En pleno siglo XXI olvidamos que todavía existen muchos rincones por explorar y vidas que parecen sacadas de los libros de aventuras. Ramón Larramendi podría ser perfectamente el protagonista de una novela así.
Algunos reconocerán su rostro por Desafío Extremo y Al filo de lo imposible, pero Larramendi es mucho más que eso. Fue la primera persona en recorrer con esquís los tres principales glaciares de Islandia, con tan solo 19 años. A los 24, participó en la Expedición Circumpolar, considerada la más importante del siglo XX llevada a cabo por un equipo español. Ha sido uno de los primeros expedicionarios en llegar al punto más inaccesible del Polo Sur, a bordo de su propia invención, el Trineo de Viento. Tiene también una agencia de viajes, Tierras Polares, para descubrirle al público general los destinos árticos que tanto le apasionan. Además, habla el lenguaje de los inuit y coordina un proyecto para la preservación de su cultura. Entre sus muchas aventuras en los lugares más fríos de la tierra, ha podido sacar un momento para hablarnos de sus vivencias, de los lugares más recónditos y las culturas menos conocidas, del cambio climático y de cómo hacer frente a lo desconocido y superarse día a día.
Con 19 años, decide atravesar con esquís los tres principales glaciares de Islandia, ¿cómo surge esta iniciativa?
Fue hace más de treinta años, yo había leído mucho sobre Groenlandia y sobre el ártico. Parecía una idea fascinante, en esa época no había casi información, todo aquello era algo muy misterioso, y leyendo y mirando mapas se me ocurrió el enfrentarme a lo desconocido.
En la expedición circumpolar pasó tres años explorando el ártico, desafiando condiciones climáticas extremas y de aprendizaje de la cultura inuit, ¿qué es lo más valioso que extrae de esta aventura?
Tres años dan tiempo para muchas cosas, no hay una única lección. Aprendí principalmente las claves para sobrevivir y adaptarme a un entorno extremo como es el hielo; la agilidad para reaccionar, esa capacidad de ser adaptativo fue lo que me llevé. Ser rápido en comprender una situación y adaptarme rápido a un medio hostil, estar siempre alerta. No es una lección fácil de describir, pero en definitiva aprendí las claves de la supervivencia.
¿Cuál es su recuerdo más vívido de esta experiencia de tres años?
Pues probablemente uno de los momentos más intensos que recuerdo es cualquiera de las noches polares que pasé allí, totalmente aislado, a 300 kilómetros del pueblo más cercano, con unas condiciones tremendas de -40ºC. Probablemente sea una de las cosas más increíbles y más diferentes de todo que experimentado nunca.
¿Cómo es pasar tantos años seguidos en uno de los lugares más recónditos del planeta?
Primero uno tiene que despojarse de donde procede. Yo vengo de Madrid, nací allí y llevé una vida urbana, entonces tuve que desaprender muchas de las cosas del entorno donde había estado. Hay que estar muy alerta y comprender cuáles son las normas de este otro mundo de la naturaleza salvaje, porque es totalmente diferente, no tiene absolutamente nada que ver. Este aprendizaje del cómo adaptarme a un entorno totalmente diferente y la idea de tener que conseguirlo fueron lo que me permitió sobrevivir durante esos tres años en el Ártico.
En la Expedición Transantártica, su equipo fue el primero en alcanzar el Polo Sur de Inaccesibilidad real, el punto más alejado del océano en la Antártida. ¿Qué pensamientos se cruzaban por su mente al saberse tan alejado de la civilización?
Cuando estás allí y alcanzas ese momento, te encuentras en un entorno muy duro, hace mucho frío, estás cansado estás, en definitiva, centrado en el objetivo. No evalúas lo que has conseguido, hay demasiados problemas inmediatos para protegerse de las temperaturas de -50ºC. Son muchos pequeños detalles que te marcan y estás más preocupado por esas pequeñas tareas vitales de la supervivencia diaria. Cuando uno ya ha acabado y ha salido del lugar extremo, cuando vuelve al confort de la civilización, es cuando se puede valorar realmente lo que se ha hecho; pero en caliente no es el momento, hay que centrarse en las cosas concretas que te permiten cumplir tus objetivos.
«Los problemas de las tribus inuits son los mismos que los de todas las culturas primitivas que hay en el mundo»
Ha hecho frente a situaciones límite, ¿nunca ha sentido peligrar su vida?
Por supuesto. He tenido miedo muchas veces, uno está expuesto al peligro de forma continua. Cuando uno está en la civilización, todo está lleno de normas sobre lo que hay que hacer, cómo hacerlo y lo que no, pero cuando uno sale de ella no hay más normas que las de la naturaleza y cualquier pequeño error se paga con la muerte. No hay perdón, no hay fallos posibles, los errores se pagan muy caros. Estás haciendo cosas difíciles y hay muchas situaciones de miedo.
Por ejemplo, en la expedición circumpolar, había miedo siempre al cruzar las zonas de hielo fino. Estás caminando a -30º y -40ºC y a lo mejor el suelo apenas tiene cinco o seis centímetros, se puede romper en cualquier momento y hundirte a ti y a tus perros. Es muy difícil salir del agua helada a esas temperaturas. Las zonas de hielo fino se viven siempre con tensión porque a veces uno se las encuentra cuando menos se las espera.
¿Cómo se gestiona este miedo?
Cuando uno está en caliente, tiene que estar concentrado en el problema. No es momento para sentir nada, tienes que estar atento, alerta y actuando. A decir verdad, se siente poco el miedo porque se tiene que actuar y hay que concentrarse en hacer lo que se pueda mientras deseas que no ocurra nada.
Su proyecto Trineo de Viento busca desarrollar el primer vehículo eólico para desplazarse en tierras polares, hábleme de la necesidad a la que responde esta iniciativa.
