Joaquín Sorolla es uno de los pintores españoles con más repercusión internacional. Su estilo, de trazo rápido, y sus pinturas más emblemáticas, siempre con el mar de fondo y su particular juego de luces, son fácilmente reconocibles para el común de los mortales. Nadie escapa al embrujo de Sorolla. En 360gradospress nos hemos acercado a la Casa Museo del pintor valenciano en Madrid. Un paseo sin igual por su obra y por el que fue su hogar en la capital española.
Cuenta la leyenda que Joaquín Sorolla (Valencia 1.863-Cercedilla 1.923), fue un hombre que se supo mover muy bien entre las altasesferas. Su pintura, mundialmente reconocida, y su personalidad le dieron laposibilidad de codearse y retratar a algunas de las personalidades másreconocidas de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Juan RamónJiménez, el Rey Alfonso XIII, Blasco Ibañez o Ortega y Gasset posaron ante elpintor valenciano y fueron retratados por su brocha rápida y precisa. Con elmonarca, según puede apreciarse en la visita a la Casa Museo de Sorolla enMadrid, hasta tuvo la oportunidad de mantener una cercana y respetuosa relaciónpostal.
Sin embargo, más allá de sus relaciones sociales y desus éxitos como pintor, con exposiciones visitadas por miles de personas enciudades tan lejanas y tan aparentemente inaccesibles en los primeros años del sigloXIX como Nueva York, hay dos cosas que destacan sobre todas las demás al pasearpor la Casa del pintor valenciano en Madrid. Tras recorrer su amplio y luminosoestudio, en el que podía trabajar en varias obras a la vez, sus grandiosossalones, su patio andaluz y su cuidada decoración, con una gran colección decerámica incluída, uno, sin quererlo, se ha visto atrapado por la musa deSorolla, su mujer, y por su particular visión del mar y de la luz en la playa.
En 1.888 Sorolla contrajo matrimonio con la quedurante toda su vida sería su esposa, su musa y su inspiración, Clotilde Garcíadel Castillo. Ella y los tres hijos de la pareja aparecen retratados en muchasde las pinturas del valenciano. Hasta 34 lienzos, 15 notas de color, 40dibujos, 49 fotografías y algunos objetos personales pueden apreciarse en laactualidad en la Casa Museo de Sorolla en una exposición que rinde merecidotribujo a la mujer que le robó el corazón al pintor y sacó del artistavalenciano sus mejores trazos. Sorolla conoció a Clotilde cuando apenas era unniño y su historia de amor fue testigo del ascenso artístico y social delpintor, una faceta esta última en la que Clotilde nunca quiso aparecer endemasía, centrada como estaba en el cuidado de sus hijos.
La arrolladora presencia de Clotilde, su influenciacomo fuente de inspiración de Sorolla, alcanza una dimensión especial en loscuadros que el gran artista valenciano pinta a la orilla del mar, ya sea en suMediterráneo natal o en las aguas del cantábrico que bañan la costa de Zarauz.Posiblemente sus obras más emblemáticas tienen el mar como telón de fondo. Unmar que se nos muestra como algo real y soñado a la vez a través del brochazorápido del pintor. Es el mar de Sorolla, tal y como sólo él ha sido capaz deconcebirlo en obras ya imperecederas como “Las pescadoras valencianas“, el”Paseo a orillas del mar” o “El niño de la barquita“. Un mar que con los juegosde luces que transmite Sorolla con su pintura se nos ofrece como algo sumamentereconocible, un costumbrismo marinero que es ya parte de nuestra historia.
Lorena Padilla