Tipos extraños

Tipos extraños han visitado la redacción del periódico de provincias de Peláez la última semana. Primero fueron los tipos del banco, que allí fueron para llevarse mesas, sillas y jarrones como cobro de las deudas del jefe del diario. Quizás, en realidad, el tipo más extraño que por allí estuvo fue precisamente el director, quien el pasado viernes compró a su redactor una cofia y el martes decidió escribir una carta de reclamación a Apple al sentirse timado por el nuevo IMac, al que él llama el ordenador escocés. Tan extraño es este hombre que ni siquiera se reconocía a sí mismo, no sabía quién era el tipo extraño que lo miraba ayer desde el otro lado del espejo.

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Jueves, 11 de abril

 

– ¿Quiénes son esos, Peláez?
– Los tipos del banco, jefe.
– ¿Y por qué se llevan las mesas?
– Porque son suyas…
– ¿Suyas?
– No las ha podido pagar…
– Hay que joderse…También se llevan las sillas y…¡están entrando en mi despacho!
– Van a por su jarrón Ming, jefe.
– ¡Oh Dios! ¡Y se llevan mi petaca!
– Cualquier cosa que ven, jefe…
– Hay que hacer algo, Peláez, necesitamos unseñuelo…
– ¿Cuál, jefe?
– Este, por ejemplo.
– ¿Martínez? ¿El redactor de deportes?
– Nadie le echará de menos.
– No sé, jefe…
– Envuélvalo en papel burbuja.
– Está bien…
– Y devuelva mi petaca a su sitio, aquí, en mibolsillo, haga el favor.
– Lo haré, jefe.
– Gracias, Peláez, por fin un poco de cordura.

 

Viernes, 12 de abril

 

– ¡Peláez! ¡A mi despacho!
– Aquí estoy, jefe.
– Tome. Le he comprado esto para trabajar.
– ¿Una cofia?
– Así es.
– Jefe, puede que haga algunas labores domésticas en laredacción, pero soy periodista.
– Ya bueno… le dirá lo mismo a todas.
– Tengo el título.
– Plastifíquelo.
– ¿Para qué?
– Necesitamos un felpudo.
– Esto es indigno.
– Pruébesela a ver…
– Grrr… ¿Así?
– Le queda perfecta.
– Si ya…
– Algún día le compraré un delantal.
– Algún día me largaré para siempre.
– Antes deje hecha la comida.
– Brrrrr…

 

Lunes, 15 de abril

 

– ¡Peláez! ¿Dónde anda?
– Aquí, jefe, chucuchucuchucu
– ¿Qué está haciendo?
– Cosiendo a máquina chucuchucuchuchucuchu
– ¿El qué?
– Las cortinas de la redacción chucuchu.
– ¿Cortinas? ¿Son necesarias?
– Ha llegado el cuchu sol jefe cuchucu y no veo lacuchucuchucuchu pantalla.
– ¿Qué pantalla?
– La del cuchucu ordenador.
– ¿Qué ordenador?
– El que uso para escribir cuchucu
– ¿Y para qué quiere escribir?
– Soy cuchucu periodista, jefe cuchucuchu.
– Entiendo, Peláez, entiendo.
– ¿Qué chucuchucu quería?
– Un escrache, Peláez.
– ¿Un escrache?
– Sí, todo el mundo tiene…
– Quizás chucuchucuchu se lo merezca…
– Claro que lo merezco, a ser posible de atún.
– ¿De atún chucuchu? Eso es ceviche, jefe.
– Bueno, qué más da, deme algo que estoy muerto dehambre.
– Tome chucuchu.
– ¿Una rama de perejil?
– Recién recogida, jefe chucuchu.
– Ñam, está fresquita, sí.
– Chucuchu Adiós.
– Chao ñam.

 

Martes, 16 de abril

 

Peláez, siéntese ahí y coja lápiz ypapel.
– No puedo, jefe.
– ¿Cómo que no puede?
– Usted no me deja.
– ¿Que no le dejo? ¡Le obligo!
– Es que no puedo levantarme…
– ¿Por qué?
– Está usted sentado en mi regazo.
– Coño, haberlo dicho antes… venga, levántese ysiéntese ahí…
– Gracias…
– ¿Ya tiene lápiz y papel?
– Sí.
– Está bien, vamos a escribir una carta dereclamaciones.
– ¿A quién?
– A los de la manzana mordida.
– ¿Apple?
– Eso.
– ¿Por qué?
– He comprado su ordenador escocés y me han enviadouna tele.
– ¿El iMac?.
– El mismo.
– Es que es solo una pantalla.
– ¿Y dónde está la torre con el disco duro?
– Ahí mismo.
– No joda.
– Jodo.
– ¿Y la ranura para los discos compactos?
– No lleva.
– ¿Y cómo escucho a José Feliciano, cenutrio?
– Spotify
– ¿Mande?
– On line
– ¿Cómo dice?
– Olvídelo. Vamos con la carta…
– Estimada Manzana dos puntos.

 

Miércoles, 17 de abril

 

– ¡Peláez!

– ¿Qué quiere, jefe?

– Despida a ese tipo,no puedo verle la cara.

– Pero jefe…

– Lo sé, es algopersonal, lo admito, pero no puedo ni mirarle, me da asco…

– Es que…

– Ya sé que no tiene que vercon su profesionalidad, pero es superior a mí, mándelo a la puta calle.

– Jefe, ese hombre esusted.

– ¿Yo?

– Sí.

– ¿Y qué coño hago ahí?

– Es que está delantedel espejo.

– ¿El espejo?

– Sí, un cristal en el quetodo se refleja.

– Menudo invento…

– Sí, jefe… y muyantiguo…

– Dios mío, menudapinta tengo, ¿no?

– Se ha dejado ir unpoco…

– ¿Y esa barriga?

– La suya, jefe.

– Dios, doy puta pena…¡Rómpalo!

– Pero jefe…

– Tome, con estagrapadora de metal.

– Está bien, jefe.

– Buen golpe, Peláez.

– Gracias.

– Mucho mejor, puederetirarse.

– Adiós, jefe.

– Adiós lacayo.


Loscables de las conversaciones que mantiene Peláez con su jefe (#Pelaezleaks) en la redacción de un periódico deprovincias los puedes encontrar a diario en la página oficial en Facebookde 360gradospress.

La foto es de Marga Ferrer.

Miriam Reyes Gimeno

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