
La Calzada de los Gigantes es uno de los lugares más conocidos y visitados de Irlanda. Creada a partir de una erupción volcánica hace más de 55 millones de años, se trata de una de las bellezas geológicas más impresionantes que existen. Su singularidad es tal que los lugareños solían explicar su existencia mediante una leyenda: se decía que había surgido por la lucha entre dos grandes gigantes.
Lo cierto es que las 40.000 columnas que forman la calzada tienen una explicación científica. Con la erupción volcánica, la parte superior del terreno se enfrió antes que la inferior, dando origen a estas peculiaridades columnas que, a día de hoy, visitan cada año miles de turistas.
Acantilados de Moher
En la costa de Claire se encuentra otro de los paraísos naturales más conocidos de Irlanda. Los Acantilados de Moher se sitúan en la costa atlántica y tienen una extensión de más de ocho kilómetros y más de 200 metros de altura. Su rocosidad, unido a las aves que habitan en ellos, hacen de estos acantilados uno de los elementos más peculiares de la zona. Por ello son comunes las visitas de un día que salen desde Dublín aunque, eso sí, se requiere calzado cómodo y ropa preparada para la humedad.
Wicklow
El Parque Nacional de los montes Wicklow es, sin duda, una visita obligatoria si quieres conocer las maravillas que rodean Dublín. Este parque posee desde una ruta de senderismo de 120 kilómetros -donde no encontrarás problema para hospedarte y descansar- hasta el monasterio de Glendalough, fundado en el siglo VI. Montañas, lagos, zonas pantanosas o caminos transitados desde hace siglos esconden una fauna y flora inigualable, donde los robles autóctonos pueblan casi todo el recorrido.
Como ves, visitar Dublín ofrece un repertorio de actividades más allá de la propia ciudad. ¿A qué estás esperando para disfrutar de estas maravillas?