Fichajes de pretemporada

La llegada del verano amodorra, aún más si cabe, al jefe de Peláez, que continúa en su dinámica de siestas antes y después de cada comida mientras el humilde periodista trata de sacar adelante el periódico. Y es que parece que al director no le interesa demasiado lo que publican ni la marcha del diario, si bien, esta semana, ha comenzado a planificar la nueva temporada del rotativo. Lástima que en lugar de interesarse por la información, lo que centre su atención sea el equipo de fútbol de la redacción. Afortunadamente, aprovechando la situación, Peláez ha conseguido que su jefe contrate de nuevo a algunos periodistas a los que había echado aunque no sea tanto por su talento ante el teclado como delante del balón.

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Jueves,18 de julio

 

– ¡Jefe!
– zzzzzz
– ¡JEFE!
– zzzzzzzzz
– ¡JEFEEEEE!
– ¡Eh! ¡Ah! ¡Uh! ¿Qué pasa, Peláez?
– ¿Dormía?
– La siestecita que sucede al desayuno y precede alalmuerzo, Peláez, solo eso.
– No es normal, jefe…
– Es lo que tiene que ser.
– No, jefe, no.
– ¿Cómo que no? ¿No fue usted a la universidad?
– Por supuesto, jefe. ¿Qué tiene que ver?
– ¿No tuvo la asignatura “Digestión de la empresainformativa”, acaso?
– Es gestión, jefe, no digestión.
– ¿Gestión? ¿Qué coño es eso? ¿Comer sin siesta? ¿Siestadespués de comer lechuga? No sé, no lo veo…
– No, jefe, es hacer diligencias conducentes al logro de unnegocio o de un deseo cualquiera. En este caso, que el periódico vaya bien.
– Eso no lo estudié.
– Se nota.
– ¿Es una crítica encubierta?
– No, manifiesta.
– ¿Quiere pelea, gallito?
– Detesto la violencia.
– Pues no se pase. He sido el mejor director en la historiade este periódico.
– Ha sido el único, jefe.
– Bueno, no entremos en detalles.
– Está bien, me voy a trabajar.
– Estupendo, Peláez, nos vemos a la hora del aperitivo.
– Usted no ve más que el vermú de grifo.
– No lo mente, Peláez, que babeo.
– Vermú de grifo, vermú de grifo, vermú de grifo…
– Aahhhhh… malvado… Lo ha conseguido, me voy al bar.
– Adiós, jefe.
– Adiós, lacayo.

 

Viernes,19 de julio

 

– Buenos días, jefe.
– Por alusiones… buenos días.
– ¿Perdón?
– Niego la mayor, no le perdono.
– ¿De qué habla?
– Punto número uno. Hablo de lo que quiero. Punto númerodos, al hablar…
– ¡Jefe! ¿Qué le pasa?
– El 100 % de mi persona considera que es importante ponerencima de la mesa…
– ¡Basta ya!
– Coño, Peláez, me ha asustado…
– ¿Pero qué le pasa? ¿De qué habla?
– Practico para tertuliano, Peláez.
– ¿Va a ser tertuliano?
– Sí, en Radio Tutiplén.
– Enhorabuena, jefe.
– Gracias, me refiero con esta afirmación de que participarétodos los días a las seis de la mañana.
– Caramba, le pagarán bien…
– Churros y porras con chocolate a espuertas.
– Estupendo.
– Me alegro de que saques ese tema porque…
– No he sacado ningún tema…
– ¡Zás!
– ¡Jefe! ¿Por qué me ha dado una colleja?
– Practico, Peláez… algunas tertulias terminan en pelea…
– Ya, pero…
– Ja ja ja ja jaaaaaaaaaaaaaa ja ja ja ja
– ¿De qué se ríe ahora?
– Carcajada de superioridad, es muy efectiva.
– Está usted loco.
– Moderador, por favor, yo no he insultado a nadie…
– Aquí no hay nadie más, jefe.
– Escuchando Radio Tutiplén tampoco.
– Pues no vaya…
– Churros y porras, Peláez, churros y porras.

