Imagine

Imagine que tiene un sueldo miserable. Peor aún: imagine que hace meses que no cobra su miserable sueldo. Imagínese, también, que su jefe no le respeta. Imagine, qué demonios, que le llega a insultar, le toma por tonto, le desprecia. ¿Qué haría usted? No lo sabemos, pero lo que sí sabemos es que Peláez, nuestro querido periodista de provincias sigue soportando la estulticia de su jefe, un hombre incapaz de mantener una conversación y que no mira ningún lugar más allá de su ombligo.

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Así, esta semana hemos escuchadocómo creía que la “hemeroteca” era una isla griega, cómo trataba de convencer aPeláez de que la lluvia era “ducha gratis” para los redactores o que desayunabagarbanzos con espinacas al verse trastocado por el cambio de hora. Imagine quépensaría usted, qué sería capaz de hacer…

 

 

Jueves, 24 de octubre

 

– ¿Adónde va,Peláez?
– A la hemeroteca, jefe.
– ¡Ah! Las islas griegas, mándeme una postal.
– No, jefe, es ese cuartucho de ahí.
– ¿No es el baño de mujeres?
– También.
– ¿Y qué hay?
– Un retrete, un bidé, un lavabo y periódicos antiguos.
– ¿Tanto leen las mujeres mientras hacen susnecesidades?
– No, jefe, ni siquiera hay mujeres.
– ¿Y dónde están?
– En el paro, como todos menos usted y yo.
– Ya veo… Pues tráigame algún periódico de esos.
– ¿Para qué, jefe?
– Estoy harto de leer las etiquetas de los champús.
– ¿Tanto tiempo pasa en el servicio, jefe?
– Me baño siete veces al día.
– No debió ponerse jacuzzi en el despacho.
– ¿Para qué quería mesa de reuniones si no haynadie?
– ¿Y cuando vienen los cuervos?
– Les encantan las burbujas a esos cabrones.
– Puf, prefiero no pensarlo…
– Cierto, lo mejor es vivirlo… ¿se apunta?
– No, voy a la hemeroteca.
– ¡Ah, es cierto! Pruebe la musaka y baile unsirtaki.
– Brrr…

 

Viernes, 25 de octubre

 

– Aquí tiene, Peláez.
– ¿Una toalla?
– Y gratis…
– Pero, jefe…
– No se quejará de las nuevas instalaciones, ¿eh?
– ¿Instalaciones?
– No muchos periódicos tienen duchas para susplumillas.
– Pero…
– Y de diseño, espacio diáfano.
– ¿Dónde están?
– Arriba… ¡suba, suba!
– Arriba solo está la azotea…
– Ahí es, venga, dúchese antes de que corte elagua.
– ¿Se refiere a la lluvia?
– Yo lo llamo servicio de ducha a temperaturaambiente para personas y redactores.
– ¿Los redactores no son seres humanos o qué?
– Son batracios, ¿no?
– Brrr… Bueno, pues subo…
– ¿Quiere champú?
– ¿También hay champú?
– Cincuenta céntimos el chorrín.
– No sea tacaño, jefe.
– De algún sitio hay que sacar, Peláez.
– Está bien, póngame tres chorrines.
– Uno cincuenta.
– Aquí tiene.
– Disfrútelo.
– ¡Jefe! ¡Acaba de escampar!
– ¿Ha salido el sol?
– Sí.
– Servicio de solárium. Tres cincuenta cada quinceminutos.
– ¡Jefe!
– No se queje, batracio, no se queje.

