Método de relajación

Sabemos que el jefe de Peláez es un hombre inaguantable, pero lo cierto es que nos ha extrañado que el redactor apareciera el pasado jueves por la redacción vestido de chándal después de una sesión de pilates. No imaginamos en una de estas clases a Peláez, qué le vamos a hacer, claro que de alguna manera ha de relajarse para soportar a un director empeñado en que escriba sobre la caída de las hojas de los árboles. Claro que también comprendemos al jefe, pues no ha sido una semana sencilla después de dejar que se escapara un grupo inversor a quienes no consiguió convencer en un restaurante “de lujo”…

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Jueves, 6 de noviembre

 

– Buenos días, jefe.
– ¿De dónde viene en chándal, Peláez?
– De pilates.
– Acabo de hacerlo, sólo me quedan las axilas y la entrepierna.
– Que vengo de clase de pilates, jefe, no que se depile.
– Demasiado tarde, toque, toque, mire qué suave.
– No, gracias.
– ¿Y qué es eso de pilates?
– Una especie de gimnasia.
– ¿Y para qué sirve?
– Estoy más relajado y flexible.
– Demuéstrelo.
– Mire, me toco el pie con la nariz.
– Jodón.
– Así es, jefe, debería probarlo.
– Prefiero las croquetas de jamón.
– No son incompatibles.
– No tengo tiempo para todo. Ni usted, así que póngase a escribir sobre la caída de las hojas.
– Eso no interesa a nadie.
– ¿Cómo que no? ¡Está pasando!
– Ya, pero… es otoño, es lo normal.
– Pero, nada, ¡mire! ¡Otra que cae! ¡Cuéntelo!
– Está bien, jefe. Me voy.
– Apúrese.
– No puedo, estoy relajado.
– Puto pilates…

 

Viernes, 7 de noviembre

 

– Jefe, ¿me ha llamado?
– Sí, Peláez, siéntese.
– No hay silla.
– El suelo basta para usted.
– ¿Qué hizo con la silla?
– Necesitaba leña para la chimenea.
– No tiene chimenea.
– Ya, me di cuenta después.
– ¿Qué quiere?
– Simplemente asignarle sus páginas para hoy: le doy dos.
– ¿Dos?
– Sí, lo siento, su sección no puede ocupar más espacio.
– ¿Mi sección? Jefe, yo escribo todo el puto periódico.
– Entonces tendrá dos páginas mañana.
– ¿Portada y contraportada?
– Ummmm… sí, me parece bien, por llevar un orden.
– Eso es una chapuza.
– Lo siento, pero no puede dedicarse más tiempo a eso.
– ¿Por qué?
– Porque tengo otra misión para usted.
– ¿Cuál?
– Tome, tire.
– ¿Partida de dardos?
– ¡No diga chorradas! ¡Campeonato!

 

Martes, 11 de noviembre

 

– Buenos días, jefe.
– Lamentable.
– He dicho buenos días.
– Indignante.
– A ver, ¿qué le pasa esta vez?
– Ayer tuve una comida con unos posibles inversores y fue un fiasco.
– ¿Por qué?
– Porque no van a invertir ni un céntimo.
– ¿Qué salió mal?
– El restaurante. Les llevé a probar la mejor carne de la ciudad y nada salió bien.
– ¿Pero por qué?
– La pedí poco hecha, tierna y jugosa, y parecía esta suela.
– No es una suela, es su pie.
– Pues eso.
– ¿Y no protestó?
– Por supuesto, el maître se las vio conmigo.
– ¿Llegaron a las manos?
– Casi. Nos tuvieron que separar. ¡Cabronazo engreído!
– ¿No quiso asumir su fallo?
– No, me decía que me fuera a otro restaurante.
– ¡Qué lamentable!
– Lo sé. Por su culpa estos grandes inversores nunca apostarán por nuestro periódico.
– ¿Sabe qué, jefe? Voy a cantarle las cuarenta a ese tipo.
– ¿Lo hará?
– Por supuesto, me juego el pan de mi familia.
– ¿Cómo se llama el restaurante?
– McDonald’s, está ahí en la calle peatonal.
– …
– ¿Peláez? ¿Por qué se sienta? ¿No iba a ir a hablar con el maître?
– Olvídeme, jefe, olvídeme, haga el favor.

 

Miércoles, 12 de noviembre

 

– Buenos días, jefe, ¿me llamaba?
– Tome, meta esto en Sucesos.
– Es una entrada de cine.
– Lo sé.
– ¿Y eso?
– Ayer fui al cine, ¿qué es lo que no entiende?
– Por qué tengo que meterlo en Sucesos.
– Porque es un suceso extraordinario. ¿Sabe cuál había sido la vez anterior? El estreno de Mogambo.
– Caramba.
– No, Mogambo.
– Era una interjección.
– Sí, a mí tampoco me gustó demasiado.
– Caramba, digo.
– Mogambo, digo yo.
– En cualquiero caso, no puedo poner esto en Sucesos.
– ¿No puede? Pues no lo ponga. Usted verá.
– ¿Así de fácil?
– Sí, me la pela todo, calamar.
– ¿Por qué?
– Porque tengo este frasco.
– ¿Judías verdes?
– Sí.
– ¿Ahora?
– O nunca.
– Pues adiós.
– Ñam.


Los cables de las conversaciones que mantiene Peláez con su jefe (#Pelaezleaks) en la redacción de un periódico de provincias los puedes encontrar a diario en la página oficial en Facebook de 360gradospress.

La foto es de @Marga_Ferrer

S.C.

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