“Siempre me ha costado llevar una línea recta”

360gradospress se adentra en el mundo onírico y poético del pintor Alex Alemany

A.C., Valencia. Trazar una línea siempre es más sencillo que dibujar un camino lleno de recovecos, curvas y pendientes. El mundo del arte, ya sea la pintura, la literatura, la fotografía o la música, entraña riesgos, altibajos, desafíos y, en muchas ocasiones, decisiones que contrarían toda lógica esperada. 360gradospress se ha reunido con Alex Alemany. Uno de esos artistas que, con maleta en mano y lejos de todo lo que esperaban de él, decidió dedicar su vida a aquello que amaba, la pintura.

El realismo de Alex Alemany, lejos del realismo americano, estriba entre el mundo de lo literario y lo pictórico. A través de sus propios sentimientos, sensaciones y conceptos, nos muestra una técnica preciosista que ahonda en metáforas poéticas, imágenes del subconsciente y el mundo onírico. De hecho, al adentrarnos en el mismo corazón y alma de Alex Alemany, en su estudio, uno cree atravesar una burbuja ajena a la realidad que se entrelaza con todo un universo poético.

El estilo de este pintor valenciano se podría encuadrar en aquel movimiento que surgió de la literatura latinoamericana de Gabriel García Márquez, Miguel Ángel Asturias, Juan Rulfo o Pablo Neruda, hablamos del realismo mágico. Sin embargo, lejos del mundo de la prosa y el verso fue el crítico de arte alemán Franz Roh quien empezó a utilizar este término para referirse a una pintura que demostraba un realismo alterado. La obra de Alemany, llena de licencias poéticas, podrá llevar al espectador a diferentes interpretaciones, pero nunca el estímulo cederá a la indiferencia. Tras varios viajes, idas y venidas, y un cúmulo de experiencias, Alex Alemany destaca como uno de los pintores más importantes de nuestra cultura contemporánea.

Conociendo al pintor
¿Su obra se encuadraría en lo que muchos llaman realismo mágico? ¿Cómo lo definiría usted?
El realismo se puso a raíz de la literatura sudamericana que encaja perfectamente con la pintura. De hecho, se podría decir que es una nueva forma de interpretación de lo que antiguamente se llamaba surrealismo, la cual, aprovecha una parte del subconsciente, del mundo onírico como parte implícita del ser humano. Todos tenemos momentos de duermevela, donde parece que hay un desfile de figuras absurdas, que son una mezcla de lo pasado y lo deseado. Todas estas imágenes son perfectamente aprovechables porque llevan una carga de simbología poética. Es el poso de nuestras experiencias. Aunque, poco a poco, voy haciendo incursiones hacia una pintura más formal, menos formas, más geométrica y mucho más simple. Sin embargo, al ser algo experimental, en el fondo me sabe a poco, ya que, estoy acostumbrado a un tipo de arte que requiere mucho trabajo y, al mismo tiempo, mucho disfrute.

Así que generalmente le llaman realismo mágico, pero, hay otros que le llaman realismo poético. A mí, por ejemplo, que también me gusta mucho escribir la primera vez que me sacude una idea no la dibujo sino que la escribo. Muchas de las cosas que escribo tienen capacidad de se dibujadas. Normalmente, son fuente inagotable de creación como la propia vida. Cuando se es artista la clave ya no son tanto los instrumentos sino la sensibilidad para enforcar el mundo, es una forma de vivir de ser. Yo no creo que pertenezca a ninguna escuela, de hecho, hoy en día hay un retorno al individualismo, hay menos tendencias. Hoy todo vale.

¿Qué es para usted la inspiración?
Me suena presuntuoso hablar de inspiración. Tú misma puedes estar inspirada para conducir de forma fluida. Todos podemos sentirnos inspirados en un momento u otro para hacer una cosa u otra. Yo no puedo evitar tener idea mientras me ducho, como o leo. Ayer mismo, al ir a la playa, el mar que me sugirió ideas.

¿Qué se quedaría de sus recuerdos en París y Londres?
Me quedaría con lo básico, es de estúpidos quedarse con una opción en la vida. Me aterroriza los hombre máquina, aquellos que siempre están haciendo y pensando lo mismo. Fieles a unas ideas concretas que nunca cambian, la vida cambia yo no soy igual que cuando tenía 20 años estoy sujeto a los ciclos sociales y, por tanto, yo también cambio, yo era un comunista extremista y ahora acepto que es un sistema que falló y acepto que hay cosas buenas y cosas malas. Esas son las opciones que yo aprendí cuando salí fuera.

Teniendo en cuenta el contexto histórico de su época, ¿cuál fue la reacción de sus padres cuando decidió ser pintor?
El impacto fue muy malo. Cuando experimenté todo lo que te he contado yo ya me había ido de casa. Al terminar lo que ahora es el selectivo, mis padres querían que yo fuese arquitecto o médico, sobre todo, arquitecto. Me veían dibujar tanto que pensaban que sólo podía ser arquitecto. Pero, evidentemente yo quería ser pintor. Me enteré en Gandia, sin conocimiento de mis padres, de cómo ingresar en la Escuela de Bellas Artes y, una vez ya dije taxativamente que quería ser pintor, y no otra cosa, la reacción fue muy mala. Al final, me fui de casa, con una maletita y dos mudas, ellos pensaban que volvería cuando tuviese hambre. Pero tuve suerte y no fue así. Iba haciendo caricaturas por los bares. Me ponía debajo del televisor y yo iba dibujando, cuando había suerte vendía el dibujo y comía un bocadillo. Así funcioné. Conseguí acabar la carrera, haciendo publicidad o trabajando en fallas. Fui muy feliz, era completamente autónomo. No era una vida de lujo pero descubrí a mucha gente como yo del mundo de bellas artes. Fue una época dorada en mi vida, grandes amigos, grandes evidencias de qué tipo de vida quería tener. Había encontrado mi identidad. También tuve suerte porque la situación económica fue cambiando y pude vender cuadros. A mí siempre me ha costado llevar una línea recta.

¿Cómo definiría su aquí y ahora tras las experiencias y vivencias acumuladas?
Mi filosofía se aproxima ahora al planteamiento Zen, el placer por el oficio. El placer por perfeccionar lo que a uno le define, en este caso la pintura. Continúo planteándome cómo llegar a un tipo de trabajo más formal. Sobre todo, viajar, viajar con ojos nuevos, ya que, cuando más experimentas, más lees, más te enriqueces. Todos esos datos se van acumulando y te hacen disfrutar mucho más de la vida.

¿Cómo ve el mundo del arte? ¿Qué mensaje les lanzaría a los nuevos artistas?
La cosa va muy mal, pero esperemos que sólo sea temporal. La pintura, el arte en general, es algo prescindible dentro del planteamiento capitalista de consumo. Nadie necesita un cuadro para vivir. Estos son efectos de la crisis. Para mí son agonías del sistema, al igual que murió el comunismo por muy mal que supo, ahora está resquebrajándose el planteamiento capitalista. No tenemos otra opción, será cuestión de ir modificando. En esto del arte, el asunto está muy mal para los que se conocen, pero está peor para los que aún no se conocen. Actualmente, se están cerrando muchas galerías. ARCO también está pasando dificultades.
Respecto a los artistas jóvenes, que actualmente trabajen en lo que sea para vivir pero que nunca dejen dedicar su tiempo a pintar, a crear. Deben volcarse en aquello que les gusta hacer. Hoy en día el arte está muy mal.

Óscar Delgado

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