Hablen a la vez para que nos entendamos

Conocer los idiomas no basta para ser intérprete simultáneo. Son necesarias otras facultades para ser capaz de trasladar un discurso oral de una lengua a otra en el mismo momento en el que se está pronunciando. Hablamos con una experta para conocer más a fondo esta profesión.

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Cuando el orador empieza a hablar ya no hay vuelta atrás. Es el aquí y ahora en su máxima expresión. Como la brisa que genera y acompaña un movimiento rápido con el brazo, la interpretación simultánea vive pegada a un discurso original que, lo que son las cosas, necesita irremediablemente de ella para gozar de sentido en una audiencia. “Es un trabajo muy exigente, estresante y que entraña una gran responsabilidad”, explica María Galán, presidenta de la Asociación Española de Traductores, Correctores e Intérpretes (Asetrad).

 

El intérprete simultáneo traduce de una lengua a otra un discurso de manera oral al mismo tiempo que se está produciendo, con una diferencia “de apenas dos o tres segundos”, que es lo que recibe el nombre de desfase. Este trabajo se realiza en una cabina insonorizada y ventilada, donde el intérprete se coloca unos auriculares: sólo utiliza un casco para escuchar al orador, pues el otro lo suele colocar detrás de la oreja para escucharse a sí mismo. A través de un micrófono reproduce la alocución en el idioma que entiende la audiencia.

 

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Galán, que ha interpretado a representantes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), escritores y políticos, entre otras personalidades relevantes, es una apasionada de su trabajo y lamenta que, en ocasiones, “se tome la profesión como si fuera un servicio complementario y no como una pieza clave de la comunicación”. De hecho, “suele ocurrir que hasta que no se mete la pata hasta el fondo no se pone en evidencia la necesidad de un intérprete profesional”, relata María.

 

Porque el vecino que ha pasado dos veranos en Londres no cuenta. Además de conocer las lenguas “también son fundamentales la técnica y la preparación, así como muchas horas de cabina. No basta con ser bilingüe”. La presidenta de Asetrad lo ilustra así: “Al igual que para tocar el piano hace falta algo más que tener dos manos, para ser intérprete también hace falta algo más que saber dos lenguas.”

 

Terreno televisivo
Para la historia han quedado momentos épicos como, por ejemplo, la entrevista en directo de las famosas hormigas televisivas Trancas y Barrancas al actor Matt Dallas, protagonista de la serie norteamaricana Kyle XY, que se emitió en España a través de la cadena Cuatro. Los peluches parlantes pusieron empeño, pero Dallas no siempre entendió las preguntas.

 

María Galán argumenta que la importancia de la interpretación es tal que “puede arruinar una entrevista que probablemente ha costado mucho conseguir. Todo el trabajo previo de los guionistas, el presentador, el director, producción, etc. se puede ir al traste por no cuidar la interpretación”. En el terreno de la televisión concretamente son varios los factores a tener en cuenta para que la entrevista a la estrella de turno salga bien.

 

Tanto la cadena como el intérprete tienen deberes que hacer. “Siempre es muy recomendable que la emisora facilite las preguntas para, así, poder prepararlas, presuponer por dónde pueden ir las respuestas y tener en cuenta el vocabulario”, expone Galán. Además, según sostiene, no está de más conocer a la persona a la que se va a interpretar aprovechando que estará en los estudios antes de salir al plató. En la cabina desde la que trabaja el intérprete debe haber dos monitores. “En uno de ellos se emite la imagen que está saliendo en antena y, en el otro, se muestra solamente el plano del interlocutor”.

 

Galán subraya que esto “no se trata de un capricho”, pues resulta “muy útil saber si la persona ya ha entrado a plató, si se ha puesto los auriculares o si tiene algún problema de audio”. Cabe tener en cuenta que ” el orador puede pronunciar una frase en un tono muy serio, pero con la expresión de la cara delatar que es una broma o ironía”, mantiene.

 

Ahora bien, la persona que va a realizar la interpretación simultánea también tiene que poner de su parte. Estudiar al orador y su trayectoria profesional es clave, según las palabras de Galán. “A mí, personalmente, también me gusta ponerme vídeos en Youtube para ver cómo habla, qué acento tiene, si sesea o no o si se come letras”. Esto es posible cuando el orador es muy conocido y, por tanto, hay mil vídeos suyos en la red. Cuando la fama no le acompaña, “que es lo más común, no tenemos esa baza”, puntualiza.

 

Trabajo en equipo
En todo caso, lo ideal es trabajar conjuntamente, pues “el intérprete es uno más del equipo y está tan interesado como el presentador o el director del programa en que salga bien”. La presidenta habla, de hecho, de la sincronización entre las preguntas y las respuestas -que el entrevistador no demande respuestas inmediatas para no solapar preguntas- y la sincronización entre el intérprete y las secuencias visuales –cuando se da paso a un vídeo conviene esperar unos segundos a que el invitado escuche en su idioma lo que va a pasar o no entenderá el porqué de las imágenes-.

 

El eterno estudiante
En el caso de conferencias donde se emplea la interpretación simultánea se antoja especialmente importante el estudio, ya no del orador (que también), sino de la materia que se va a tratar. Como asegura Galán, “aunque domines las lenguas, tienes que dominar también el campo. De hecho, hay intérpretes especializados en sectores, como la Medicina o la Economía”. No hay mayor gozo, según se desprende de sus palabras, que la audiencia piense que el intérprete pertenece a su gremio.

 

¿Y los chistes?
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Si bien se infiere la dificultad de interpretar a un físico cuántico, nada se antoja más complicado que un chiste. “¡Prefiero un informe financiero antes de interpretar humor!”, confiesa la presidenta entre risas. Las bromas están repletas de referencias culturales que, o bien no son capaces de arrancar ni una media sonrisa en un idioma distinto, o bien no se entienden en otra sociedad. Tanto es así que Galán defiende el papel de los intérpretes como asesores culturales más allá de la carcajada, pues “estamos especializados en comunicación intercultural”. ¿Cómo se interpreta, entonces, un chascarrillo?  “No sería la primera vez ni la última que un intérprete dice a sus oyentes ‘por favor, ríanse que están contando un chiste’“. Al fin y al cabo la risa es un idioma universal.


@Lorena_Padilla

David Casas

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