El humor absurdo y las risas descontroladas se dan cita esta semana en 360 Grados Press de la mano del presentador Javier Coronas, al que conseguimos acorralar a base de preguntas a cambio de un momento de respiro en una incansable carrera que le lleva por los escenarios junto a Ilustres Ignorantes, a los platós para desbaratar el chiringuito de En el aire y a acaparar las ondas de Cadena SER.
Hace ya algún tiempo que el humorista catalán Javier Coronas (@LibretaCoronas) afirmó en su espectáculo Ilustres Ignorantes (@ILUSTRENignoran) sobre las tablas que, al igual que sus compañeros de escenario, era una persona “con señorío que no se avergüenza de ser ignorante”. Pero este showman es mucho más. Es un ejemplo de superación, esfuerzo y humildad desde que en los años 90 decidiera ponerse el mundo por montera y empezar desde cero a nivel laboral en Zaragoza en el medio que le ha dado gran parte de su éxito: la televisión.
Charlar con Coronas es manejar un barco que va a la deriva constantemente y que resurge de entre las olas con buen tiempo y con el mejor de los resultados: virando constantemente entre la cordura y el sin sentido, entre la ironía más fina o bruta a partes iguales y las frases más reflexivas y meditadas. Todo un adonis del savoir faire humorístico, valedor de una chispa y de una inteligencia que no pasan desapercibidas.
Después de tantos años moviéndote entre medios de comunicación, sobre todo televisión y radio, ¿qué has podido aprender o desaprender de ellos?
Sobre todo he aprendido. Y principalmente a pasármelo bien. He descubierto que puedo ganarme la vida disfrutando y eso no lo puede decir todo el mundo.
¿Alguna vez, siendo niño, te hubieras imaginado de mayor dedicándote al humor y a la comunicación?
A los 14 años tuve una revelación cuando acudí a una tertulia de radio y pensé “quiero hacer esto”, aunque en ese momento no pensaba que lo fuera a lograr. De pequeño ya era muy hijo de puta. No atendía en clase y me daba a la coña, por lo que siempre he llevado el humor dentro.
¿Qué te da el humor?
Me da muchas cosas. Es una forma de vida, una actitud que va intrínseca en cada persona. Con el humor puedes mirar a través de unas gafas otro tipo de perspectiva.
¿Cómo sería el mundo si nos tomáramos las cosas con un poco de humor?
La verdad es que no tengo ni idea, porque no soy futurólogo. Sería una utopía con menos enfermedades, aunque siempre habría algún cabrón que quisiera joder a alguien y estropearlo todo.
Te consideras aragonés de pura cepa, a pesar de ser catalán. ¿Qué ha supuesto Zaragoza en tu vida?
Ha significado muchísimo, de hecho he pasado media vida laboral allí. Después de haber trabajado en radio en Barcelona, empecé desde cero en esta ciudad y prácticamente todo se gestó allí. Estoy muy contento y agradecido.
También tuvo parte de culpa para el salto hacia el éxito el haber conocido a Ramón Arangüena, ¿no?
Se lo debo todo a él. En Que viene el lobo, espacio de Antena Aragón en el que debuté delante de las cámaras, Ramón me conoció. Se llevó la cinta del programa para hablar de “ese tío muy tonto” ante sus superiores y, al poco tiempo, estaba colaborando en Lo + Plus de Canal +. Es un tipo muy grande.
¿Cómo definirías Ilustres Ignorantes?
Ilustres es algo de lo que estoy muy orgulloso, en lo que disfruto como un nene, un lujazo. Son risas y humor absurdo. Además, trabajo con dos seres maravillosos y lo hago como un cerdo en una charquera. Lo definiría como un show diferente, improvisado, hecho sobre la marcha y genial.
¿Qué sería de Ilustres Ignorantes sin Javier Cansado y Pepe Colubi?
Sin ellos sería una mierda. El programa son ellos y yo echando broncas. Cansado es el maestro y Colubi es el valiente. Pero por encima de las cosas son amigos.
¿Qué comparte el Ilustres Ignorantes de la televisión con el de las tablas?
No fue fácil dar el paso. Conserva a sus personajes y su frescura. En cambio no tratamos un solo tema, sino que hacemos una tertulia mal hecha, absurda, descontrolada y sin guion que nace y muere en el directo.
¿Responde bien el público?
Sí. Nos quedamos alucinados. Llenamos cada día siendo solo tres tontos y todavía no sabemos por qué. A veces dejamos frío al público como en la gala de los Premios Onda 2014, donde no caló nuestro humor por ser un poco fuerte.
¿Qué supone enfrentarse al público de un teatro?
Supone una verdadera lección, aunque no tengo miedo escénico ni responsabilidades. La vergüenza me la amputaron de pequeño. Gozo mi trabajo.
¿Tienes próximos proyectos a la vista?
Estoy ya muy cubierto de trabajo entre la SER, En el aire e Ilustres ignorantes. La familia también me quiere ver.
¿Algo más que quieras añadir?
Me gustaría felicitar la Semana Santa a todos los españoles y desearles un próspero Año Nuevo.
Laura Bellver