“Hacer un cómic es como visitar al psicólogo”

Decir que es el autor de la novela gráfica y posterior película Arrugas sería una buena presentación, pero su perfil quedaría reducido a la mínima expresión. Porque esta semana en 360 Grados Press nos hemos citado con un profesional de bagaje que nos ha abierto su mundo, desnudado su experiencia y deshecho convencionalismos.

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Susilustraciones restan hacinadas en el suelo. Un ordenado caos reina en la sala.Los montadores se afanan por colocar cada pieza en su sitio con vistas a unaauténtica armonía final. Él organiza, supervisa y participa en la faena. Setrata de Paco Roca, quien estos díasprepara una exposición acerca de su trayectoria. Para quienes no le conozcan,él es uno de esos afortunados que han hecho del sueño de su infancia unaprofesión de la que vivir: dibujante de cómics. “Cuando era pequeño era como recrear cosas que a mí me gustaban. Y losigue siendo. Aquí lo construyes todo como tú quieres. El cómic es el terrenoen que el más te puedes sentir como una especie de dios“, afirma.

 

Deidado no, lo que no cabe duda es de que Paco se ha convertido en un referente en elgremio. El Salón del Cómic de Barcelona, los festivales de Lucca y Roma o losPremios Dolmen así lo acreditan, entre otros reconocimientos. En la listatambién se encuentra el Premio Nacional del Cómic de 2008, el cual le fueotorgado por Arrugas, una novelagráfica que el pasado 2011 fue llevada a la gran pantalla y ha recibido,asimismo, dos premios Goya este año: mejor largometraje de animación y mejorguión adaptado. Sin duda, un antes y un después en el curso profesional que elautor sopesa con prudencia. “Escontradictorio. Creo que el gran trauma de dibujantes, escritores, directoresde cine o músicos es que vivimos en una sociedad en la que hay una grancantidad de novedades. La única forma de luchar contra eso es bien una buenacampaña publicitaria, bien, como en mi caso, haber tenido un éxito. ‘Arrugas’ha logrado que todo lo que he hecho posteriormente haya tenido atenciónmediática. También que los lectores echen la vista atrás, pues todo lo quehabía hecho hasta entonces se ha reeditado. Pero, en contrapartida, parece quesiempre estés hablando de lo mismo. Es como esos cantantes a los que siempre lespiden la misma canción concierto tras concierto“, confiesa.

 

Aficionadosy entendidos le conocen bien. Y aquellos que decidan hacer retrospectiva prontocomprenderán – y descubrirán – de qué habla. Porque del mismo modo que la vejezy el alzhéimer coparon su atención en determinado momento dando lugar a Arrugas, otros muchos temas han sido objetodel interés de este autor a lo largo de los años. La guerra civil (El Faro, 2004), la sociedad presente (Las calles de arena, 2008), autoresadmirados (El invierno del dibujante,2010) o la propia vida del dibujante (Memoriasde un hombre en pijama, 2011) son algunos de ellos en su pasado másreciente; todos semejantes en esencia. En palabras de Paco: “En el fondo, todas las obras hablan de mí.Siempre cuento historias que me preocupan. Es un punto de vista más o menosegoísta. Pero para mí hacer un cómic es como una visita al psicólogo, porque teanalizas y sacas una parte de ti que necesitas comunicar. Todos mis cómics cumpleneso“.

 

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Así,lejos queda el estereotipo del cómic como un género de culto ligado asuperhombres. Al menos, poco a poco. Porque cada vez son menos los asuntos que nose tratan en sus páginas y cada vez más quienes se atreven a experimentar enellas. “Todavía hay muchos prejuicios.Para la gente que no tiene cultura de cómic, éste sigue siendo manga,superhéroes o infantil. Pero los que nos dedicamos a esto y los lectoreshabituales sabemos que hay un montón de cosas, como Maus, que ganó un PremioPullitzer. Creo que es solo un desconocimiento del medio. Mucha gente se quedóen sus lecturas de infancia y no ha profundizado más allá en lo que hay“,opina Paco. Este avance se corresponde, también, con una evolución que haacontecido tanto internacional como nacionalmente, con sus correspondientesparticularidades. “El cómic sigue siendouna lectura para niños y jóvenes, pero ahora empiezan a haber historias paraadultos que hablan de cualquier tema. Yo creo que esta es la gran diferencia delos últimos 20 ó 25 años. En cuanto a España, hemos tenido como un resurgir enlos últimos tiempos. Tuvimos una época dorada con los cómics de la editorialBruguera, pero se perdió. En los 80 apareció un tipo de cómic más underground,pero también se perdió. Y ahora estamos consiguiendo otro tipo de público y deventas“, reflexiona este autor.   

 

Seacomo fuere, hay un principio que no varía con el paso del tiempo. Y éste es elproceso de creación. “Todo surge de lanecesidad de contar algo. Si no surge esa necesidad, no hay nada“, enunciaPaco. Es decir, solo una vez encontrado el ‘qué’ es cuando se puede poner enmarcha la maquinaria del ‘cómo’. Aquí, la documentación es el primero de lospasos, al cual le sigue la escritura del guión y la realización de bocetos. Enúltimo lugar, el dibujo propiamente dicho, la parte que menos prefiere elautor. “Lo que más me gusta es concebirla historia, saber lo que voy a contar y darle forma. Digamos que la es partemás creativa, el guión y el storyboard. A partir de ahí, todo es más mecánico ymás tedioso, pero necesario también“, declara éste. En total, un trabajoque perfectamente puede ocupar dos años.

 

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Sinembargo, si algo agrada realmente a Paco, esto es viajar lápiz en mano. Susllamados ‘cuadernos de viaje’ son buena prueba de ello. “Siempre voy con una libreta y siempre dibujo allá donde voy. Es lo quemás he disfrutado dibujando, porque cuando haces una ilustración o un cómic,ese trabajo lo haces con el miedo de que luego va a ser juzgado por quien lo compreo lo vea. Sin embargo, estos cuadernos los hago solamente para mí“, aclara.El deber le impone a veces otras pautas, como es el caso de las ilustracionespublicitarias o editoriales, pero la regla de ser fiel a uno mismo también esaplicada en sus novelas gráficas. “Digamosque en el cómic, aunque vaya a unos lectores que quieres que te compren, elcliente eres tú. Entonces, no te puedes engañar: yo hago el cómic que megustaría leer. Es algo muy personal“, concluye.

 

Contodo, este ‘dibujante ambulante’, como él mismo se define, sigue tanteando elhábitat de la ilustración, ése que le cautivó desde bien pequeño y que hastadía de hoy le ha servido de oficio, de terapia y de manera de vivir. Un afortunado,sí, pero que ha hecho méritos.


 

Los interesados en la obra de Paco Roca pueden recurrir a supágina web, seguirle en Twitter o visitar la exposición quehasta el próximo 12 de octubre acoge el MuVim de Valencia.

 

Javier Montes

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