El agua es vida. Sin embargo, la mayoría de los países que la poseen potable la malgastan, consciente o inconscientemente, y, por el contrario, los subdesarrollados ni siquiera tienen acceso a ella. Un desequilibrio para el consumo y utilización del bien más preciado que tenemos que algunas empresas sociales están tratando de salvar, dentro de sus posibilidades, para que cada gota cuente.
El agua es el bien más preciado que tenemos los seres humanos para vivir. No solo para hidratarnos sino también para alimentar a la tierra que nos da de comer y para mantener una higiene diaria y evitar enfermedades derivadas de su falta. Pero el líquido elemento no llega a todos los países por igual. De hecho, solo tres países (China, India y EE.UU.) consumen el 38% de los recursos hídricos disponibles en el planeta, sobre todo, para el sector agrícola (92% del total de agua), según un estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
Datos que cambian cuando nos referimos al consumo per cápita. EE.UU. gana por goleada con cerca de 1.600 metros cúbicos de agua al año por persona, seguido de Estonia y de Nueva Zelanda con alrededor de 1.200. Por su parte, España se encuentra en el quinto puesto con unos 800 metros cúbicos.
Pero ¿qué pasa con todos esos países que no la consumen, no porque la ahorren sino porque no tienen acceso a ella y que supera los más de 700 millones de personas afectadas? Pueblos enteros de Latinoamérica y de África, principalmente, donde no se pueden cubrir las necesidades básicas para hidratarse o lo hacen con agua en mal estado, lo que provoca que más de 1.000 niños mueran cada día por enfermedades derivadas de ello, según WaterAid y UNICEF.
Diversas iniciativas han surgido en los últimos años para sumar su granito de arena con el fin de llevar agua potabilizada a aquellas zonas geográficas que lo necesitan. Como la empresa española de agua mineral Auara, que se puso este reto como objetivo social, a lo que destina el 100% de sus dividendos, y añadió otro que cada día más personas tienen en consideración: reducir el impacto ambiental de las botellas que consumimos cuando bebemos (las suyas están hechas de plástico reciclado R-Pet).
Un compromiso que nació tras haber conocido de primera mano lo que significaba para las comunidades más pobres no tener acceso a este bien imprescindible a través de proyectos de cooperación. En nueve meses de actividad Auara ha finalizado cuatro proyectos en Haití, Camerún, Benín y Camboya, tiene pendiente finalizar otros seis en países como Congo, Uganda y Etiopía y ha asegurado el agua potable de manera indefinida a más de 3.000 personas.
Desde el lado medioambiental, hasta la fecha ha reutilizado más de 13.000 kilogramos de plástico, ha ayudado a dejar de emplear más de 19.000 litros de petróleo y se encuentra investigando en la línea de los biopolímeros, materiales de origen orgánico y biodegradables. “Todos somos responsables de la problemática del acceso desequilibrado al agua, porque compartimos el mundo; somos humanos y todos podemos hacer algo por mejorarlo“, valora Antonio Espinosa, CEO de Auara.
Malgasto de agua desde el hogar
A los países subdesarrollados no llega el agua y en los desarrollados se malgasta, sobre todo, dentro de los hogares. Solo el goteo de un grifo produce una pérdida de unos dos litros por hora (17.000 al año). La del inodoro puede llegar a los 80 litros por hora (700.000 al año o lo que utiliza aproximadamente una familia para ducharse durante dos años). Y cuando dejamos el agua correr mientras nos cepillamos los dientes, se pierden tres litros (60 si es cuando lavamos los platos). Problemas que podemos evitar realizando un mantenimiento adecuado de todas las instalaciones hidráulicas de la casa y concienciándonos en nuestros hábitos diarios.
También es importante tener cuidado con los electrodomésticos que utilicemos, ya que, por ejemplo, poner la colada puede suponer un gasto de 42 a 62 litros de agua (en una lavadora con capacidad de carga de siete kilos de ropa) y enchufar el lavavajillas consume de 6,5 a 18 litros por lavado, según el modelo. Aun así, suponen un ahorro si lo comparamos con hacerlo a mano, pero es necesario tratar de llenar los aparatos hasta arriba y no hacerlo a media carga para optimizar agua.
Un detergente mexicano que ahorra agua
En México, uno de los países que más agua desperdicia de todo el mundo (triplica el 20% malgastado como media de todos los países encuestados por la OCDE en 2016), ha surgido Newen, una empresa que está apoyando el ahorro hidráulico con el lanzamiento de un detergente que permite eliminar la suciedad de las prendas desde la primera descarga de agua, por lo que se vuelve innecesario enjuagar, gracias a su fórmula pH neutro, y utilizar suavizante.
Ello supone un ahorro de más de 75 litros de agua por carga grande de lavado, además de evitar más del 75% de químicos que van a parar al medio ambiente. Hoy por hoy ha logrado ayudar a economizar más de 100 millones de litros a las familias mexicanas, superando con nota los 10 millones que se propusieron cuando arrancaron su aventura en 2014.