360gradospress asiste a una competición de Scalextric digital
Ó.D., Valencia. ¿Quién dijo que los coches de Scalectrix no tienen que parar a repostar? El slot, la forma genérica de denominar a este juego, que entró masivamente en los hogares españoles entre los años setenta y ochenta, conserva hoy una legión de seguidores. De reciente creación, la versión digital del slot reunió el pasado fin de semana a los mejores jugadores del momento en el trinquete de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) con el pretexto de preparar el campeonato de España que se celebrará el próximo mes de noviembre en Ontinyent (Valencia).
A diferencia de la modalidad analógica del slot, la digital permite configurar un modelo de competición por tiempos, con varias paradas para repostar y otros ingredientes que, bajo unos estándares de competición, confieren la espectacularidad de la Fórmula 1 a escala 1:32. Cada cual puede tunear el coche con el que participa, siempre y cuando mantenga unos parámetros definidos de antemano. Como ejemplo, se debilita el flujo magnético del imán que llevan adosados los coches en los bajos para ganar en espectacularidad con la pérdida de adherencia a la pista. La versión digital permite que “circulen a la vez hasta ocho coches por los dos carriles donde ante hasta ahora sólo podían ir dos”, explica Javier Villalvilla, técnico de Deportes de la UPV y organizador de la competición junto al club Carthago Barna de Slot, “lo que beneficia al espectáculo por los adelantamientos y por la estrategia de repostar”.
El Fernando Alonso del slot digital
Hasta la fecha, se han celebrado dos campeonatos de España de la disciplina. El ganador de ambos y del resto de concentraciones, como la celebrada en la UPV de Valencia, es Carles, alias Litus, el Fernando Alonso del slot digital. “El secreto es no dar a nadie, aunque ser el mejor en digital significa ser el ciento y pico en analógico; es mucho más difícil el Scalextric analógico que el digital”, explica el campeón catalán. El secreto del éxito, según el piloto, se centra en “saber poner el coche a punto, tener un estilo semiagresivo en la pista, huir de problemas, adelantar por dentro en las curvas y hacer una buena estrategia cuando toca repostar”.
“Los demás nos resignamos a luchar por el segundo y el tercer puesto. Salvo debacle, siempre gana Litus. Cuando hemos ganado los demás es porque Litus no estaba”. Así describe la superioridad de este piloto de Barcelona uno de sus contrincantes, Sergio Canadras, del Carthago Barna, escudería que reúne a varios clubes de slot de Barcelona, Valencia y Cartagena, cuyos participantes se distinguieron del resto en la UPV por su equipación: camiseta negra con el logo del club en la parte delantera y un número acompañado del alias en la trasera. Con todo, a la concentración de Valencia acudieron escuderías de otros puntos de España como Jaén, Bilbao, Úbeda, Madrid o Asturias.
Las gomas
Además de ser el mejor del momento, Litus se implica, junto a Tente y Bomilcar, en la organización de las concentraciones como parte del jurado que vigila las características técnicas de los vehículos para que nadie emplee elementos ventajosos. Por ejemplo, para evitar que los participantes saquen provecho de gomas con más agarre, la organización entrega un set de neumáticos oficiales. Los participantes de Valencia tenían derecho a ellos al abonar los 10 euros de la inscripción, momento en el que entregaban su coche y lo ponían a disposición de los inspectores con el fin de que pudieran vigilar sus características técnicas.
A 400 kilómetros por hora
Si equiparamos la velocidad a escala a la que circulan los coches de Scalextric de competición con la de los monoplazas de Fórmula 1, “los de slot irían mucho más rápido, a unos 400 km/h”, advierten desde el Carthago Club, “en realidad circulan a una velocidad de 7 y 8 metros por segundo”. Aquí no hay semáforo en rojo porque que se activa la corriente en la pista cuando se da la salida; se dan tantas vueltas como dé tiempo en 20 minutos; los comisarios reingresan en la pista a los coches que se salen del trazado; los pilotos están obligados a hacer seis repostajes y los monoplazas son menos ruidosos y más respetuosos con el medio ambiente que sus hermanos mayores de la F1.
S.C.