El jefe de Peláez es un hombre inculto pero culto, lelo pero sabio, tonto pero listo. El jefe de Peláez es un hombre inexplicable e incomprensible, alguien que cita a Borges sin saber quién es, alguien que cita a Calderón de la Mierda, alguien que come lechuga pensando que es un chuletón, alguien que se cree digno de ganar el premio Cervantes por pintar acuarelas y alguien que se cree por encima de los demás por haber acertado seis en la quiniela. Alguien, en definitiva, irrepetible.
Jueves, 20 de noviembre
Pasan días iguales, persiguiéndose.
¿Borges, jefe?
Sí, unos frutos secos siempre vienen bien.
Hablo del escritor, jefe.
Hable de lo que quiera, pero deme las almendras que me prometió.
Su cita, jefe
es Borges.
Mi cita es con una señorita de alta alcurnia, Peláez, una damisela. Y ahora, esas almendritas.
No tengo.
¿No tiene? ¿Ni de marca blanca?
No.
¡Farsante!
Estúpido.
Es posible. Las tiranías fomentan la estupidez.
Borges otra vez.
¡Y otra vez le digo que sí, que quiero esas avellanas!
Puffffff
Bien pensado.
¿Qué? No he pensado nada, sólo he dicho ¡puf!
Ahí voy, Peláez, a sentarme en el puf.
Puf.
Sí.
Bah.
Voy.
Ya.
Ya mismo, sí.
Viernes, 21 de noviembre
Peláez, la tonadillera en prisión.
La que faltaba, jefe.
¿Cuántos famosos hay en la cárcel?
Todos los que robaron.
¿Todos?
Bueno, algunos.
¿Y los otros?
Algunos ya caerán.
¿Esto son buenas o malas noticias?
Son malas porque nos robaron y buenas porque los cogimos.
Qué cabrones.
Lo son, jefe.
En fin, yo me voy de fin de semana a Venecia.
¿Con su mujer?
No, solo. De hecho, me espera allí una mujer.
¿Qué mujer?
Una tal Góndola, me han dicho que pasearé con ella.
Una góndola es una barca.
Como la vida, Peláez, como la vida.
Qué bonito, jefe.
No es mío, hijo, es de Calderón de la Mierda.
Bueno, pues en cuanto la secretaria del alcalde me traiga los billetes me voy.
¿La secretaria del alcalde?
Claro, ellos me pagan el viaje, por tratarles bien.
Eso se llama corrupción, jefe.
Eso se llama: me voy a Venecia. ¡¡¡¡¡¡¡¡Ciao bambino!!!!!!
Lunes, 24 de noviembre
Buenos días. Jefe.
Jras jras jras Peláez.
Menudo ruido.
Es este chuletón con patatas y huevos fritos jras y ocho rebanadas jras de pan sin, Peláez.
¿Sin?
Sí, sin grasas, sin jras gluten, sin azúcares jras añadidos, sin lactosa, sin jras nada de nada.
Ya, jefe pero
¡Pero qué! ¡Es sanísimo!
Es una hoja de lechuga.
No me joda.
Sí, jefe.
Puto carnicero de la esquina timador.
Lo de la esquina es la frutería.
Eso lo explica todo. Me conformaré con tomar el vino sin. Glup
¿Sin?
Sí, sin alcohol, sin taninos y sin gaitas. Glup.
Es agua, jefe.
Puto grifo timador.
Ya
Martes, 25 de noviembre
Otro año más. ¡Mierda!
¿Qué pasa, jefe?
¿Qué va a pasar, Peláez? Han vuelto a no darme el Cervantes.
Pero, jefe
Pero nada, ¿qué pinta el tal Goytisolo?
No pinta, jefe, escribe.
Escribe, ¿eh? Si es que ya no hay pintores como los de antes.
Jefe
Mire mis acuarelas, mire
¿ve esa barquita junto al mar? ¿Y ese campo de margaritas? ¿Lo ve?
Sí, jefe.
Pues los del Cervantes no lo ven.
Es un premio literario, jefe.
Exacto, pura literatura, nada de realidad. Si el autor de Las Meninas levantara la cabeza
¿Velázquez?
No, mejor quedamos en Colón.
Ni siquiera estamos en Madrid.
Pues salgamos ya, que no llegaremos.
Si no hemos quedado con nadie
Da igual, no me gusta ser impuntual.
¿Para qué vamos a ir si nadie nos espera?
Esperaremos nosotros a los impuntuales.
Esto es grotesco.
Coja la maleta.
No tengo maleta.
Pues vamos.
Puffff
Miércoles, 26 de noviembre
Buenos días, jefe.
Enormes días, Peláez.
¿Por qué está tan eufórico?
¿Eufórico yo? No tanto, es mi estado habitual como dios que soy.
¿Lo ve?
¿El qué, humano mortal?
Esa grandilocuencia con la que habla.
No percibo yo grandilocuencia en mi sublime lenguaje ni en mis altas maneras, tampoco en mi innegable atractivo natural.
Está muy crecidito.
Que no, enanín.
Bueno, lo que usted diga.
Por cierto, el periódico es suyo.
¿Mío? Gracias. Pero… ¿Qué piensa hacer?
Me voy a las Mahomas.
Bahamas.
Donde sea.
¿Y eso?
He acertado las seis de la quiniela.
La quiniela son quince.
¿Eso no es la primitiva?
No, es al revés.
Mierda.
Se queda en mi periódico, ¿jefe?
Devuélvamelo, Peláez.
Todo suyo.
¿Así de fácil? ¿Me regala todo este patrimonio?
Y sus deudas, jefe, y sus deudas.
Acabáramos.
Los cables de las conversaciones que mantiene Peláez con su jefe (#Pelaezleaks) en la redacción de un periódico de provincias los puedes encontrar a diario en la página oficial en Facebook de 360gradospress.
La foto es de @Marga_Ferrer
David Casas