“Vamos a clamar contra la inutilidad de la ONU”

Tereixa Otero Dacosta, delegada gallega en el VII Encuentro Internacional de la Marcha Mundial de las Mujeres

VÍCTOR SARIEGO, Galicia. Tereixa es una mujer que está en marcha. Ella es una de las delegadas del VII Encuentro Internacional de la Marcha Mundial de las Mujeres, que se celebró entre el 14 y el 21 de octubre en Vigo. Este encuentro tendrá su continuidad con las acciones que las delegadas aprobaron hasta 2010. El compromiso, la acción y la lucha continúan. Ella ha mostrado su visión comprometida al mundo y el descubrimiento público de muchas llagas que afectan a la sociedad mundial actual con el objetivo de “cambiar el mundo para cambiar la vida de las mujeres, cambiar la vida de las mujeres para cambiar el mundo” uno de los eslóganes de este foro. Su rigor y coherencia están respaldados por el derecho que le otorga el idealismo, la sensibilidad, los años de sacrificio, estudio, lucha, humanismo, preocupación constante por un mundo mejor y, en especial, por avanzar. No en vano trabaja a diario en un sindicato de mujeres y en varias asociaciones feministas. Como todas las personas que pertenecen a este colectivo, es una mujer que camina, que avanza, que está en marcha.

360gradospress.com: ¿Aún hay lugar para las reivindicaciones feministas sin caer en ciertos tópicos, es que no se han conseguido avances?

Tereixa Otero Dacosta: Ahora hay más reivindicaciones y luchas que llevar a cabo que nunca por la situación de la mujer a nivel mundial. En este encuentro nos hemos centrado en cuatro grandes bloques temáticos de acción que son la paz y la desmilitarización, el trabajo de las mujeres, la violencia hacia las mujeres y el acceso a los recursos y el bien común, porque actualmente, además de los problemas de siempre, existen otros nuevos que afectan a la mujer y a la población en general. De hecho nuestro discurso, nuestro campo de acción, nuestra sensibilización se extiende a otros ámbitos en los que también reivindicamos un papel diferente para la mujer y que afectan a todo el sistema: la ecología, la biología, las guerras, los movimientos sociales… Es muy importante conectar con los nuevos cambios sociales y estar en ellos, como por ejemplo el renacimiento del mundo rural. Tenemos que conectar con la mujer rural, pero para participar en él y no volver a ser la mujer que está en el hogar sin ningún tipo de intervención, participación, sin voz ni voto. En el fondo de todo ello está el afán de superar el feminismo teórico. Pero para ello tenemos que tener una línea de debate, una reflexión constante y no tener una única postura como referencia, porque corremos el riesgo de escindirnos entre nosotras.

360: ¿Cuál fue entonces la finalidad de este encuentro?

TOD: Aglutinar a todos los colectivos de mujeres posibles, todas las voces de mujeres del mundo y todos los problemas que nos afectan, no sólo a nosotras, sino al resto de la humanidad y sobre todo dar voz a grupos de mujeres que no tienen posibilidad de hablar ni participar, que no disponen de lugares donde denunciar las injusticias que les afectan, cuya voz no está reflejada en ningún departamento social, político, ideológico. Aunque parezca mentira, incluso para esta reunión ha habido mujeres que, o bien no han podido venir, o se les han puesto mil trabas. Por ejemplo con el tema de los visados. Existen gobiernos que no quieren a sus mujeres en la Marcha Mundial. Y no hablo sólo de impedimentos de papeles o legales de salida. La Unión Europea también pone impedimentos para que entren con todo tipo de obstáculos burocráticos y administrativos.

360: ¿Qué acuerdos básicos han tomado?

TOD: Han sido los mínimos que nos permite el consenso, es decir, los problemas de cada colectivo en particular y los comunes en general. En la práctica son tantos y tan variados que no podemos tener una voz unánime más que para lo realmente urgente, lógico y común. Necesitamos mucho debate, mucha formación, mucha información. Y tenemos que insistir, luchar y no desfallecer, porque todo esto es muy poco atractivo para lo cotidiano, y menos en estos tiempos. Y mucho menos atractivo es ponerlo en práctica. Sólo hay que imaginar a las mujeres gallegas en el mundo rural por ejemplo, un ámbito social que está sufriendo una gran transformación, un gran cambio con los nuevos ecologistas, la gente preocupada por la naturaleza y su recuperación, pero ninguno de los colectivos que estén por la labor de revolucionar el campo, la mar, la ganadería pueden olvidar el feminismo. Ningún movimiento puede ser sólo ecologista, sólo pro derechos humanos, sólo naturista si no tiene entre sus principios e ideología el feminismo. La revolución social, el capitalismo tienen que cambiar, hay que buscar alternativas a las estructuras actuales que ya han demostrado y están demostrando ahora más que nunca que no sirven.

360: ¿En qué se traduce eso en lo cotidiano, en la práctica, en la vida diaria. Muchos querrán empezar por su entorno y no con grandes transformaciones?

