Bailando al ritmo de la integración

Moments Arts emocionó esta semana sobre el escenario de La Rambleta con su nuevo espectáculo “Quatre per Quatre”, con bailarines con y sin discapacidad que demuestran a cada movimiento que, en cuanto a arte se refiere, no hay barreras, tan sólo sentimientos. Desde la calidad y la profesionalidad, esta compañía valenciana con más de veinte años de experiencia demuestra una vez más que sí se puede bailar al ritmo de la integración.

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Todo empezó en 1992 cuando Juanjo Rico, alma mater ydirector de Moments Art, se acercó al colectivode discapacitados para enseñarles su pasión: las artes escénicas. Se entregó aesta labor, sin prejuicios, con libertad y desde el desconocimiento total yabsoluto, pero con las ideas claras: transmitirles una profesión que ama. “Comprobé que las herramientas que yo lesproporcionaba a través de la danza y el teatro les ayudaban a desarrollarseintegralmente y ha evolucionar positivamente dentro de sus características“,nos explica Juanjo.

 

El paso importante lo dio en 1997 con la formalización de lacompañía y la creación de un espacio polivalente en Valencia, con 400 metroscuadrados destinados específicamente a desarrollar la labor creativa yrehabilitadora de las personas con discapacidades físicas, psíquicas,sensoriales y enfermedad mental.

 

Fue el momento dedividir el proyecto en dos vías: por una parte la formación y la prácticaartística y por otro la profesionalización de la compañía, donde los bailarinestrabajan un espectáculo concreto“, señala Juanjo. Aunque no estáninventando nada nuevo, con el adjetivo “profesional“es con el que se desmarcan del resto de iniciativas en la Comunidad Valenciana.Bailar no es una terapia, no es sólo un entretenimiento, se convierte en ellosen una profesión.


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Moments Arts, compuesta por bailarines con y sindiscapacidades, funciona como una compañía normalizada, pertenecen a la rednacional de teatros y sus espectáculos se presentan por si sólos, “no utilizamos el tema de la discapacidadpara llenar teatros“, apunta el fundador de la compañía. Aunque la crisisha hecho que su actividad bajara notablemente, han llegado a tener hasta 50funciones al año y participado en festivales internacionales. Por ahora su giratiene planificada paradas internacionales en Reino Unido, Rusia, Eslovaquia yTurquía.

 

Esta semana se han subido al escenario de La Rambleta para interpretar dos obras: Sola y Quatre per quatre, ésta última realizada al cien por cien por lacompañía. Desde la música, vestuario hasta la coreografía y las luces, todo hasido fruto del trabajo original de Moments Arts. Aunque se estrenó en Sevillael pasado mes de junio, era la primera vez que se representaba en la ComunidadValenciana. “Es una obra que significaigualdad. Cuatro de los bailarines tienen discapacidad y los otro cuatro nopero todos están integrados en la coreografía“, explica Rico.


El ballet complementa a la perfección a sus componentesdesde sus propias capacidades, potenciando las posibilidades de cada uno de losmiembros, sin perder de vista la originalidad de la coreografía ni la calidaddel conjunto. “No nos conformamos concualquier cosa, ni nos justificamos con la discapacidad. Intentamos que sutrabajo sea igual de creativo y artístico que cualquier otro tipo de bailarín.La condición no nos interesa demasiado, nos centramos en el resultado final.Esto supone una búsqueda constante, un trabajo muy arduo con ellos y unseguimiento individualizado” explica con pasión Juanjo al tiempo quedestaca que conocen “sus limitacionespero también sus capacidades” y a partir de ahí intentan trabajar al límitecon ellos.

 

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Mauricio Palomar, un joven de 26 años que padece unaenfermedad rara, es el bailarín principal de la compañía y lleva desde los 8bailando y sintiendo la música como él mismo nos explica: “Cada vez que bailo siento mucha emoción, diversión y alegría. Disfrutocada momento. Antes de salir al escenario respiro hondo, me dejo llevar por lamúsica y pienso en mi iaia quien me dijo que un día sería un gran bailarín“,nos cuenta después de la actuación ramo en mano y con una sonrisa desatisfacción dibujada en su rostro.

 

Él y el resto de los siete miembros del ballet consiguieron levantar a casi toda la sala de sus asientos al acabar la obra. Un trabajo innovador que busca que el espectador cambie de mentalidadhacia las personas con discapacidad. “Estaren un escenario durante una hora manteniendo el tipo con todo el proceso queconlleva estar ahí no es fácil para nadie y menos para ellos. Pero pueden comunicar a través del teatro y la danza igual que cualquier otra persona“, nos recuerdaJuanjo.

 

Una labor loable la que desempeña Moments Art y que llega a conmover al espectadorque desde su butaca en la oscuridad de la sala se emociona al ver el trabajobien hecho de aquellos que bailan sin prejuicios al ritmo de la integración.

@MiriamReyes

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