Una ‘pachanghita’ en Santa Cruz y otra en Tondo. Dos lugares separados por mil kilómetros, una distancia ridícula para el fútbol, un deporte que se ha asentando en muchos países y que se abre camino en Asia. Santa Cruz, en el sur de Filipinas tendrá pronto una escuela social y deportiva apadrinada por la Fundación Real Madrid. Al mismo tiempo los chicos de Futbol sa kalye! O ‘¡fútbol en la calle!’ seguirán usando los fines de semana el campo del colegio Don Bosco para mantener vivas su competiciones. Y si no, como su propio nombre indica, la calle. Hay algo que los jóvenes futbolistas, todos menores de edad, tienen en común: juegan y entrenan para dejar atrás lo peor que la calle les ofrece, que en Filipinas es mucho.
Rosa Roncal es responsable de proyectos internacionales y cooperación de la Fundación Real Madrid. Vuelve a la capital de España con un mayor conocimiento de Filipinas ya que éste ha sido el país elegido por la institución a la que representa para abrir una escuela social y deportiva en la población de Santa Cruz situada al suroeste de la ciudad de Davao. El inicio de las actividades de la escuela se producirá antes de que acabe este año.
Hablando con ella, en corrillo con otros periodistas averiguamos que el club cuenta con 144 escuelas “pero los números cambian continuamente”. Aunque desde 1997 ha habido algunos cambios en la gestión de esta forma de abrirse al mundo a través del fútbol, el patrón que siguen las escuelas que están en proyecto o ya funcionando es la implicación de una contraparte local así como de la comunidad en la que se asienta la escuela. También, algo importante en esta época de crisis que estamos viviendo, la sostenibilidad de la propia escuela para que no se convierta en una losa económica.
“El fútbol no es solo un deporte, no es solo una máquina de hacer dinero, que ciertamente lo es, el fútbol es una herramienta poderosa para transmitir solidaridad, para lograr la igualdad entre sexos, para derribar fronteras y para unir a los pueblos del mundo”. Con este análisis general llega el trabajo de pensar en lo concreto. Una escuela social y deportiva puede ser útil para menores que se encuentran en riesgo de exclusión social, con problemas de integración o de convivencia familiar “que existen en todos los países del mundo, no sólo en los países en desarrollo”. El rango de edad es fácil de obtener, entre los 6 y los 17 años.
La siguiente tarea para alcanzar el objetivo de tener una escuela con el sello del Real Madrid es asegurar el mantenimiento de sus actividades. En este sentido la fundación del equipo que preside Florentino Pérez ofrece un programa de entrenamiento que se adapte a los requerimientos locales. Pero requiere una institución fiable que lleve la escuela día a día asi como un socio financiador. En el caso del desembarco blanco en Filipinas estas tareas las asumen respectivamente la Ong Anakk-Santa Cruz y la Fundación Mapfre con una aportación anual de 16.000 euros.
Con ese presupuesto se paga el viaje “del entrenador que debe entrenar a los entrenadores”. Alguien que pertenece a la estructura deportiva del equipo y que, desde luego en el caso de Filipinas tendrá más importancia que en otros países debido al escaso arraigo del fútbol en un país dominado aún por el baloncesto y el boxeo. A través de una estancia temporal debe garantizar que la vertiente puramente futbolística de la escuela tiene continuidad con su personal local. Los 16.000 euros deben garantizar también que la escuela arranque “con las mínimas instalaciones necesarias para desarrollar actividades deportivas y para acoger el programa de entrenamiento”, algo que casi nunca es fácil y que, como es obvio, condiciona el número de partidos que los profesores de la escuela pueden organizar. No es lo mismo tener un campo que dos… o que no tener ninguno.
“Involucrándose en un deporte colectivo ellos conocerán los aspectos positivos que da ser parte de un equipo, lo importante que es respetar al entrenador, ser disciplinado, los valores de esfuerzo y superación… lo que aporta estar en una escuela que te permite ser mejor ciudadano”. 60 chicos “y también chicas porque las escuelas sociales y deportivas siempre son mixtas” que están bajo la tutela de Anakk mediante programas de educación no reglada que desarrollan desde hace cinco años y que están orientados a la vuelta al sistema docente de los adolescentes que lo abandonan tendrán esta oportunidad.
En Tondo, los ‘futkaleros’
Lo que se mueve en el distrito de Tondo, el lugar que ni por error visitará un recien llegado a Manila a menos que sea misionero o cooperante, es bien distinto. Aquí nació el director de cine Jim Libiran (y bien orgulloso que se siente de ello). El proyecto ‘Futbol sa kalye!‘ cuenta con el apadrinamiento casi formal de una película, que no es tan fuerte como el de un equipo que firma fichas por precios astronómicos pero es bastante más que nada. Con titánicos esfuerzos Libiran terminó de rodar ‘Happyland‘ en 2010 iluminando indirectamente a uno de los actores, Peter Amores, que se había implicado durante dos años en la tarea de convertir a niños de la calle en actores y además futbolistas.
‘Futkalero‘ es una palabra inventada, mezcla del inglés, tagalo, español… es la denominación que se han dado ellos mismos por tener en la calle su escuela de fútbol. “El fútbol puede ser jugado en cualquier lugar, en las calles, cuando estás en la calle todo el mundo es igual”. A diferencia de lo que vivirán los 60 afortunados de Santa Cruz, aquí el fútbol sí tiene más peso aunque sea considerado como ‘recreacional’. Los ‘futkaleros‘ tienen su espacio propio, también su música (que en todo caso siempre es importante en las actividades públicas de Filipinas) y la esperanza de que ganar, ser parte de un equipo, entrenar… les distraiga del círculo de robos, droga y violencia que son la alternativa en el medio en el que se mueven. “Cuando están entrenando dos horas saben que dejan atrás todo eso y además forman su carácter”.
Pero el dinero es un problema y los sueños de Peter Amores no son confidencias aptas para Rosa Roncal. “Me gustaría volar a España y visitar Barcelona, el estadio, hablar con jugadores, entrenador, fundación…” El referente de muchos de los ‘futkaleros’ es un futbolista completamente olvidado en España, el filipino Paulino Alcántara que en los años 20 y 30 marcó 357 goles en 356 partidos. Unos números que hacen que todavía hoy sea el mayor goleador del equipo blaugrana. ‘Alcántara es el Rizal del fútbol filipino” dice Peter, en referencia al héroe nacional de Filipinas, José Rizal.
Ruth Bardisa / Voro Contreras