 

Lunes, 28 de octubre

 

– Buenos días,Peláez.
– Buenos días, jefe.
– Si le pido una opinión sobre mí… ¿evadirá larespuesta?
– Hace un sol maravilloso.
– ¿No será sincero?
– Puturrudefuá.
– Peláez, necesito su opinión…
– Está bien, jefe. Dispare.
– ¡Pum!
– ¡Ay! ¡Era una forma de hablar!
– No le hable así a un cazador…
– Menudo perdigonazo, carajo…
– Bueno, ahí va la pregunta… ¿me ve anticuado?
– Parapapapá..
– Dígamelo…
– Parapapachín…
– ¡Responda!
– Un poco, jefe…
– ¿En qué?
– No lo sé, esa barba sin bigote…
– ¿No se lleva?
– Como que no.
– ¿Qué más?
– Ese sombrero de ala ancha…
– ¿Tampoco?
– Tampoco…
– ¿Qué mas?
– El sable, las botas con espuelas…
– ¿Pero en qué año estamos?
– 2013
– ¡Joder! ¡Eso es el futuro!
– Podríamos llamarlo así.
– Está bien, me adaptaré a los tiempos.
– ¿Lo promete?
– Le doy mi palabra de honor.
– No vale nada, jefe, ya lo sabe. Hace doce añosque no me paga y prometió hacerlo…
– Está bien, firmaré un documento que locertifique.
– Perfecto, jefe.
– Traiga pluma y pergamino.
– Brr…

 

Martes, 29 de octubre

 

– Buenos días,jefe.
– Buenos días, Peláez, ¡ñam!
– ¿Qué hace?
– Comer, carajo, ¿usted qué cree?
– ¿Pero qué come?
– Garbanzos con espinacas, ¿no lo ve?
– ¿A la hora de desayunar?
– ¿Desayunar?
– Sí, jefe.
– ¡Mierd! Es lo del cambio de hora, siempre metrastoca…
– Solo cambia una hora, jefe, no se aproveche.
– Me descontrola ¡glup!
– ¿Qué bebe?
– DYC
– ¿También por el cambio de hora?
– Hay que regular el cuerpo a la temperaturaidónea.
– Usted nunca va a cambiar…
– La integridad es lo que me define.
– No se aproveche.
– Bueno, tráigame el desayuno entonces…
– Si acaba de comer y tomarse el chupito.
– Pero no era la hora.
– Esto lo pagará algún día.
– Vivo en el lado salvaje de la vida, Peláez.
– Qué grande era Lou. Lo echaremos de menos.
– ¿Se le ha muerto el gato? Lo siento.
– Puf…

 

Miércoles, 30 de octubre

 

– Peláez, ¡¡llega tarde!
– Es usted el que acaba de entrar, jefe.
– ¿Está seguro?
– Sí, usted está de pie, con su abrigo y su paraguas, yyo aquí sentado.
– Ummm… es posible… Bueno, ¿de qué escribe?
– Del espionaje de Estados Unidos.
– ¿Nos espían?
– Eso parece.
– ¿Por qué?
– Sabe Dios.
– Pregúntele.
– Es una forma de hablar.
– Ya sospechaba yo algo… asómese a la ventana, ¿vea ese de ahí, en el banco?
– Sí, jefe.
– Creo que algo trama, ahí con el periódico…
– Es un jubilado, jefe.
– ¿Está seguro?
– Seguro.
– ¿Y ese de la gabardina?
– Un transeúnte.
– ¿Mitad humano mitad robot?
– No, jefe, alguien que pasa.
– Esa gabardina es sospechosa, Peláez.
– Está lloviendo, jefe.
– No me cambie de tema.
– No le cambio.
– Ni yo a usted, por nada del mundo.
– Puffff…
– Seguiré con los ojos abiertos, Peláez, con losojos muy abiertos… zzzzzzz
– ¡Jefe!
– ¡Qué!
– ¡Se ha dormido!
– La siesta de llegada al trabajo, Peláez, que norespeta usted usos ni costumbres.


Los cables de lasconversaciones que mantiene Peláez con su jefe (#Pelaezleaks) en laredacción de un periódico de provincias los puedes encontrar a diario enla página oficial en Facebookde 360gradospress.

La foto es de Marga Ferrer.

David Casas

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