Llega la primavera

Ha llegado la primavera a nuestras vidas y también a la cochambrosa redacción de provincias en la que trabaja Peláez. Prueba de ella son los continuos estornudos de su jefe y, quizás, también sus cambios de humor, propios de un hombre que, para no perder la costumbre, practica cómo despedir a hipotéticos empleados.

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Así, cabreado, llegó a laredacción el pasado lunes después de la decepción de la carrera de Fórmula Unoaunque lo cierto es que, quizás por la excesiva cerveza, quizás por su torpeza,no se enteró de nada de lo que había pasado. Así es este hombre que confundiótambién el partido de fútbol de la selección española en París con unaauténtica guerra.

 

 



Jueves, 21 de marzo

 

– ¡Atchís!
– Jesús.
– Jefe, encantado señor Jesús.
– He dicho Jesús por el estornudo, jefe. Soy Peláez.
– Es la alergia, hijo… ¡Atchís!
– Jesús.
– Encantado, yo soy Jefe
– ¡Que soy Peláez!
– No me grite, Peláez. ¡Atchís!
– Jesús.
– Un placer, llámeme Jefe.
– No puedo con usted.
– Si no me conoce de nada, Jesús.
– ¡Soy Peláez! ¡Su pupilo, su súbdito, su vasallo!
– Coño, haberlo dicho antes…
– Brrr…
– ¡Atchis!
– Jesús.
– Bonito nombre, amigo. ¿Qué desea?

 

Viernes, 22 de marzo

 

– Buenos días, jefe.
– ¡A la puta calle!
– ¿Por qué?
– Tranquilo, Peláez, estaba ensayando.
– ¿Ensayando?
– Sí, no puedo oxidarme. ¡Despedido soplagaitas!
– No me asuste…
– Tranquilo, es que estoy perdiendo la forma, hacetiempo que no echo a nadie. ¡Que te largues de aquí!
– Ojalá siga así, jefe…
– Sí… bueno… pero por si acaso… ¡Deje aquí supistola y su placa MacMardigan!
– Jefe, esto no es una comisaría.
– No me interrumpa, Peláez, usted no tiene sentidodel espectáculo.
– Será eso… Bueno, me voy.
– ¿Adónde ganapán?
– A entrevistar al concejal de deportes extremos.
– Está bien, hijo. Tenga cuidado ahí fuera.
– No se flipe, jefe.
– Demasiado tarde, McClaine.

 

Lunes, 25 de marzo

 

– Buenos días, jefe.
– Brrrrrr…
– ¿Cabreado?
– Gggggggggrrrrrrr…
– ¿Problemas serios?
– Pufffffffffff…
– ¿No me lo quiere contar?
– Es que lo pienso y me entran los siete males, Peláez.
– ¿Pero qué le ha pasado?
– Ayer madrugué.
– ¿Un domingo? ¿Usted? Tell me why!
– La fórmula uno…
– No sabía que le gustara.
– Me encanta el deporte, Peláez.
– Ya… Supongo que le decepcionaría el abandono deAlonso.
– ¿Alonso? Ummm… no me suena.
– Es un piloto español de Ferrari.
– ¿Ferrari?
– Una marca de coches.
– Ni idea.
– Pero, jefe, ¿qué vio usted?
– La verdad es que no lo recuerdo muy bien, quizástomé demasiada cerveza antes de que empezara…
– Eso parece…
– Empataron, ¿no?
– Es una carrera, jefe, no un partido…
– Ya… maldita cerveza…
– No sé cómo puede beber a esas horas…
– El veranito, Peláez, el calor…
– Estamos en primavera, jefe, y hace un frío decarajo.
– La calefacción central, entonces.
– Eso sí.
– Bueno, le dejo. Voy a ver el baloncesto.
– ¿Cómo van?
– Quince treinta, Gasol al resto.

 

Martes, 26 de marzo

 

– ¡Peláez!
– ¿Qué pasa, jefe?
– Tengo algo para usted.
– ¿La colleja de los miércoles? Está bien…
– No, hombre, algo para su trabajo.
– ¿Ah sí? ¿Un becario?
– No, todavía no, espera a que florezca el almendro.
– ¿Entonces qué?
– ¿No se lo imagina?
– ¿Un nuevo programa para la edición de textos?
– Nada, de software, Peláez, ¡hardware!
– No me diga, jefe…
– Sí le digo, Peláez…
– ¿Lo ha hecho?
– Todo por usted, Peláez…
– ¿Me ha comprado un iMac?
– ¿Un qué?
– ¡Un iMac!
– No, Peláez, no le voy a traer un escocés confalda…
– Un iMac es un ordenador, jefe…
– Ah… ¿pero no le gusta su máquina de escribir?
– Le faltan seis letras.
– Utilice sinónimos, usted sabe hacerlo…
– Ya… ¿y qué me ha comprado, entonces?
– Aquí lo tiene.
– Jefe…
– Última generación…
– Pero…
– Tecnología alemana…
– Ya…
– Máxima potencia.
– Es que…
– Batería de superlitio…
– Puffff….
– No le veo ilusionado, Peláez.
– No lo estoy, jefe.
– Será desagradecido.
– Es lo que siento…
– Mucha gente mataría por esta aspiradora, Peláez,mucha gente mataría.

 

Miércoles, 27 de marzo

 

– Le veo cabizbajo, jefe…
– ¿En qué lo nota, Peláez?
– En que tiene la cabeza entre las nalgas.
– Cierto, Peláez, y es depresión, no yoga.
– ¿Por qué?
– Por la guerra, Peláez, ¿por qué va a ser?
– ¿Qué guerra?
– Contra los franchutes.
– No hay ninguna guerra, jefe.
– ¿Ah no? Mire los titulares “Tomamos la Bastilla””Conquistamos París” “España vencedora”
– Es fútbol, jefe. Solo fútbol.
– Recuérdeme eso del fútbol.
– Es un deporte. Once contra once, un balón, dosporterías.
– Me suena… ¿En un prao?
– Sí, sobre césped. En estadios.
– Ya veo… ¿Y qué pasó?
– Ganamos a los franceses, nada más.
– ¿Y por qué exageran tanto?
– El periodismo deportivo es pura hipérbole.
– ¿El lugar geométrico de los puntos de un planocuya diferencia de distancias a dos puntos fijos llamados focos es constante?
– Hipérbole, no hipérbola. Pura exageración.
– ¿Entonces no estamos en guerra?
– No.
– Tome esta llave, vaya a este apartado de correosy saque lo que hay en su interior.
– ¿Qué es?
– Mi bien más preciado.
– ¿Joyas, dinero, bienes?
– Chivas doce años.
– Tela.
– Marinera.


Loscables de las conversaciones que mantiene Peláez con su jefe (#Pelaezleaks) en la redacción de un periódico deprovincias los puedes encontrar a diario en la página oficial en Facebookde 360gradospress.

La foto es de Marga Ferrer.

 

 

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