Una de pactos

Por Óscar Delgado, periodista

No habíamos terminado esta semana de leer la letra pequeña del acuerdo presupuestario entre el PSOE, CC y PNV cuando conocíamos la renuncia del PP a continuar siendo socio de gobierno en Canarias sin que sus colegas vascos hicieran lo propio. Si tan malas son las cuentas estatales para el archipiélago, argumento esgrimido por los populares para irse del Gobierno insular, lo lógico es que también lo sean para Euskadi, aunque parece que en las filas políticas de los principales partidos españoles el ideario de marca se fue al garete hace bastante tiempo, el mismo que ha transcurrido desde que al ciudadano se le dejó de tratar como a una persona en detrimento de una ‘cosa’ a la que se apela para resolver problemas perennes mientras los líderes políticos acuerdan el reparto de la gallina institucional.

Esa ‘cosa’, el ciudadano, incluido de forma refleja en el borrador del guión que el jefe de gabinete de turno redacta al político que ‘da la cara’ ante una cámara con la lucecita de rec encendida para conmover con demagogia, tampoco se ha tenido en cuenta en este debate. Recordemos, si no, ¿cómo es posible que en Euskadi los dos partidos mayoritarios alcanzaran un acuerdo después de que uno de ellos, cuando no había crisis, utilizó el tema de ETA como su principal arma arrojadiza electoral contra su ahora socio?, ¿cómo puede ser que hoy el partido que gobierna Euskadi obvie que sus colegas en la capi salvan su pandero presupuestario alcanzando un acuerdo con el principal partido de oposición a la lehendakaritza?, ¿cómo es posible que su socio de gobierno en Vitoria mire hacia otro lado y siga anclado al poder sin pensar que sus colegas en Madrid han puesto a parir el pacto y que sus amigos canarios han roto un acuerdo de gobernabilidad similar?

Los grandes juntan sus manos siempre que hay chicha de por medio, de ésa que sirve para colocar a gente que en su momento apoyó a fulanito o a zutanito para que hoy estuviera en un cargo de responsabilidad. Mientras, los ciudadanos se quedan en el patio de butacas mirando con gafas 3D tamaña negociación y reparto de sueldos públicos sin oposición, el sellado de gobiernos anti natura o firmas de acuerdos institucionales de poca monta. A la par, el público asistente paga sus trimestres sin que se le perdone ni un decimal, emprende negocios sin el guiño de nadie, sufre un ERE a destiempo, come en un calcetín o paga por adelantado al fisco para que nadie salga perdiendo.
Spain is different.

Óscar Bornay

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