Así se llamaba la revista de variedades que editaba los fines de semana (y que quizás aún lo haga) el diario Última Hora (Palma de Mallorca). Una suerte de magazine de alegría mediterránea tocado por la varita de la historia local, de la fauna autóctona, del destino vacacional en casa, de la fiesta y del deje folclórico de las Illes Balears. De ése modelo y de otros cercos periodísticos con vocación de contar lo pequeño, lo cercano, lo personal, lo público y lo que interesa de verdad a la gente, incluido el discreto encanto de la vida, bebe y renace cada temporada el semanario que llega puntual a su cita con el mes de septiembre y con las semanas que desde este miércoles quedan por delante hasta el próximo parón agostizo. Será entonces cuando el 360 cumplirá 360 semanas.
Brisas que proceden del Mediterráneo para introducirse en la meseta y briznas de contenido que se cocinan a fuego lento para alcanzar a pequeñas minorías de lectores con inquietud viajera, curiosidades gourmet o enmarcados como protagonistas mismos de los hechos que rodean a esos otros hitos (informativos) que marca el poder, o el ansia política por manejar la agenda, o el gran almacén que todo lo oculta (incluso su propia crisis), o el rodillo del deporte entendido sólo desde el prisma de la victoria (nacional, claro) y de la derrota (fracasada), o de la gran editorial que tapa a base de distribución voraz y volumétrica el mérito, el talento y la calidad escritora de autores buenos, aunque noveles y blandos para esa voracidad; o de la rueda de prensa que sólo habla de tinta o de cepeemes; o del jefecillo de prensa con habilidades poco segmentadas; o de la acreditación a la carta de menús para estómagos agradecidos; o de vampiros tradicionales quemados por la luz procedente del espectro digital; o de anticiudadanos que no profesan la fe del periodismo ciudadano; o de periodistas que no leen periódicos pero que siguen sujetos a la rigidez del mercado laboral tradicional (incluidos viejos corporativismos no hablados); o de los filtros de quienes regulan la voz pública del personaje de ficción; o de la ficción de los personajes de (sic) sin filtros que regulen su voz y sólo remiten al listado de tuits/barbaridades no planificadas proyectadas en los TL del escándalo; o de diarios sin día; del copio porque pego y del pego porque no escribo salvo que me paguen porque sin periodismo no hay democracia escrita que no soporte una remuneración a destiempo
Las brisas del 360, aunque minoritarias, llegan de nuevo a su cita con el miércoles, cargadas de pequeñas cosas veraces que ocurren (latentes o manifiestas), que viajan en nichos sin tierra, que buscan directamente a su destinatario, querido lector, y que persiguen ser sin ser vistas en los canales tradicionales de la distribución (mentideros). Volvemos, que no es poco, y lo hacemos con el ánimo de, al menos, alcanzar los 360 números/semanas de este 360 que nació hace (ya) 7 años. Gracias.
Javier Montes