He inventado el primer trineo de viento y ahora estamos aplicando la técnica para que pueda ser utilizado en investigaciones científicas en Groenlandia y la Antártida. Se trata del primer sistema movido por energías renovables que se puede desplazar eficientemente por estas tierras. Y es una gran necesidad. Estamos en un momento histórico, la realidad del cambio climático obliga a replantearnos absolutamente todo nuestro modo de vida y las cosas que dábamos por asumidas en nuestra civilización. Hacen falta iniciativas que permitan realizar las cosas de un modo cien por cien sostenible, limpio, con cero emisiones. Este es el camino que tenemos que seguir.
Esta es mi iniciativa. Donde no hay otro sistema movido por energías renovables, yo propongo una solución al problema. Todavía le falta desarrollo técnico para que pueda ser aplicado de forma continua pero tiene un gran futuro en la investigación internacional en la Antártida y el Ártico. Lo he utilizado en siete expediciones hasta ahora, la última ha sido la Circunnavegación de Groenlandia, en la que vemos que cada vez la aplicación científica es mayor. En esa última expedición las aplicaciones científicas fueron mayores, nos acercamos más al vehículo final en el que trabajamos. Este año vamos a dar otro paso adelante, una expedición en Groenlandia para perfeccionar el vehículo.
En la 1º Circunnavegación de Groenlandia batió el récord de distancia recorrida con un vehículo eólico, ¿cómo es navegar a bordo de esta especie de catamarán polar?
En el fondo es como navegar por el mar en un barco de vela, las sensaciones son muy parecidas. En un barco de vela el agua salta y el barco bota por la superficie; y en un trineo de viento la nieve va salpicándote, te salta a la cara, lo inunda todo. Surcar en esa especie de silencio, sin los ruidos de los motores, moviéndote con elegancia por la planicie helada es una sensación tremendamente hermosa
«No hay perdón, no hay fallos posibles, los errores se pagan muy caros. Estás haciendo cosas difíciles y hay muchas situaciones de miedo»
Otro de sus proyectos es la Inuit Climate Change Patrol, quiere impulsar el desarrollo económico sostenible para presentar la cultura inuit, ¿a qué problemas se enfrentan los inuits y cómo pueden solucionarse?
Los problemas de las tribus inuits son los mismos que los de todas las culturas primitivas que hay en el mundo. Una de las cosas que están pasando en este momento histórico es la desaparición completa de todas las culturas primitivas, es uno de los factores que han definido el siglo XX y definirán el siglo XXI. Son cientos e incluso miles, y la inuit es una de las más significativas porque es la que ha sido capaz de adaptarse al entorno más duro del mundo. Los que quedan son posiblemente los últimos cazadores practicando esta forma de vida tradicional y no queremos permitir que se extinga completamente su cultura. Para ello, tiene que haber una actividad económica acorde con el contexto histórico en el que vivimos.
Esto es lo que pretendo, generar una actividad que permita un desarrollo económico para mantener esas tradiciones. Ese es el nada fácil desafío. La Climate Change Patrol es una patrulla que va a recorrer, empezando en 2017, todo el norte de Groenlandia realizando investigaciones científicas. Se trata de un equipo de seis trineos que durante tres meses recorrerá el norte de Groenlandia utilizando las técnicas tradicionales pero aplicadas a llevar un equipo de investigación de la biología del hielo y la biología de los animales polares, para ver cómo les está afectando el cambio climático en esta región, tan desconocida e inaccesible.
Con viajes Tierras Polares intenta poner al alcance de todo el mundo el vivir experiencias como las suyas, ¿ de qué forma enriquece a las personas este inusual tipo de viaje?
Hacer un viaje al ártico, al mundo salvaje, es verdaderamente enriquecedor para cualquiera, incluso para aquellas personas que jamás habían pensado en tener una experiencia así. Primero, porque te pone en contacto con una realidad diferente, un mundo salvaje y enorme. A mí me gusta decir siempre que viajar al ártico es lo más parecido que hay a viajar a otro planeta. Esto te da una perspectiva mucho mayor de dónde vivimos, quiénes somos y qué hacemos. La regiones polares ocupan cerca del 20% de la superficie terrestre, mientras que prácticamente nadie conoce absolutamente nada de lo que pasa allí.
¿Recuerda algún espectáculo de la naturaleza especialmente hermoso de los muchos que pueden ofrecer estas tierras?
Hay muchos, uno de los más espectaculares son las auroras boreales, y luego la caída de los glaciares, ver esos gigantescos bloques de hielo caerse es como ver desplomarse un edificio, casi un rascacielos, y es absolutamente espectacular.
Lanzarse a aventuras llenas de obstáculos es algo que usted conoce muy bien, ¿cómo se puede extrapolar lo que ha aprendido en sus expediciones a la vida más corriente y cotidiana?
Pues evidentemente siempre hay paralelismos. Hay aventuras que se pueden vivir llevando una vida cotidiana, en el fondo es lanzarte a hacer algo que no puedes asegurar que saldrá bien y que implica exponerte a situaciones absolutamente fuera de tu control. Eso es vivir una aventura, que puede ser de muchos tipos: puede ser geográfica como las que yo hago, una de las más necesarias en la vida de cualquier persona. O puede ser de cualquier otro tipo. Cada uno intenta vivir en una zona en la que se siente confortable, y para vivir de verdad hay que traspasar las zonas de seguridad y embarcarte a territorio desconocido. Puede ser dentro de tu misma ciudad o dentro de uno mismo, son las cosas que a uno le gustaría hacer pero que le dan miedo. El elemento de superación de las limitaciones que tenemos es algo vital para cualquier persona.
Stefano García