Altos cargos del PSOE tanto nacionales como regionales escenifican en internet el debate interno del partido.
Los sucesivos comités federales, disquisiciones internas y luchas de poder en el seno del PSOE, que han terminado con su ya ex secretario general Pedro Sánchez relevado de su cargo, han tenido en la última semana una caja de resonancia sin igual en las redes sociales. Personas de relevancia dentro de la formación socialista han aprovechado plataformas como Twitter para mandar sus mensajes: desde fieles a Sánchez hasta críticos, desde cargos regionales hasta altos dirigentes nacionales, la interpretación de los mensajes vertidos en la red ha sido a lo largo de esta crisis política la forma de seguir los avances de las distintas líneas que vertebraban la división del partido.
La facción crítica con la gestión de Sánchez fue probablemente la que más ruido hizo. Las prolongadas ausencias de la esfera pública del dos veces candidato a la presidencia del Gobierno han sido un acicate para que el fuego se avivase y, tanto militantes de distinto nivel que escribían en su nombre como perfiles oficiales de federaciones socialistas, las diversas opiniones contrarias al statu quo aumentaban la presión sobre el que ha sido líder del PSOE los dos últimos años.
Encabezando esa oposición interna estaba Susana Díaz, presidenta de la Junta de Andalucía. Con la lideresa andaluza postulándose de forma tácita para suceder a Sánchez a través de la cuenta oficial del PSOE andaluz, otras federaciones como la manchega (liderada por García-Page) eran menos sutiles a la hora de abogar por un giro de 180 grados en las filas socialistas: en un polémico tuit que eliminaron a los pocos minutos de estar publicado aseguraban que Sánchez, todavía por entonces el máximo mandatario de su partido, tenía un “plan secreto” para pactar con fuerzas independentistas catalanas y “romper España”.
En el bando opuesto, junto a Pedro Sánchez, algunos de sus fieles como César Luena se pronunciaban abiertamente en defensa del ya excandidato, proclamando incluso su “orgullo” por haber trabajado a su lado. Jordi Sevilla, otra de las figuras de máxima confianza de Sánchez, defendía sin fisuras a su número uno en sus maniobras para evitar el motín, además de destacar el “honor” que para él suponía haber trabajado en el proyecto de PSOE que habían llevado a cabo conjuntamente. Federaciones como la riojana abogaban por cerrar filas con mensajes de unidad a los que se sumaron desde cuentas como la del PSOE en Melilla.
También hubo espacio para posturas dignas de Poncio Pilatos en el partido de la rosa. Mensajes asépticos que anulaban posibles interpretaciones sibilinas de silencios abogaron por dejar en manos de la militancia cualquier cambio de rumbo: destacados socialistas como Patxi López y su dramático “me duele el PSOE” o la llamada a la acción a los afiliados por parte de la presidenta balear Francina Armengol no sirvieron para ubicarles en un lado u otro de la contienda, pero su corporativismo imparcial tuvo eco en otros puntos de la geografía nacional como el País Vasco, desde donde el PSE aportó frialdad y neutralidad a este asunto. Asunto que ha terminado con Pedro Sánchez sin el cargo en el que llevaba dos años y con una gestora a los mandos del partido. Además de volver a consolidar a las redes sociales como el foro donde se celebran debates a los ojos de todos los ciudadanos en tiempo real.
Iván J. Muñoz