Esta semana 360 Grados Press pasa el micrófono a la activista Carla Antonelli para hacer balance sobre sus años de defensa de los derechos de lesbianas, gais, transexuales, bisexuales e intersexuales cuando se celebran diez años de la aprobación de la Ley de Matrimonio Igualitario.
Conversar con Carla Antonelli (@carlaantonelli) conduce a recordar por qué los colectivos LGTBI decidieron alzarse en unos años en los que era muy duro e incluso peligroso decir “soy homosexual” o “soy transexual”. También supone recuperar en la memoria a uno de los mayores baluartes de la defensa de los derechos de quienes no eran iguales legalmente al resto hace no tanto tiempo, el político socialista Pedro Zerolo, fallecido en el mes de junio tras una larga lucha contra el cáncer.
Antonelli, actriz, activista y diputada de la Asamblea de Madrid por el PSOE, refleja un espíritu que hoy sigue vigente y que ha conseguido derribar barreras y alcanzar logros tan significativos como la aprobación en España de la Ley del Matrimonio Igualitario, que este año celebra su décimo aniversario. Una mujer decidida, reivindicativa, que deja a un lado los colores políticos en pos de la igualdad y que la convierte en todo un ejemplo a seguir para la sociedad en su conjunto.
¿Qué balance haces de tus años como actriz, política y activista de los derechos LGTBI?
Todo lo que he hecho he intentado que fuera con la mayor dignidad posible, desde el compromiso más absoluto. Como actriz he tratado de ser natural y muy crítica y en la asamblea me he metido profundamente en cada cosa y he tratado de estar a la altura.
¿Cómo definirías en una frase este camino?
Un camino en el que he aprovechado lo que me ha ido poniendo la vida por delante, relacionando lo de ayer con lo de hoy con coherencia, durmiendo con la almohada convencida de lo que haces, si no acabas no reconociéndote frente al espejo.
¿Se te han puesto muchas trabas para entrar en política por el simple hecho de ser transexual?
Siempre, en todas partes, pero la vida se compone de retos y estos me crecen. Como transexual tienes que demostrar el doble que los demás para eliminar los prejuicios que existen, pero eso me motiva para tratar de desmontar todas esas ideas retrógradas.
Se te considera como uno de los baluartes de la defensa de los derechos LGTBI por haber conseguido llevar de tu propia mano como diputada las reclamaciones y peticiones del colectivo ante el poder. ¿Cómo te sientes al respecto?
Lo veo con mucha humildad y siendo consciente de que solo soy una imagen que representa a un colectivo. La vida me ha llevado ahí y tengo la oportunidad de tener una voz ante Madrid y ante los medios de comunicación para reivindicar la igualdad. Nada más.
¿Queda todavía mucho que hacer por los derechos del colectivo a nivel legal y social?
Queda mucho por hacer. Sobre todo transmitir pedagogía e la incrustación social de que todos cabemos en esta sociedad. Recuperar esa educación para la ciudadanía que se eliminó. Educar en el respecto y en la convivencia con la diversidad a los niños. Queda también luchar por una ley en el marco estatal contra la discriminación, que ya se ha logrado en Barcelona, por ejemplo. Una ley que defienda la transexualidad a nivel autonómico. También es necesario reformar la Ley de Identidad de Género de 2007 que, aunque ya permitía cambiar de nombre a los interesados sin necesidad de operarse, deber proteger mejor a los menores transexuales y a los extranjeros.
¿Por qué crees que piezas principales del movimiento LGTBI como las mujeres lesbianas y las personas transexuales no hayan alcanzado ese nivel de aceptación que sí han logrado los hombres homosexuales por parte de la sociedad?
Se debe a la cultura y a la somatización. Ellas mismas lo han interiorizado y deben desnudarse de ello en primer lugar y luego convencer a los demás. Vamos avanzando. De hecho hace 12 años no nos podíamos casar y ahora ya hay una mayor concienciación de nuestros derechos con los que tener cabida en esta sociedad.
Siempre acompañada en esta defensa por tu gran amigo Pedro Zerolo. ¿Qué ha supuesto su paso por la política para los derechos LGTBI?
Pedro fue fundamental por su capacidad de liderazgo, su capacidad para visibilizar y convencer de la necesidad de leyes que mejoraran nuestra situación y de que los sueños no tienes por qué ser solo sueños. Fue el pegamento del activismo, unificó a todos los colectivos, convenció a Zapatero para que impulsara la aprobación del matrimonio igualitario. Fue una imagen fuerte y potente también hacia países latinoamericanos. Les empoderó para que lo legalizaran también en muchos de ellos.
¿Cómo valoras los resultados en Madrid de las elecciones autonómicas? ¿Estás conforme con el pacto de PSOE y Ahora Madrid para que Manuela Carmena llegue a la alcaldía?
El ayuntamiento ha empezado regular, ya que hay muy pocas mujeres, por lo que no se ve apenas paridad. Pero, bueno, estoy conforme con el pacto, era lo que había que hacer. Era el pacto natural. Carmena ha llegado al poder gracias a los votos del PSOE, por lo tanto se trata de una gran victoria apoyada.
Valencia es una de las ciudades en la que más se ha notado hasta el momento el cambio de tendencia política. ¿Crees que también va a experimentar una mejora importante en cuanto a los derechos del colectivo con la salida de la alcaldía de Rita Barberá y la entrada de Joan Ribó de Compromís gracias al respaldo del PSPV?
Presupongo que sí, pero no deben solo colocar la bandera de la izquierda como victoria, sino que deben cumplir sus propuestas y los valencianos exigirles que lo hagan. De momento Compromís ha conseguido que varios miembros del colectivo LGTBI entren en sus ayuntamientos municipales. Es un logro.
¿Cuál crees que va a ser el panorama de los ayuntamientos españoles en una de las formaciones de gobierno con el pacto como elemento clave más destacada de los últimos años? ¿Habrá más de pluralismo o de caos?
Habrá más pluralismo. En el País Vasco, por ejemplo, siempre ha habido pactos y les ha ido bien. No debe ser un problema llegar a acuerdos. Lo que deben intentar con esos pactos es trabajar por el bien común y que no se convierta todo en guerras personales por ver quién destaca más.
J. Montes