Todos tenemos una historia guardada en los bolsillos. Todos tenemos un Pepito Grillo interior que nos dice la verdad a la cara. A veces la verdad se esconde debajo de la mesa y no queremos verla.Yo utilizo el espejo para sacar el Pepito Grillo de mis personajes.
Yo utilizo el espejo para sacar el Pepito Grillo de mis personajes.
Buenos Aires, Medellín, Barcelona y Madrid son los escenarios de mi novela.
Con Buenos Aires. Me apetecía mucho sacar en mi novela una ciudad que a mí me fascinó desde el minuto uno.
Medellín es el único sitio que no conozco, pero sí lo hizo mi padre, que vivió varios años en Colombia y quedó fascinado por esa ciudad. También me inspiró una novela del colombiano Fernando Vallejo, que se llama La Virgen de los sicarios, que me conmovió por su dureza y a la vez su ternura. Y por su descripción. Con Fernando Vallejo, las novelas no solo se sienten, también se huelen.
Barcelona también es una ciudad que tenía que estar, que más que puente de plata, fue ave de paso en mi historia.
Y luego está Madrid, que es mi ciudad (aunque nací y vivo en Sevilla) y el centro de todas las historias.
Y mi historia es un compendio de vidas que, como jarrones chinos, cayeron al suelo y se hicieron mil pedazos. En algunas tuve la suerte de recomponerlas, en otras cayeron al mar y se fueron para siempre.
Dicen que es novela negra, pero yo no he querido vestirla de colores. Es una relación de vidas que se cruzan en el camino y muestran lo bueno del hombre pero también lo malo. Y esos sentimientos se los dejo al lector para que se quede con el personaje que más le guste.
José Manuel García-Otero