Suena el sorteo de la lotería. Debe de ser el único conductor de autobús que sintoniza todos los sábados Radio Nacional para vivir el azar de sus décimos en directo. Esperemos que no suelte las manos del volante para apuntar las terminaciones del consuelo.
Porque el primer premio parece que esta semana tampoco le ha tocado y menos mal pienso mientras una gota de sudor se entremezcla a una velocidad respetable entre la nuca y el jersey de lana virgen con el que sudo en invierno-.
“Bajen señores, que no tengo todo el día”. O sí, me digo mientras recibo dos empujones y me clavan un codo en la columna vertebral para salir al espacio contaminado del centro de la urbe. A comprar. Me da un décimo para el especial del sábado. La terminación me da igual.
José Manuel García-Otero