Sonámbulo (a ratos)

La gastronomía suele estar muy presente en la redacción de Peláez, casi siempre porque su querido jefe lo saca a colación. El jueves de la semana pasada semana, sin ir más lejos, confundió el olor putrefacto que despedía una mancha humedad con el aroma del queso cabrales y el viernes se fue a El Bierzo en busca de sus manjares.

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A su vuelta, mostró su yatradicional depresión de los lunes de la que sólo pudo salir cuando se enteró,a su manera, de que Peláez estaba trabajando en “La victoria de Merkel”, quepara él no era otra cosa que una ópera. Y así siguen los días… y las noches,con este ínclito director de periódico de provincias que ahora sabemos que essonámbulo, al menos cuando le interesa.

 

 

Jueves, 19 de septiembre

 

– Ummmmmmmmmmm…
– ¿Qué hace, jefe?
– Me encanta ese olorcito, Peláez.
– Pero, jefe…
– ¡Qué hambre! Creo que voy a ir a comer algo…
– ¿Está seguro?
– Segurísimo. El cabrales está en mi Olimpoalimentario…
– Jefe…
– ¡Qué!
– Huele a humedad, no a cabrales, es esa mancha deahí.
– ¿Qué mancha?
– Ahí, en el techo.
– ¿Eso es una mancha? ¿No es el cielo visto através de nuestro tejado de cristal?
– No, jefe, es una mancha negra de humedad quelleva ahí desde el ochenta y siete.
– ¡Dios! ¿Está contratada?
– No, jefe.
– Uf qué susto.
– A usted solo le importa el parné.
– Y el Madrid, Peláez y el Madrid. Pero…¿entoncesno es de noche?
– No, son las nueve y media de la mañana.
– ¡Cojón! Ya decía yo que tenía ganas de uncafetito…
– Tómelo, jefe, pero vuelva pronto, tenemos que analizarnuestro reportaje sobre las mentiras en el Congreso.
– Olvide ese tema, Peláez.
– ¿Por qué?
– Esa se da por hecho, como el valor en elejército, no tiene interés.
– Quizás tenga razón, jefe.
– Siempre.

 

Viernes, 20 de septiembre

 

– Buenos días, jefe.
– Buenos días, Peláez.
– ¿Se va de viaje?
– ¿Me ha estado espiando, ganapán?
– Lleva la tarjeta de embarque asomando por el bolsillode la camisa.
– Ah… coño… Pues sí,, en unas horas estaré en ElBierzo.
– ¿El Bierzo?
– Eso he dicho.
– Allí no hay aeropuerto, jefe
– ¿Cómo que no? ¿Pero no había aeropuerto en cadamísero pueblo de este país?
– Por suerte, en El Bierzo todavía no, jefe.
– ¿Y qué hay allí?
– Tranquilidad.
– Pufff… odio la tranquilidad. ¿Nada más?
– Un paisaje precioso.
– Puaj. Me basta con una postal.
– Y vino.
– Eso ya me gusta más.
– Y cecina.
– Ummm
– Y botillo.
– Me estoy excitando, Peláez.
– Creo que le gustará, jefe…
– Yo también lo creo. Ahora solo tengo que ver cómocoño llego allí.
– Por carretera.
– Llame a mi chófer.
– No tiene.
– Llame a un taxi.
– Le saldrá muy caro.
– Está bien, está bien, cogeré un autobús.
– Será lo mejor.
– ¿Quiere venir conmigo?
– ¿Lo dice en serio?
– No, era por joder. Adiós.
– Adiós, jefe. Cuidado con el botillo.
– Que tenga él cuidado conmigo, zagal.