 

Lunes,22 de julio

 

– Buenos días, jefe.
– Grrrrrrrrrr
– He dicho buenos días
– Pfffffffff
– ¿Hola?
– Ugggggg
– ¿Le pasa algo?
– No me venga ahora con buenas voluntades, Peláez.
– ¿De qué habla?
– Se olvidó de mí y punto.
– ¿Qué dice?
– Ni una maldita postal me ha enviado…
– Pero, jefe…
– Ya me imagino que estaba disfrutando, pero podía haberseacercado a enviarme una cartita a una mofeta.
– Estafeta.
– Tu padre.
– Pero, jefe, no he ido a ninguna parte.
– Ese no es mi problema.
– Llevo aquí un año entero, en la redacción.
– ¿Y no me podía haber escrito desde aquí?
– Suele ser al revés, escribe el que se va…
– ¿Porque usted lo diga?
– Es una convención.
– Nadie me invitó a esa convención.
– Si me da vacaciones, le prometo que le enviaré una postal.
– Ummm… ¿Y me traerá un porvenir?
– Souvenir.
– Tu padre.
– Venga, jefe, solo una semana.
– Me lo pensaré.
– ¿Cuándo tomará la decisión?
– ¿De qué?
– De mis vacaciones.
– ¿Vacaciones? ¿Usted? No me suena.
– Grrrrrrrrrr
– Buenos días
– Pfffffffffffff
– ¿Hola?
– Ugggggggg
– Je, je, je… Donde las dan las toman…

 

Martes,23 de julio

 

– ¿Qué hace, Peláez?
– Escribir, jefe.
– No sé cómo se le ocurren cosas a estas alturas de año.
– No se me ocurre nada, jefe, es lo que me dicta larealidad.
– ¿Quién?
– El acontecer.
– ¿Ese de bigote?
– Ese es usted.
– Coño, ¿no estoy en la ventana?
– No, está ante el espejo.
– Carajo, qué empanada.
– Absoluta. Bueno, jefe, voy a seguir escribiendo.
– ¿Sobre qué?
– La corrupción.
– Qué vergüenza…
– Es inadmisible, jefe.
– Yo no me vendería de esa manera por unos miles de euros.
– Lo sé.
– Por cierto, publique algo elogioso sobre el alcalde.
– Ha arruinado al Ayuntamiento, jefe.
– Sí, pero mire.
– ¿Morcillas de Burgos?
– Me las ha enviado, por mensajero. ¡Qué detalle!
– Eso es corrupción, jefe.
– Es gastronomía, zoquete. Cultura popular.
– Bonito eufemismo.
– Gracias, aunque yo lo llamo chaleco.
– Olvídeme.
– Nunca mi amol.

 

Miércoles,24 de julio

 

– ¡Peláez!
– ¡A sus órdenes!
– ¿A qué viene ese saludo?
– Si usted me trata como un soldado, yo le respondo igual.
– Baje la mano, cenutrio.
– Está bien, jefe, ¿qué quiere?
– Tenemos que planificar la próxima temporada del periódico.
– Me parece bien, jefe.
– Vamos a ver, ¿cómo quedamos el año pasado?
– ¿Quedamos?
– ¿No tenemos un equipo de fútbol de la redacción?
– Lo teníamos hasta que echó usted a todos.
– ¿Dejaron el equipo porque los despedí?
– Evidentemente, jefe.
– Rencorosos…
– Es normal, jefe, les quitó su trabajo y les dejó en lacalle.
– ¿También abandonó Pericles, el mediapunta?
– Claro, jefe. Ahora juega para su empresa nueva.
– ¿Cuál es?
– Burguer King.
– Llámelo, pagaré su cláusula de rescisión.
– Estupendo, jefe, es el mejor redactor de sucesos de laciudad.
– Y vaya último pase…
– También necesitaríamos un par de redactores de cultura…quiero decir… de centrales, jefe.
– De acuerdo, llámelos.
– Y un delantero centro con conocimientos de informacióneconómica.
– Pongamos un nueve en nuestras vidas. ¿algo más?
– Creo que con eso y los becarios apañamos, jefe.
– Perfecto, Peláez, mañana mismo empezamos losentrenamientos.
– Estupendo.
– Vaya a comprarme un silbato.
– Ahora mismo.
– Van a salirle abdominales hasta en la planta de los pies.
– Lo que sea, jefe, con tal de hacer un periódico decente.
– ¿Decente? De Champions League, ganapán, de ChampionsLeague.


Los cables de lasconversaciones que mantiene Peláez con su jefe (#Pelaezleaks) en laredacción de un periódico de provincias los puedes encontrar a diario enla página oficial en Facebookde 360gradospress.

La foto es de Marga Ferrer.

Laura Bellver

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