Por Adrián Cordellat, periodista digital
Terminaron las elecciones, el #22m twittero, y el escenario político español tiende al azul con las gaviotas sobrevolando el cielo. El PP se ha impuesto con rotundidad en las elecciones locales y autonómicas. El PSOE ha entrado en un periodo de profunda depresión del que nadie sabe cuánto tardará en levantarse. Mientras, el movimiento #15m y su frontal oposición a los partidos políticos dominantes, ha contribuido a un ligero aumento de representantes por parte de los partidos minoritarios de izquierdas. Sin duda, una de las noticias más positivas que nos deja el periodo electoral.
En la Comunidad Valenciana el escenario no es distinto del que se puede apreciar en el mapa electoral a nivel nacional. No sorprende el triunfo del PP si uno es consciente del poder que la derecha ha acumulado en esta región, convertida ya en uno de los grandes bastiones de los populares. Sorprende un poco más si tenemos en cuenta la situación con la que los actuales gobernantes se presentaban a las elecciones. Casos de corrupción en todas las provincias que implican a muchos de los barones del Partido Popular valenciano, entre ellos su líder, Francisco Camps, a un paso de ser encausado y comparado por el prestigioso diario The New York Times nada más y nada menos que con el mismísimo e irrepetible Silvio Belrusconi. Una Comunidad entre las más endeudas de España y a la cola en muchos servicios sociales como la educación o la sanidad
Motivos suficientes, en cualquier otro punto del planeta excepto en el reino italiano de Il Cavaliere, para dar al traste con la carrera política de esos dirigentes y permitir la entrada de savia nueva en las instituciones. Pero los valencianos parecen tener un carácter especial. Así lo han detectado muchos grupos de Facebook, que aluden al masoquismo exacerbado de los habitantes de la Comunitat. Hay algunos que piensan que el nivel llega a tal punto que los valencianos, de ser cucarachas, no dudarían en votar a Cucal en las elecciones. Hay quien va un poco más lejos, y llega a pensar que de ser judíos o negros, votarían a los nazis y al Ku Kux Clan respectivamente. Los hay incluso que intuyen que de ser los valencianos aficionados del Barça, no tendrían reparo en votar a un partido cuyo líder fuese Tomás Roncero. Parece exagerado, pero a uno que vive el día a día de esta Comunidad no le parece ni mucho menos improbable.
El ingenio de los usuarios de Facebook no acaba en los múltiples grupos que han visto la luz bajo el formato “Si los valencianos fueran ”. Algunos llegan a pensar que en Valencia entras a robar un banco y cuando sales ya eres concejal. Otros, por su parte, invitan a votar en las próximas elecciones al partido de Alibabá, ya que al menos eso garantizaría que sólo habría cuarenta ladrones en las instituciones. Lo cierto, aunque a algunos les pueda doler, es lo que se lee en otro grupo de Facebook. No lleva los resultados electorales al extremo de la parodia, pero da en el clavo. En la Comunidad Valenciana parece que la corrupción tiene premio: la mayoría absoluta.