TOD: Y así debe ser. Lo de afuera no sirve de nada si no cambiamos nosotros desde dentro e individualmente. Todo empieza desde abajo hasta arriba. Y en nuestra sociedad por hablar de lo más cercano, es una cuestión, entre otras cosas de mentalidad, de tradición, de pensamiento. Hay que superar la mera cuestión de la lingüística donde se añade el término femenino en todos los párrafos y pensar en la mujer de verdad. En la práctica. Las mujeres tenemos que participar y superar las imágenes que de nosotras se han creado durante siglos. Siempre se ha hablado de un supuesto matriarcado en regiones como Galicia y, sin embargo, en la práctica no hemos intervenido, no nos han dejado o nosotras mismas no lo hemos hecho. Esta región y otras de España se mueven con las colectividades de montes, de la mar, del campo y, un detalle sencillo, siempre hacen reuniones de decisión formadas por hombres y en días que parecen elegidos a propósito para que no podamos acudir.

360: ¿Cuáles fueron los temas más debatidos, urgentes y sobre los que van a actuar?

TOD: Pues llevaremos a cabo campañas internacionales para denunciar el tráfico de armas y la creciente militarización de los estados a nivel internacional y sobre todo en el Tercer Mundo. Todos los portavoces mundiales dicen querer la paz general. Todos los gobiernos se jactan de pretender el pacifismo y, sin embargo, caminan en el sentido contrario, de una manera más oculta, sutil, pero más rotunda, aniquiladora. Los cuatro puntos sobre los que trabajamos, en especial la violencia contra la mujer en todos sus aspectos, se van a agudizar. Históricamente se relegó siempre a la mujer al cuidado de la casa. Ahora, frente a las reivindicaciones feministas lo que se hace es quitarnos representatividad social, política, administrativa. Aunque públicamente parezca que se lucha por lo contrario. Que la mujer figure (y en el fondo sólo es eso) en puestos de poder, no supone que esté defendiendo las reivindicaciones por las que luchamos. Que una mujer cometa los mismos errores que hasta ahora ciertos hombres o que sea dura e injusta para ser aceptada, no es una solución. Por eso y hasta el 2010 vamos a incidir en la pacificación mundial y clamaremos contra la ONU, sobre todo por su pasividad e inutilidad en países como África donde la situación de la población en general y de la mujer muy en particular es gravísima: violaciones sistemáticas, mercado de negro de los alimentos básicos, venta de protección, trata de mujeres, desapariciones, etc. El caso más sangrante estos días es el de la República del Congo sobre el que hemos conocido datos de muchas de las delegadas de primera mano.

360: ¿Cuál sería el objetivo final?

TOD: Terminar con las guerras. Ya está bien de pensar que las guerras sólo están en el Tercer Mundo. El primer mundo es el que crea y es cómplice de ellas. Tenemos que ser más críticas con los gobiernos que las generen y alienten. Las feministas necesitamos más acción y compromiso, no podemos quedarnos impasibles viendo la exterminación de Sudán, las violaciones sistemáticas que causan verdaderas quiebras culturales, desarraigos, estragos poblaciones en los que la mujer es un elemento más de castigo al enemigo, es una estrategia más que se tiene en cuenta en los conflictos.

360: ¿Cómo se puede avanzar hacia ese objetivo?

TOD: Hay que empezar por gritar a los cuatro vientos y denunciar en todos los foros y ámbitos posibles la doble moral de los gobiernos occidentales y luchar por la eliminación de la ONU que no sirve para nada. Pero, ojo, esto lo digo con mucha prudencia y matizaciones, porque sin un mínimo control, los países del G8, el Fondo Monetario Internacional y otros grupos camparían a sus anchas.

360: Entonces ¿cómo se puede controlar esa trayectoria, cómo sustituir a la ONU?

TOD: Con alianzas fuertes entre grupos afines, el Foro Social Mundial, por supuesto la Marcha Mundial de Mujeres, organizaciones internacionales, movilizaciones sociales en todos los países… Este encuentro ha servido precisamente para reclamar una mayor participación y representación de la mujer en movimientos internacionales.

360: ¿Y los hombres?

TOD: Deben reclamar lo mismo: nuestra presencia en más ámbitos, más protagonismo real en las asociaciones vecinales, deportivas, profesionales. Tienen que preguntarse por qué las mujeres no acuden a las asociaciones, a las reuniones de grupos donde se toman decisiones. Deben cambiar la mentalidad, dar la palabra de verdad a la mujer, no ridiculizarla o dejarla hablar por cortesía, por galantería o porque eso era lo que hacían nuestro abuelos en un falso respeto. Incluso a las mujeres nos falta formación, mentalización, no la tenemos en la cabeza porque no nos la han inculcado, nos falta práctica. Y sobre todo las nuevas masculinidades tienen que cambiar, la educación tiene que cambiar, los comportamientos agresivos, el monopolio de actividades en el colegio… Una anécdota simple, pero ilustrativa: ¿por qué las niñas no pueden jugar al fútbol en el colegio sin que se las ridiculice o se les impida?

Víctor Sariego

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