El East Village. La huella del punk neoyorquino
Manhattan es una jungla de asfalto, pero tiene el encanto de poseer pequeños escondrijos en los que uno se olvida de que a su alrededor, cada día, hay una población flotante de 14 millones de personas.
Manhattan es una jungla de asfalto, pero tiene el encanto de poseer pequeños escondrijos en los que uno se olvida de que a su alrededor, cada día, hay una población flotante de 14 millones de personas.
Recorrer en coche los 450 kilómetros que separan Los Ángeles y Las Vegas es una de las experiencias más cinematográficas
Uno llega a San Francisco en metro (antes, por supuesto, ha pasado por el aeropuerto y le ha interrogado un
Recorrer en coche los 450 kilómetros que separan Los Ángeles y Las Vegas es una de las experiencias más cinematográficas que uno puede tener. Un road trip por el oeste americano evoca inevitablemente decenas de películas que hemos visto a la largo de nuestras vidas, reproduciendo y constatando aquello que todos tenemos en nuestro imaginario colectivo. Pero, si tuviéramos que escoger una imagen que representase ese viaje en carretera a través de los USA, ese paisaje árido, desangelado e interminable que todos tenemos en mente, sería la interestatal 15 que une la ciudad del cine, en California, con la del juego, en Nevada.
Manhattan es una jungla de asfalto, pero tiene el encanto de poseer pequeños escondrijos en los que uno se olvida
Uno llega a San Francisco en metro (antes, por supuesto, ha pasado por el aeropuerto y le ha interrogado un
Uno llega a San Francisco en metro (antes, por supuesto, ha pasado por el aeropuerto y le ha interrogado un señor de uniforme por su oficio, beneficio, estado civil e intenciones viajeras), sale de la estación de Powell Street y lo primero que ve es a un negro, con varias capas de ropa encima, vociferando una letanía difícil de entender aunque uno domine el inglés…
Manhattan es una jungla de asfalto, pero tiene el encanto de poseer pequeños escondrijos en los que uno se olvida
Recorrer en coche los 450 kilómetros que separan Los Ángeles y Las Vegas es una de las experiencias más cinematográficas