Una breve historia (de casi todo)

Por David Barreiro, escritor y periodista

He comenzado 2009 leyendo un libro que muchos de ustedes ya conocerán. De entrada, Una breve historia de casi todo, de Bill Bryson, me recuerda a otros libros de divulgación científica que engordaron (y de qué manera) mi biblioteca en el último año. Me refiero a Apocalípticos e integrados de Raj Patel o Colapso, de Jared Diamond. Mientras el primero trataba el tema del impacto de la globalización en el sistema alimentario mundial y el segundo se preguntaba por qué unas civilizaciones perduraban y otras desaparecían, el que ahora (y cuando digo ahora es ahora) tengo en mis manos abarca cuestiones como el origen del universo, la edad de la Tierra o la evolución, a partir de las teorías y reflexiones de Darwin, Locke, Newton o Einstein.

Aún no lo he terminado y no puedo asegurar que sea una obra de la altura de las antes mencionadas (existen algunos detalles que me llevan a pensar que no será así) pero es, sin duda, la coartada perfecta para pensar qué hacemos en este mundo, por qué ahora (y cuando digo ahora es ahora) tú estás leyendo estas palabras. Ayer por la tarde, regresé a casa del primer día de trabajo del año pensando en estos asuntos trascendentales: cómo hemos llegado hasta aquí, por qué, para qué, hasta cuándo. La inmensidad del universo, las leyes de la termodinámica o las causas de la Gran Explosión se mezclaban en mi mente mientras abría el buzón y subía las escaleras.

Llegué a casa y la realidad de las pequeñas cosas cerró de manera definitiva las páginas del libro: en mi salón me esperaba (envuelta en su embalaje extraplano) una mesa de Ikea que los Reyes Magos me habían traído de Suecia (Oriente al fin y al cabo). Dos horas después conseguí montarla pero en mi mano quedaron unas tuercas y tornillos excedentes más que sospechosos.
Me acosté con la satisfacción del deber cumplido y, al levantarme esta mañana, vi que la mesa había adquirido la forma de un mazapán, arrebujada en sí misma.

Abrí la ventana. Afuera, el sol brillaba como el primer día.

Redacción Barcelona

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