Abatido por el rey

La semana comenzó en la redacción del periódico de provincias de Peláez con la mirada puesta en la historia pues el humilde plumilla dedicó un reportaje a Demóstenes, de quien su jefe nunca había oído hablar. No es algo excepcional, como bien sabemos, pues a este hombre le es ajena la historia y también la propia realidad que le rodea.

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Ni siquiera sabía que sehabían celebrado elecciones generales y se asustó al enterarse por boca dePeláez de la abdicación del rey, si bien esto se debe a que pensaba que estoera haber sido secuestrado por unos extraterrestres. Pronto, al saber larealidad, se le pasó la preocupación, pues el único rey que ocupa su mente esel de bastos de la baraja.

Jueves, 29 de mayo

 

– Jefe, vaya horas.
– El deber es el deber.
– ¿Pincho de jeta, caña y tute?
– Usted lo ha dicho.
– Nunca va a cambiar, jefe.
– Ni loco. ¿De qué escribe?
– De Demóstenes.
– ¿De Íker Casillas? Un grande.
– No, de Demóstenes, no del de Móstoles.
– ¿Y quién es ese?
– Un orador griego.
– ¿Mande?
– Un político ateniense.
– ¿Anda por aquí?
– Está muerto, jefe.
– ¿Escribe la necrológica?
– No, jefe, escribo sobre la historia.
– La historia no es noticia, Peláez.
– Hay que mirar al pasado para entender el futuro.
– En eso tiene razón, Peláez.
– Gracias, jefe.
– Lo que me recuerda que tengo que echarme lasiesta.
– ¿Qué?
– Después de la comida y la partida es lo que hay.
– Es usted un vago redomado.
– Se equivoca, soy un vago silvestre.
– ¡Váyase el carajo!
– Zzzzz

 

Viernes, 30 de mayo


– Odio a los radicales, Peláez.
– ¿Qué radicales?
– Todos.
– Ya.
– Vuelva a decir ya de esa manera y le arranco lacabeza.
– Perdone, jefe. Tiene razón.
– ¿Me da la razón como a los tontos? ¿quiere que lerompa una pierna?
– Jefe, eso suena bastante radical.
– ¿Bastante radical? O es radical o no lo es, nopuede ser bastante radical. Vuelva a cometer una incorrección y le saco losojos.
– OK.
– ¿Eso es inglés? ¿Me responde en inglés y no en lalengua de Gonzalo de Berceo? ¿Quiere que lo encierre con un ejemplar de ElQuijote?
– Jefe, relájese un poco.
– ¡Mecagoenlosmuertosdelcuartoderecha! ¡Me relajosi me sale de las pelotas! ¿Me oye? ¿Eh¿ ¿Eh? ¿Eh?
– Sí, jefe…
– Ahora me relajo… ¡pero porque yo quiero!
– Perfecto.
– ¿De qué hablábamos?
– Decía que odia a los radicales.
– Uf, no puedo con ellos…

 

Lunes, 2 de junio

 

– ¿Ve eso de ahí, Peláez?
– ¿El horizonte, jefe?
– Fíjese bien.
– ¿Las torres de alta tensión?
– Mire mejor, hombre.
– ¿Un avión que surca el cielo azul?
– ¡El verano, Peláez, el verano! ¡Ya está ahí!
– Cierto, jefe, no queda nada.
– Y aún no me ha dicho nada de sus días devacaciones.
– Pues… me gustaría cogerme quince días en agosto.
– Denegado.
– Una semanita en julio, entonces.
– Denegado.
– Un fin de semana a finales de septiembre.
– Denegado.
– ¡Jefe! ¡Pues no puedo irme nunca!
– Vaya, lo siento.
– ¡Es usted el que no me deja!
– Ay, Peláez, mírese su propio ombligo en lugar delajeno.
– Capullo.
– No se insulte a sí mismo, Peláez, haga el favor.
– Brrrrr…
– Me voy a tomar un pincho.
– No vuelva.
– Lo pensaré.

 

Martes, 3 de junio

 

–Buenos días, jefe.
– Tsssssssss…
– ¿Qué pasa? ¿Qué hace ante la televisión?
– Esperando a que empiece el partido.
– ¿Qué partido?
– El de España, el Mundial de fútbol, Peláez.
– Es la semana que viene, jefe.
– Qué va, hombre, ayer pusieron el himno, pero no sé por qué tarda tanto enempezar. Se debe estar complicando el sorteo de campos.
– Jefe, el himno era por la abdicación del Rey.
– ¿Qué?
– Lo que oye.
– ¡Me cago en la hostia! ¡Pobre hombre!
– Bueno, jefe, es bastante mayor…
–¿Y qué? ¿Le gustaría a usted que cuando fueramayor le abdicaran unos extraterrestres?
– Jefe…
– ¿Ha podido verse la nave espacial? ¿Cómo son losputos marcianos? ¿Qué método de succión han empleado?
– Jefe, el rey ha abdicado, no lo han abducido.
– ¿Y qué coño es eso?
– Ha renunciado al trono a favor de su hijo.
– Ah, coño, vaya chorrada.
– Bueno, es histórico.
– Me la pela, pero bueno, entreviste al hijo, ¿cómose llama?
– Felipe Sexto, pero creo que andará ocupado paraconcedernos una entrevista…
– Pues entreviste al anterior.
– ¿Al anterior?
– Sí, a Felipe Quinto, que nos cuente suexperiencia, cómo vivía, qué comía… algo de interés humano.
– No puedo entrevistar a Felipe Quinto, jefe.
– Hágalo o le pongo de patitas en la calle.
– Bueno… lo intentaré…
– Así me gusta. Y ahora déjeme, que el partidotiene que empezar ya.
– Le he dicho que es la semana que viene.
– Tengo que concentrarme.

 

Miércoles, 4 de junio

 

– Buenos días, jefe.
– De buenos nada, Peláez.
– ¿Y eso? ¿Cómo se encuentra?
– Abatido por el rey.
– Eso lo podría haber dicho un elefante, jefe.
– ¿Qué?
– Olvídelo…
– Pues estoy jodido, Peláez.
– Es una cuestión de edad, jefe, es un hombremayor…
– ¿Me llama viejo?
– A usted no, al rey.
– ¿Qué rey?
– Por el que usted está abatido.
– ¿El rey de bastos está viejo? ¿Qué dice? Losnaipes no envejecen, son inmortales.
– ¿El rey de bastos?
– Sí, no me salió y no pude cantar las cuarenta. Enconsecuencia, perdí la partida. En consecuencia, tuve que pagar la ronda. Enconsecuencia, debe usted tropecientos euros al bar.
– ¿Yo?
– No tenía dinero, lo siento.
– No pagará sus deudas del juego.
– Le despido.
– ¿Cuántos euros eran?
– Tropecientos.
– Voy al bar.
– Vuelva pronto.


Loscables de las conversaciones que mantiene Peláez con su jefe (#Pelaezleaks)en la redacción de un periódico de provincias los puedes encontrar a diario enla páginaoficial en Facebook de 360gradospress.

Lafoto es de @Marga_Ferrer

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