“Mis bares ahora van a ser los teatros”

Aunque rechaza el apelativo ‘showman’, Pablo Carbonell no puede evitar que muchos lo califiquen así cuando se refieren a él por su versatilidad artística tanto en el mundo de la música como de la actuación, tanto en televisión como en teatro y cine.

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La vida de Pablo Carbonell (@carbonellsg) ha sido en algunas ocasiones una montaña rusa de emociones en la que ha pasado por sonrisas, lágrimas y carcajadas. Muy al estilo Julie Andrews. Y ahora este actor y músico (que también fue reportero y estrella mediática) lleva esas sensaciones (las más conectadas con el mundo artístico) a los escenarios para contar su vida, a modo de monólogo musical, con El mundo de la tarántula, dirigido por José Troncoso.

 

El mundo de la tarántula es un espectáculo biográfico. ¿va por ti ese apodo arácnido?

La tarántula es una forma de llamar a la farándula realizada por una mujer un poco analfabeta, pero que dio en el clavo. En general hay algo de picadura de un bicho entre la gente que decidimos bajar a la arena del circo. Es cierto que yo he desarrollado mi actividad en muchas facetas, pero en realidad todas buscan lo mismo: la aceptación y, por otra parte, el descubrimiento de uno mismo. Todos nos andamos buscando: algunos hacen psicoanálisis; otros, nudismo; otros nos subimos a un escenario o procuramos rodearnos de amigos con los que hablar a corazón abierto. Yo hago un poco de todo eso.

 

¿Se hace complicado adaptar un libro al teatro y resumir más de 50 años de vida en hora y media de obra?

He escogido las cosas que tienen una lectura artística, acontecimientos o anécdotas que echen un poco de luz sobre el mundo del arte. No me valen batallitas de robos de motos, colarse en los trenes o tal o cual aventura. Solo podían entrar en el espectáculo las cosas y la gente válidas que me han ayudado a caminar y cuyo testimonio puede ser útil a los demás.

 

¿Vives la vida como en un musical como les pasa a muchos melómanos?

Se ve en la obra. La música me arropa, me quiere, me acaricia en mis primeros días. Desde pequeño he creído en el poder terapéutico de la música y mi primera incursión en un escenario fue para cantar. Cantar me ha servido para aceptarme y ser aceptado. Mi vida habría sido gris sin música, me habría desarrollado menos y sufrido mucha más soledad.

 

Has tocado todos los palos audiovisuales como actor, músico y reportero desde que saliste de Cádiz. ¿Te encuadras en el perfil de showman? ¿Qué te aportan todas las disciplinas con las que has ‘jugado’ profesionalmente?

Lo de showman lo tengo que aceptar, pero hay algo en eso que no cuadra con mi personalidad. Yo soy un actor que puede interpretar a un showman, pero soy tirando a discreto en mi vida privada. Anhelo una buena conversación con un amigo, pero no una reunión multitudinaria en la que todos andamos a la exhibición de nuestro ego. En Los toreros muertos soy el frontman. Tengo que llevar el hilo argumental de la canción y el relato depende de mí, es mi obligación. En El mundo de la tarántula podría comportarme como un showman, pero en realidad lo que hago es conectar con personas o acontecimientos que me sucedieron en la vida. Si canto por Manolo Escobar, estoy conectando con el niño que cantó Mi carro en las fiestas de San Juan Bosco en los Salesianos. Imitar a Manolo Escobar es algo que haría si estuviera participando en Tu cara me suena. Esto es algo más personal y me requiere mucha más transparencia.

 

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¿Podrías vivir sin hacer comedia, sin hacer reír?

Me gusta mucho hacer reír y siempre me ha gustado. En El mundo de la Tarántula intento mezclar carcajadas con momentos de mucha expresividad dramática. Es la primera vez que lo hago. Es como una montaña rusa de sonrisas, carcajadas y lágrimas. En cierto sentido me siento un poco Julie Andrews.

 

¿La filosofía vital que da el reír a menudo y hacer reír se la transmites también a tu hija o eres más serio en casa?

Siempre he sido muy risueño y mi hija Mafalda ha heredado ese optimismo. Es genético. Ella tiene muchas papeletas para estar amargada por su problema de movilidad, pero enseguida ha comprendido que la felicidad está en la manera de enfrentar los problemas. Todas nuestras satisfacciones están en la cabeza. Lamentarse no vale para nada. Ella ha desarrollado otras actitudes que hacen que sus amigas la rodeen en vez de estar corriendo detrás de ellas.

 

¿Qué momentos de tu carrera profesional retienes con más cariño en tu memoria y cuáles intentas desterrar?

Los que quiero desterrar no los puedo mentar porque se hacen presentes. Son cosas que he hecho porque necesitaba el dinero. Esa sensación es horrible. En general me gusta todo lo que he hecho, aunque tenga un reverso tenebroso. Cuando hacía Caiga quien caiga me decía todo el mundo: ¡Qué bien te lo pasas! Ay, si supieran los desvelos que hacer un buen reportaje podían llegar a ocasionarme…

 

Ahora estás en el teatro. ¿Continúa la gira por más ciudades? ¿Qué otros proyectos profesionales tienes para el futuro cercano?

Estoy en el teatro y quiero estar mucho tiempo. Compaginaré este espectáculo con conciertos con Los toreros muertos y algún recital en solitario. Pero las actuaciones en bares se han acabado. Mis bares ahora van a ser los teatros.


@casas_castro

Javier Montes

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