Había billetes para Fallas

Por Carlos Bueno, escritor y periodista

Ni una sola tarde se colgó el ansiado cartel de “No hay billetes para hoy” en las taquillas de la plaza de toros de Valencia durante la pasada feria de Fallas. Ni las combinaciones más interesantes, ni las más mediáticas, ni siquiera la matinal de rejones -abonada tradicionalmente al repleto- consiguieron acabar con el papel.

Aterrizaba en Valencia una nueva empresa con aureola de “importante” y ganas de “hacerlo mejor” que la depuesta. Mejor o peor son conceptos un tanto abstractos difícilmente calificables, al menos de forma cualitativa. Pero si nos atenemos únicamente al aspecto cuantitativo el resultado no ha podido ser más contundente: de los cinco o seis llenos absolutos de los últimos años se pasó al cero redondo de esta edición.

Tres han sido las causas principales que han producido tal zancadilla a los flamantes gestores del coso valenciano: la televisión, la crisis y la climatología. Sin duda la retransmisión de la feria completa a través de la pequeña pantalla restó posible público en la plaza. Al menos, eso sí, en este apartado los empresarios sacaron su tajada económica.

Que la crisis iba a jugar en contra era cuestión de sobra conocida de antemano. Quizá un serial más corto hubiese animado a sacar el abono a mayor número de aficionados que, sin embargo, recularon ante el encarecimiento que suponía un ciclo de largo metraje, con el agravante de que el descuento sobre el precio final pasaba del 20% de antaño al 10% actual.

Además, el intenso frío que azotó Valencia los primeros días de feria y la lluvia de despedida acabó por desanimar al puñado de espectadores que hubiesen colmado el recinto varias tardes, por ejemplo la del mano a mano Ponce vs Juli -a cuyos apoderados faltó visión para adquirir las pocas entradas que restaban en taquillas y poder sacar pecho de que no sólo José Tomás es capaz de llenar-, la del día de San José –en las mismas estamos- o la del macro homenaje final a Ponce, un festejo con siete toreros que incrementaba el coste de cada localidad un 25%.

Ahora a los gerentes sólo les cabe escuchar críticas, atender consejos y hacer examen de conciencia y propósito de enmienda. Les queda mucho año por delante y varias temporadas al frente de la plaza. Su reto debe ser velar por la clientela y recuperar a los abonados perdidos. ¿Cómo? Comprando toros con trapío -una de las asignaturas pendientes- y adaptándose a la demanda de los tiempos que corren. Ganarse el respeto y la credibilidad de la afición será el secreto de su éxito.

Óscar Delgado

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