Por José Miguel Vigara, periodista y futbolmaniaco
Hubo que esperar pero la espera mereció la pena. Volvió el VCF a la
Champions y lo hizo con un partido soberbio donde arrasó a su rival,
un combativo pero limitado equipo turco. Hacía unas cuantas
temporadas que los partidos de los miércoles y los martes de Europa
ni nos iban ni nos venían a los valencianistas. Por aquello de que la
Euro League no es ni chicha ni llimonà. Otra cosa es esa musiqueta,
Fernando Roig dixit, ese himno que llama a vivir esas noches de
fútbol europeo imborrables, que no sonaba para el Valencia hace
tiempo. Dolía oírlo para Sevilla, Atlético y Villarreal, equipos
con el mismo potencial y las mismas aspiraciones de la clase media
alta del fútbol español. Es decir, las mismas que el Valencia.
Dolía saber que los blanquinegros ya no estaban en la elite del
fútbol mundial, en ese exclusivo club que componen los 4 mejores de
cada liga del Viejo Continente.
La Champions es la competición más exigente del mundo. La más
apreciada por los espectadores, la más admirada por los televidentes,
la más añorada por aquellos clubes que nunca pasaron de la UEFA o de
la antigua Recopa. Para el Valencia, es un torneo que trae excelentes
recuerdos, aquel 5-2 al Lazio, aquel 3-0 al Leeds, aquella
eliminatoria de infarto ante el Arsenal, y por supuesto, aquellas dos
finales perdidas ante Real Madrid y Bayern. La primera, la de París,
aún escuece en el imaginario colectivo valencianista por haberse
producido ante el adversario de la Meseta, y por aquella rotundidad
incontestable. La segunda nos partió el alma por la injusticia de los
penalties.
En esta ocasión, el propietario de Mestalla vuelve a la Liga de
Campeones son la vitola de favorito, lo que siempre ha ayudado al
Valencia en esta aventura. Además, como en la última ocasión en la
que llegó a la finalísima, el Valencia arranca la fase de la
liguilla contra Manchester y Glasgow Rangers. Las buenas sensaciones
dejadas ante el Bursaspor, rebautizado en estas tierras, por razones
lingüísticas obvias, como el Burjassot, han disparado las
expectativas deportivas en una cita deportiva, que de entrada, por el
mero hecho de jugarla ya deja una buena cantidad de dinero en caja.
El otro día, sin ir más lejos, disputar el partido supuso un ingreso
de medio millón de euros y ganarlo otros ochocientos mil, así que la
primera victoria puso en el marcador tres puntos para el Valencia y
un millón trescientos mil euros en la depauperada economía taronja.
Más allá de las posibilidades reales del VCF de alzarse con el
triunfo, que veo escasas, el reto es grande e ilusionante. Medirse a
Rooney y Berbatov para empezar, y luego, quién sabe, a Drogba,
Ronaldo, Messi, Villa, …. en esas inolvidables noches de fútbol,
es una oportunidad única.
Afortunadamente, y gracias al esperanzador inicio del equipo y al
tropezón en casa de los «reds» de Sir Alex Ferguson, la Champions
comienza con licencia para soñar para el Valencia, así que
sentémonos ante el televisor o vayamos a Mestalla, y dispongámonos a
disfrutar del mejor espectáculo futbolístico del mundo. Con permiso,
claro está, del Mundial y la Eurocopa.
V.P.