Por Carlos Bueno, escritor y periodista
Es presentarse el cartel de cualquier feria y comenzar a buscar ausencias. Parece que, a priori, nos importa más quién falta que quien está presente. Debe ser un chip automático e incontrolable. Miras las combinaciones, las repasas de arriba abajo una y otra vez hasta que descubres el fallo. Y siempre, en todos los carteles, falta alguien. Nunca llueve a gusto de todos, y menos en apetencias taurinas, que éstas son subjetivas y muy personales.
Acabamos de saber la composición del ciclo de Fallas y ya estamos ojo avizor pendientes de las posibles carencias. No sería justo hablar de ellas en el caso de que las hubiere, que, como siempre, haberlas haylas. Se mire por donde se mire es una gran feria. A excepción de Talavante están los trece primeros del escalafón además de un buen puñado de nombres en auge y de máximo interés.
Se trata de un serial bien estructurado que rendirá homenaje merecido a Enrique Ponce por su vigésimo aniversario de alternativa. Quizá, eso sí, demasiado intenso en número de festejos, pues hay tres jornadas dobles -de mañana y tarde- que pondrán a prueba la devoción de los más aficionados.
Echo en falta a Vicente Barrera, el torero que más veces ha compartido cartel con el de Chiva en Valencia. El empresario no le ha querido dar el capricho de estar presente en la macro-corrida prevista como fin de fiesta para el día 21, esgrimiendo que es fecha reservada únicamente a la primera división del toreo actual. Es cierto que el valenciano no está ahora ocupando el puesto relevante de hace unos años, pero también es incuestionable que todavía conserva nombre e interés y, lo que es más importante, capacidad para seguir triunfando como siempre hizo. Su puesto lo ocupará el mejicano Arturo Macías; ¿de verdad tiene más tirón que nuestro Barrera?
Por otra parte, no hubiese sido nada descabellado guardar un puesto para algún valenciano joven y modesto. Nunca está de más dar alguna oportunidad importante a los menos vistos y más necesitados. ¿Chauvinismo? Puede ser, o quizá utópica esperanza. Sin ocasiones para que demuestren de lo que son capaces nunca lo sabremos.
Pero no siempre nos quejamos de las posibles ausencias. En este caso, a un servidor le produce salpullido una de las presencias: la corrida de Juan Pedro Domecq. Se trata de una ganadería que lleva varios años burlándose vilmente de la afición valenciana. Temporadas en las que ha presentado en el coso de Monleón verdaderos animales escuálidos y aparentemente despuntados; eso sin contar su manifiesta falta de fuerzas y de bravura. Me aseguran fuentes de la empresa que en esta ocasión vendrá bien presentada, aunque yo la hubiese dejado castigada por sus malas calificaciones anteriores.
Pero, siendo justos, y salvo pequeñas apreciaciones particulares, el empresario Simón Casas y su equipo, Enrique Patón y Santiago López, han elaborado un cartel sobresaliente que levantará gran expectación entre aficionados y espectadores. A buen seguro, la plaza registrará grandes entradas prácticamente a diario, y lo podrá ver toda España a través de las pantallas de Canal +. Esa es la razón de que no se anuncie José Tomás, la tele. La Diputación y la empresa valoraron el escaparate que la retransmisión de la feria supondría para la ciudad por encima de la presencia del torero madrileño. Y yo lo veo bien; todo por mi Valencia. Otra cosa sería que el de Galapagar tampoco viniese en Julio.
Marga Ferrer