 

Lunes, 23 de septiembre

 

– Buenos días,jefe. Que tenga un gran inicio semanal.
– Es un puñetero lunes, Peláez, ahórrese loseufemianos.
– Eufemismos.
– Lo que sea.
– De acuerdo, jefe…
– Bueno, ¿y qué hace?
– Interpreto la victoria de Merkel.
– ¿”La victoria de Merkel”? ¡Menuda pieza!
– Ni que lo diga…
– No sabía que era usted un virtuoso, Peláez.
– No tanto, jefe, no tanto.
– No sea modesto, hombre… Es que ni siquiera sabíaque le gustaba la ópera.
– No, jefe…
– ¡Qué grande era Wagner!
– Verá…
– Claro que lo veré, ahora mismo voy a comprar lasentradas.
– No hay entradas, jefe.
– ¿Al primero que llegue? Pues voy a hacer cola.
– No se verá en el teatro jefe, saldrá mañana en elperiódico…
– ¿Un puto DVD a un euro?
– No, como noticia.
– ¿A puerta cerrada? ¿Solo acceso a la crítica? ¡Esusted un revolucionario!
– Algo así, jefe, algo así.
– Pues mañana compraré el periódico, Peláez.
– No hace falta, jefe, el periódico es suyo, lotiene gratis.
– ¿Mío? ¡Qué suerte!
– Ya ve.
– Al final tenía razón, Peláez.
– ¿En qué?
– No era un puñetero lunes, era un gran iniciosemanal. Buenos días.

 

Martes, 24 de septiembre

 

– ¡Jefe! ¡Quémadrugador!
– …siete por cuatro veintiocho, llevo dos…
– ¿Cómo dice?
– …soooorpresas te da la vida ay ay ayyy…
– ¿Qué canta ahora?
– …venceréis pero no convenceréis porque paraconvencer…
– Jefe, ¿qué le pasa? ¿Y qué lleva puesto?
– …el águila real inicia el vuelo y observa a supresa….
– ¿Es un pijama?
– …multiplicado por el cuadrado de la hipotenusa…
– ¿Está usted dormido, jefe?
– …ha sido un gran gol, aunque el portero podíahaber hecho más…
– Jefe, ¿no me ve? Estoy aquí, delante de usted.
– …te escribo esta carta de amor apasionado ysincero…
– Jefe, firme este papel de aquí, donde ponevacaciones.
– Soy sonámbulo, Peláez, no gilipollas.
– jefe!
–…pones la ralladura de limón y al horno veinteminutitos…
– Brrrr… ni así…
– …un pequeño paso para el hombre, pero un gran…

 

Miércoles, 25 de septiembre

 

– Buenos días,jefe.
– Buen lunes, Peláez.
– No es lunes, jefe, es miércoles.
– No, se equivoca, hijo.
– Se equivoca usted.
– Ayer no hice nada, luego era domingo.
– Usted nunca hace nada, jefe.
– Está bien… Pero ayer hubo fútbol, luego era domingo.
– Todos los días hay fútbol, jefe.
– ¿Todos los días?
– Sí.
– ¿Por qué?
– Por las televisiones.
– Mi no entender.
– Sacan mayor rentabilidad poniendo los partidos endías distintos a horas distintas.
– Qué perros.
– Usted lo ha dicho.
– ¿Sabe qué? Paso del fútbol.
– Me parece bien.
– No son más que cuatro ricachones dándole a unapelota con un palo.
– Eso es el golf, jefe.
– ¿Golf?
– Sí.
– ¿Y el fútbol cómo era?
– Once contra once, un balón, dos porterías.
– ¿Eso no es el tute?
– No, jefe. El tute es una baraja, cuatrojugadores, se cantan las cuarenta.
– Cómo ha cambiado todo… En fin, me voy a jugar a laruleta rusa.
– ¡Jefe, no lo haga!
– ¿Cómo que no? Impar y negro, tengo unapremonición.
– Uf… qué susto me ha dado.
– Cobardica que es usted.


Los cables de lasconversaciones que mantiene Peláez con su jefe (#Pelaezleaks) en laredacción de un periódico de provincias los puedes encontrar a diario enla página oficial en Facebookde 360gradospress.

La foto es de Marga Ferrer.

S.C.

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