Puede que pases de largo en la lectura de estas líneas, o puede que no. Puede que tus ojos apenas miren el tejado que te cubre y nada te interese más que los números que te alegran el día o esos números que ponen chinchetas en el paso de tu tiempo. En España, país que chorrea dolor e indiferencia, existen 900.000 afectados por la enfermedad de Hepatitis C, gente de todas las edades (niños, adultos, ancianos ), cuya vida pende de un fármaco (el tratamiento de Sovaldi), que solo está al alcance de personas adineradas y que el ministerio de Sanidad se niega a administrar.
El pasado año murieron más de 4.000personas por culpa de esta enfermedad. La cifra subirá este año, aseguran losexpertos; si no se aplica el fármaco adecuado y que Sanidad se niega a sufragar,el número de fallecidos por Hepatitis C se disparará.
La ministra Matos es la responsable de Sanidad. La señora Matos, ex esposa deuno de los principales implicados en la trama corrupta Gürtel, la misma que no se enteraba de los sucios manejos del maridoy tampoco preguntaba sobre la procedencia de los lujosos regalos que recibía,trabaja en una nube de algodón, reacciona tarde en los grandes asuntos (ébola),privatiza hospitales,
pone buena cara a las multinacionales farmacéuticas y noquiere saber nada de las demandas de los profesionales de la Sanidad Pública,que observan con desesperación cómo se deteriora un sistema que, hasta sullegada, era modélico más allá de los Pirinéos.
Matos no se encuentra en la orillade los ciudadanos, su torre se halla en otra trinchera, lejos de los quesufren. La Plataforma de Afectados porla Hepatitis C pide ayuda y el ministerio de Matos se la niega. Losciudadanos y ciudadanas pelearán por sus derechos. Buscan manos y hombros,ellos se agarran a la vida. Pelearán por ella.
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